viernes, 24 de abril de 2009

Puzzle (Parte I)


Parte I
Siempre es igual, ir a la escuela, llegar, reporteros. Nada cambia, solamente les importa ser noticia, aparecer, una mención. Después de una larga gira, llegé a mi tortura anual, el colegio. Al llegar, nada cambió. Miles de chicas se acercaban a acecharme. Entré a clase y todo el salón me miró, pero no era una mirada de curiosidad. Por qué me miraban de esa manera? Tan cambiado estoy?
-Chicos, por favor, reciban a su nieva compañera, Madison Stone-me giré para encontrarme con un par de ojos almendrados que me miraban analizando cada una de mis expresiones-y reciban nuevamente al su compañero, el Sr. Jonas-todas las mujeres de la clase soltaron un suspiro, el cuál ya es costumbre.
Me senté en mi usual banco solo hasta que el profesor pronunció aquellas palabras que me sentenciaron:
-Srita. Stone con el Sr. Jonas-sentí los tacos de sus chatitas rozar con el suelo, la silla a mi lado correrse y una mata de pelo rojizo que se sentaba a mi lado.
Su pelo tenía un olor particular: Lavanda y Rosas rojas, una mezcla rara pero si está con las cantidades proporcionalmente justas es perfecta y embriagadora. La clase de trigonometría resultó más monótona de lo normal. No hablaba, era muy callada. Ni una palabra, notaba su miedo y su vergüenza. No podía ver su rostro, su cabellera rojiza cubría todo su perfil creando una barrera protectora entre ambos. La campana se hizo notar, el salón se comenzó a vaciar, quedando solos ella y yo, ambos guardando nuestros útiles en nuestras mochilas. No podía dejarla sola y tampoco podía irme sin escuchar su voz, la cuál me era totalmente desconocida. Por alguna extraña razón, esa necesidad era cada vez más fuerte y me impedía mover mis pies en el suelo. Mi cuerpo no respondía, no tenía control sobre él, hasta que de mi boca surgieron las palabras que me hicieron volver a la normalidad:
-De donde sos?-pregunté en el momento en el que ella estaba a punto de salir. Se frenó en seco y aún, dándome la espalda, me respondió.
-Puerto Rico-contestó al mismo tiempo que giraba para quedar frente a mí. La miré con detenimiento, no se parecía en nada a las personas de aquella isla. Su tez, blanca como la porcelana, sus labios rojos sangre, carnosos y tentadores, los cuáles armonizaban con sus delicados rasgos. Era una chica hermosa, sus ojos almendrados mostraban sinceridad y su personalidad, la cuál era muy difícil de descifrar-ya sé, parezco un extraterrestre al lado de las puerto riqueñas, pero soy descendiente de albinos, por lo que el bronceado no existe para mí-se dio media vuelta para salir del aula. El día transcurrió entre miradas y corridas, estas últimas por parte mía, ya que todas y cada una de las mujeres del edificio, me perseguían y acosaban. Madison, ella pasó con el tiempo a ser una compañera de trigonometría, quién me embriagaba cada vez más con su perfume floral. Los jueves, estaba junto a ella las últimas dos horas, por lo que volvía a mi casa con su perfume impregnado en la ropa.
-Oh dios! Otra vez!-exclamé mientras corría nuevamente hasta el estacionamiento siendo perseguido por fotógrafos y mujeres. Subí a la camioneta donde mi chofer me llevó a mi casa. Mientras me cambiaba, al quitarme el sweater, lo olfateé, sintiendo su aroma, el cuál provocaba una revolución en mis sentidos. Por qué solo ella provocaba esto en mí? Me estaré enamorando?
Los siguientes días, esperaba a que llegara aquel esperado jueves para tenerla a mi lado y sentir su embriagante aroma. Pero ese jueves, algo cambió: Ya no hizo aquella barrera protectora con su cabello, sino que lo recogió en una coleta alta para quedar con su perfil al descubierto. Ese día era práctica, por lo que al ser un desastre en trigonometría, necesitaba su ayuda desesperadamente.
-Madison…te podré…preguntar…algo?-me miró para luego sonreírme.
-Claro, que no entendés?-tan bien me conocía? Yo de ella no sabía nada, era un completo misterio para mí. Le explique mis dudas y con muchas paciencia me explicó todo. En ese momento me dí cuenta de lo que realmente me pasaba por ella, lo que sentía por ella.

Puzzle (Parte II)


Parte II
Ya estábamos llegando a la fecha del baile de primavera. Todas las chicas me acosaban con caídas de ojos para que las invitara, algunas hasta me invitaron ellas! Mi corazón, no quería a ninguna de ellas, solo a la chica que me hace sufrir de arritmia hace meses, que está en cada pensamiento, ella es la causa de muchas letras y poesías que he escrito. Ella sola me cautivó con su mirada y su embriagante aroma, el cuál lo llevo impregnado en la piel. Su voz, dulce y armoniosa, con un toque de campanas.
Hoy faltaba exactamente una semana para el baile. Era jueves. Estaba sentado en la mesa esperando su llegada. Miraba cada dos segundos mi reloj, esperando su entrada. El profesor ya había entrado y tras él, entró ella, con su cabellera levemente ondulada y sus ojos solamente con un fino y delicado delineado.
Se sentó a mi lado, colocando sus libros sobre el banco. Mientras el profesor se dedicaba a completar planilla, tomé valor y giré para quedar frente a ella.
-Madison…-comencé a decir y ella me miró-te quiero preguntar…
-Si?-me miró con un dejo de curiosidad en su mirada. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi tórax. No se en que momento me dí cuenta de que estaba muy cerca de ella. Solo unos instantes mi vista se posó sobre sus labios, mientras colocaba mi mano sobre su suave mejilla, acariciándola. De pronto, me tomó por la nuca y posó sus labios sobre los míos. Su tacto era tan suave y dulce, nada me haría dejar de besarla. No tardé en devolverle el beso., haciendo que me desconectara del mundo por completo hasta….
-Sr Jonas necesita una habitación con la Srita Stone?-ambos nos separamos ruborizados-a partir de la próxima clase, los quiero a 40 centímetros de distancia uno del otro.
-Sí profesor-respondimos al unísono. El resto de la clase ni nos miramos. Sonó la campana y noté como se apuraba a recoger sus libros y útiles, pero la tomé por la cintura antes de que se lograra marchar.
-Madisonquerésiralbaileconmigo?-pregunté rápidamente, por lo que todas las palabras me salieron pegadas unas a otras.
-Que?-me preguntó sin entender.
-Si querés ir al baile conmigo?-dije luego de inspirar sonoramente. Sus ojos se abrieron como platos.
-Estás…hablando…enserio?-dijo sin creerlo.
-Sí, me gustás Madison, mucho-ella me miró impresionada-y quiero compartir contigo mi baile.
-Sí, quiero y acepto-se acercó para darme un beso en la mejilla pero, yo corrí mi rostro para sentir nuevamente sus labios sobre los míos. El beso duró para mí una eternidad, nuestros labios parecían piezas de encastre hechas una para la otra, que habían estado separadas por mucho tiempo y este era el momento de unirse para no separarse más. Ella era mi última ficha del rompecabezas, mi otra mitad. Nos separamos para unir nuestras frentes. En ese momento, sus labios pronunciaron por primera vez mi nombre, seguido por aquellas anheladas palabras:
-Nick, te quiero-para unirnos en un apasionado beso.
The End