
Parte I: “Empty Life”
Alguna vez se preguntaron que es una vida sin amor? Bueno, yo sí. Ser de la realeza no es lo que más me agrada, tener una vida fría, todo consiste en tu imagen y los vestidos que utilices; pero a la hora de amar, nadie sabe como es eso o que es. Nacida en un pequeño país, al que nunca le dan importancia, tener a tus padres obligándote a casarte porque tenes que asumir tu lugar en el trono…es una verdadera tortura. No estoy sola, aunque mis padres no están nunca a mi lado, mi niñera, por así decir, es mi protectora y confidente. En este preciso momento la escucho quejarse porque me tiene que arreglar el vestido de esa noche, había adelgazado nuevamente.
-Rebecca, entiendo que no te sientas cómoda con la decisión de tus padres, pero niña, debes comer! Te va a hacer mal! Si mi hijo llegara a hacer eso…-aquí vamos de nuevo: Denise, mi niñera, tiene un hijo, Joseph de 25 años. Vive con su madre aquí en el palacio y ayuda a los sirvientes en todo, mi padre lo llama un “sirviente más” lo que hace que me hierva la sangre. Joseph es alto, su cabello negro tiene unas leves ondulaciones y sus ojos, almendrados, son la perdición para cualquiera que lo mire. Siempre me ha gustado, debo admitir, observarlo. Con sus 25 años, tiene un cuerpo bien formado, es correcto y ha logrado maravillas con el personal. Mi madre lo aprecia mucho, solo que se arrepiente que sea un simple plebeyo. Odio esta diferencia social, por que gente como Joseph son discriminados, cuando ellos son los que mantienen realmente a la corona y al país? Joe es realmente apuesto, por lo menos desde mi punto de vista femenino, pero no puedo acercarme a él con esas intenciones en mi mente, simplemente lo tengo prohibido.
Notaba que Denise hablaba, pero no la escuchaba, en mi mente se reproducía aquella sonrisa torcida que apenas mostraba los blanquecinos dientes, era irresistible por donde se lo mire y aquí estoy yo, resistiéndome a ella. Deje de soñar en el momento en el que Denise me pegó un grito.
-REBECCA!-di un salto en mi lugar-que sucede? Que es lo que te hace soñar despierta? Últimamente te sucede muy seguido…
-Nada nana, estoy perfecta…
-Hay algún chico?-me dijo esbozando una traviesa sonrisa. Como se dio cuenta? Ella me conoce desde chica, sabe que es lo que me sucede con solo mirarme por dos segundos.
-mmm…ss..ssii-dije tartamudeando.
-Quién es el afortunado? Algún príncipe, conde….?-tu irresistible hijo de 25 años. Ahí aparece mi conciencia, desde que me comenzó a gustar Joseph, ella esta presente todo el tiempo.
-No, es alguien que nunca me podría querer, alguien que nunca podría estar conmigo-dije bajando mi mirada. Note que Denise se acercaba a mí, arrodillándose frente a mí y tomando mi rostro entre sus manos haciendo que la mire a los ojos.
-Estás tan enamorada de él para llorar?-hasta que no lo mencionó no me había percatado: por mis mejillas resbalaban silenciosas gotas de agua salada, dejando un rastro húmedo tras sí.
-Es solo….no importa, olvídalo-dije apartando mi mirada de la suya y secando mis lágrimas.
-Rebecca si realmente te gusta y lo amas, acércate a él…
-ES QUE NO LO ENTIENDES?! Nunca se va a fijar en mí! Soy invisible-me dejé cae sobre el sillón de respaldo alto que se encontraba al lado de la ventana. Al mirar por ella, observé a aquel muchacho ayudando en el tratado de plantas y el traslado de estas al invernadero nuevo. Nana se acercaba, por lo que dejé mecánicamente de mirar por la ventana.
-Como que nunca se va a fijar en vos? Rebecca, no sos hermosa solo por ser la princesa, mírate bien en el espejo…-me tomó de la mano y me llevó hasta el espejo de cuerpo entero que se encontraba al lado de la cama de dos plazas-tu cabello, aquellos ojos verdes…sos hermosa-me miré con detenimiento: mi cabello rojizo como el fuego, mis ojos tristes en esos momentos, verdes; mis rosados pómulos y por último mis labios rosados que se encontraban esbozando una expresión de tristeza acompañando a mis ojos. Nunca me consideré la más bella, ya que para mí la belleza no es lo que importa, sino lo de adentro-Rebecca, cualquier hombre, incluso el personal doméstico, dice que sos hermosa, una mujer que sin duda va a marcar una huella en la historia de este pequeño país. Todos creen en ti…no los defraudes-me dijo sonriente.
-Lo sé, pero es imposible que me guste alguien fuera del ambiente, nunca aceptarían mi decisión.
-Es tu oportunidad para demostrarles que la realeza necesita desesperadamente varios cambios, mostrá la diferencia.
-Gracias nana-le dije dándole un abrazo-me voy a tomar algo a la cocina
-Ok, no te tardes-me dijo sonriente. Me dirigí escalera abajo silenciosamente, no quería que nadie me oyera ni me viera, a decir verdad, no estaba de ánimos para soportar gente haciendo reverencias. Llegué a la cocina, donde de ella se escuchaban las risas de sus ocupantes. Al asomarme, me encontré con Joseph en el centro de un círculo de mucamas, meseros y cocineros, todos riéndose de algo que había comentado.
-Melody, por favor! Es su naturaleza! Ella esta acostumbrada a que todos dancen a su lado, que le hagan todo y no va a faltar que dentro de poco me toque a mí.
-Pero…al parecer tu madre no tiene problema con ella-dijo con sorpresa, Melody.
-Mi madre se encariñó de una imagen, no de la princesa, ella cree que Rebecca-hizo una mueca de asco-es diferente a las demás, pues lo dudo, ella es igual de superficial e idiota que el resto-al escuchar esto, mis ojos se llenaron de lágrimas, tenía ganas de entrar y decirle todo lo que pensaba, pero no era momento ni lugar.
-Shh, Joe, no lo grites, te pueden oír!-le dijo el cocinero más cercano.
-Que me escuchen! Así la princesita sabe que de mi parte no va a obtener nada, yo no voy a bailar su baile ni su ritmo, muy pronto me voy a poder ir de esta porquería.
-A donde irás?
-Me voy a ir a trabajar a otro lugar, hay tantos, solo hay que buscar, no quiero quedarme acá.
-Joe, por ahora limitémonos a trabajar, ya tendremos tiempo de soñar.
-Para ustedes!-exclamó-yo me voy a ir! No soporto los caprichos de ninguno más, estoy cansado de las órdenes, pero lo peor, estoy cansado de la princesita-no quise escuchar nada más, dí media vuelta y antes de que se percataran de mi presencia, me dirigí a mi cuarto, donde Denise me aguardaba.
-Porque te tardaste tanto?
-Me quede observando unos adornos nuevos-mala mentirosa salí. Denise, al parecer se dio cuenta, ya que esbozó una pequeña sonrisa.
-Rebecca no me mientas…viste al chico?
-S…-pero antes de que pudiera responder, la puerta de mi cuarto se abrió para dejar entrar a mi madre. Ella viste con las mejores prendas, con conjuntos perfectos, a su vez se cree perfecta ella.
-Hija, vístete inmediatamente, tenemos asuntos que resolver para antes del baile de esta noche, debes saber cual es tu lugar y cuál es tu deber.
-Ok-si estando en el siglo XXI seguimos siendo como una familia del siglo XV.
-A ver si esta noche te decides por el pretendiente…ya es hora de que lo encuentres-miré a Denise pidiéndole ayuda con la mirada, ella se encogió de hombros y me hizo señas de que siguiera a mi madre hacia el salón donde tendría lugar la tan maravillosa fiesta, esto último sarcásticamente.
Llegamos a donde la fiesta tendría lugar, un amplio salón lleno de ventanales, los cuales contenían pesadas cortinas verde seco, oscuras. Tres arañas colgaban del cielo raso, todas ellas de color dorado y con lámparas de vidrio. Estaba escuchando todos los planes de mi madre, cuando se le ocurre que hay que practicar el baile de pareja, donde conocería a mis pretendientes.
-Rebecca, por favor, derecha!-dijo corrigiendo mi postura-bueno, aquí será donde debes bailar con los pretendientes, tenemos que practicar el baile…-dijo mirando a su alrededor en busca de algo/alguien que le sirviera para ese momento. Al mismo tiempo, la puerta del salón se abrió-JOSEPH!-exclamó mi madre-por favor, necesito tu ayuda…-dijo acercándose a él. Oh no! Exclamé por dentro.
Parte II: “Cry”
-Señora que desea?-le preguntó correctamente. Yo estaba a punto de abalanzarme sobre mi madre para que no hiciera nada, pero no podía.
-Necesito que me ayudes con la parte del baile, es para la fiesta; ya sabes, Beck tiene que bailar con los pretendientes-odiaba que me dijera Beck.
-Claro, dígame que debo hacer…-dijo sonriendo. Falso, hipócrita. Pensé.
-Es simple, necesito que la ayudes a mi hija con la parte de baile-dijo mi madre conduciendo a Joseph hacia donde estaba yo-simplemente que bailes con ella el Valls, puede ser?
-Claro-yo posé por un breve instante mí vista en el joven: lucía una remera color blanca y unos vaqueros con borceguíes negros, todo esto para trabajar en el jardín. A través de su remera se podía observar su bien trabajado cuerpo, hermoso y un crimen para cualquier mujer. De su cuero cabelludo caían gotas de transpiración mojando su remera al pasar.
-Rebecca, por favor…acércate a Joseph para así iniciar la práctica-me ordeno mi madre. De a poco y con cierta timidez, me acerqué a él, mientras Denise no quitaba la mirada de encima de nosotros. Con cuidado, como si fuera porcelana, me tomo de la cintura para acercarme a su trabajado torso. La música comenzó y ambos empezamos a deslizarnos al compás de la música. Sentía su perfume embriagador, que entraba por mis fosas nasales, sus ojos estaban fijos en los míos y su boca estaba esbozando una pequeña sonrisa. Me sentía cómoda en sus brazos como si nadie me pudiera hacer daño, protegida, aunque me odiara, me sentía querida. Raro, no? Parecía como si solo estuviéramos ambos, solos en aquel salón. Noté que en un momento la presión de su cuerpo contra el mío era mayor, al levantar mi rostro me encontré con el suyo a pocos centímetros del mío. Nuestros labios casi se rosaban.
-Srita. Jones, baila usted muy bien-me dijo educadamente.
-Gracias, tu también Joseph-le dije esbozando una pequeña sonrisa-donde aprendiste a bailar?
-Mis padres me enseñaron-notaba las miradas de todos, incluso las mucamas y los meseros nos miraban con una sonrisa en el rostro. Mi madre, estaba seria, implacable, mientras Denise lo miraba a su hijo con sorpresa, al ver como bailaba con la futura reina o, mejor dicho, con quién el odiaba profundamente.
-Creo que a todos les llama la atención verte bailar
-creo que es verme bailar con usted-lo miré sin entender-es raro que baile con alguien que no sea de su status, es la regla que las mujeres futuras a reinas no bailen con plebeyos, como dice la reina.
-Eso no es enteramente cierto-arqueó sus cejas-por lo menos de mi parte. A mi no me importan las diferencias sociales, en especial al ver lo vacía que es la vida de los aristócratas y toda la gente con plata. El amor no se compra, el amor nace entre dos personas, fluye entre ellas, es un sentimiento que se comparte-noté como abría sus ojos con sorpresa.
-Nunca había oído hablar a alguien de esa manera, menos a una princesa.
-Si, sobre todo porque somos superficiales e idiotas, no?-me miró helado. Claro, lo había oído.
-Como piensa eso de…-pero no lo deje seguir, lo interrumpí.
-eso lo piensas tu, Joseph-le dije seriamente-no necesito tu ayuda, no quiero tu ayuda y si te quieres marchar ahora mismo, lo puedes hacer, realmente no me importa en lo más mínimo tu vida-dije soltándome de su agarre-terminaron las lecciones, madre, estoy cansada-dije y antes de que ella pudiera decir algo, me dirigí fuera del salón. Al desaparecer de la vista de los demás, corrí por los pasillos del palacio hasta el invernadero, donde nadie me buscaría y tendría tiempo para estar sola y tranquila. No me interesaba en lo más mínimo si a mi madre le molestó mi actitud, no me quiero casar, por dios! Tengo solo 20 años! No quiero ser reina, solo quiero ser alguien normal, solo quiero llorar tranquila, una vez en mi vida, sin tener a nadie diciéndome que esto no era mi culpa, que era perfecta, que no me confundía. Solo quería llorar. No me importa ser reina, no quiero un casamiento vacía, sin amor, simplemente no quiero un casamiento arreglado. Me quiero enamorar por mis medios, sin intervención de nadie. Lo peor de todo es que me gustaba alguien que me odia, me desprecia con toda su alma.
No se por cuanto tiempo estuve llorando y tampoco me importaba mi imagen, al reaccionar y calmarme un poco, el invernadero estaba en penumbras. Ni un solo sonido, estaba sola. Me levanté de mi lugar para salir de este, cuando escuché tras de mí el crujir de las ramas. Realmente me asusté al sentir que alguien me seguía. Y si me querían hacer daño? Que sucedería? Estaba aún con mi conjunto de pollera y camisa, con un saco haciendo juego a la pollera crema y unos zapatos de taco color beige. Contuve mi respiración al escuchar que nuevamente las ramas crujían, pero lo intenté ignorar para concentrarme en buscar la salida de aquel lugar. Comencé a volver mis anteriores pasos, hasta encontrar la puerta de entrada. La abrí y salí rápidamente por esta, aún sintiendo que me seguían y me observaban. Corrí hasta mi dormitorio, donde me encontré con Denise, retando a Joseph. Nuevamente me escondí, no quería interrumpir.
-Como vas a decirle de esa manera?!
-Mamá, siempre la tuviste en un pedestal, es hora de que te des cuanta de que ella no es lo que parece, es igual a sus padres!
-Joseph, tu no la conoces! Nunca le diste una oportunidad, con solo 20 años, es una persona mucho mas capaz que cualquiera en este castillo, no puedo creer que le hayas dicho de esa manera, ahora sus padres están desesperados buscándola, no saben donde se metió…
-estuvo y esta llorando en el invernadero-dijo como quién no quiere la cosa su hijo.
-Sabias donde estaba y no me lo dijiste?! Que tienes en la cabeza?! No comió en todo el día, debe comer!
-Ahora me vas a decir que esta desnutrida? Por favor!
-Tiene problemas para comer desde que se enteró de que la harían casar a la fuerza, no come nada…tengo miedo por su salud…
-Mamá no te dije nada porque ella por como se la veía quería estar sola, ahora debe de estar viniendo-era él! Él me estuvo observando todo el día! Gritó mi conciencia.
-solo espero que este bien…-comento esperanzada Denise. Creí oportuno aquel silencio para ingresar en el cuarto y verme envuelta en los protectores brazos de mi nana-oh! Dios mío! Estaba preocupada por ti! Que te sucedió? Estás bien?-me pregunto rápidamente. Noté como su hijo miraba hacia el techo.
-Estoy perfecta, gracias-le dije sonriente-por cierto, que hacés en mi cuarto?
-Vine a hablar con mi mamá, princesa-me dijo entre dientes.
-Idiota-dije entre dientes.
-Estuviste llorando?-me pregunto preocupada.
-Estoy bien, vamos que tenemos un baile….
-si, linda a darse una buena ducha-noté que miraba a su hijo-dile a los cocineros que le traigan algo de comida.
-Que se lo pida ella, tengo cosas que hacer…
-Como irte?-le dije de mal modo.
-Si, para no soportarla más!-me dijo exasperado.
-Por favor, se mi invitado a retirarte de mi cuarto-le dije con un ademán de mi mano. Denise nos miraba helada, sin poder entender como nos podíamos tratar de esa manera.
-Con mucho gusto, no soporto a las malcriadas!
-Sos un imbécil Joseph! –Denise se interpuso entre ambos, ya que nos habíamos acercado demasiado el uno al otro, justo en el momento en el que entró mi madre.
-Rebecca! Hija donde estabas?! Por dios! Date ya una buena ducha, tenemos un baile! Tienes que lucir perfecta…
-No voy a ir!-Joseph, Denise y mi madre me miraron helados.
-Perdón?-me dijo mi madre.
-No quiero ir, no me pienso casar, que lo haga otro!
-No me hables en ese tono! Prepárate ya mismo y sin quejas, está claro?!
-No pienso hacerlo, no me quiero casar!-Joseph había alejado a su madre de ambas, para darnos lugar a que nos peleemos. Denise me miraba pidiéndome que me callara, pero ya no podía más estaba a punto de explotar en llanto.
-Te vas a casar sin chistar y no me importa nada sobre lo que pienses al respecto, es la tradición y la vas a respetar como toda la familia.
-No quiero una vida fría como la tuya y la de papá, quiero una vida con amor.
-Eso en este momento y en esta familia no va a pasar, vas a hacer lo que te corresponde y es tu deber para en dos semanas asumir al trono. Está claro?
-No lo voy a hacer, simplemente no puedo hacerlo, no soy para esto-antes de que pudiera decir algo más, me pegó un cachetazo. Del impulso de este, caí al suelo.
-Vas a hacer lo que se te ordene, te guste o no, ahora prepárate, en tres horas vienen los invitados-sin decir nada más, se retiró del cuarto. Note como Denise se acercaba corriendo hacia mí y me abrazaba, mientras yo me dedicaba a llorar estrepitosamente, no podía parar.
-Voy a traerte algo de comer, estas muy delgada, si? Rebecca debes comer…
-Ok-dije aún llorando.
-Ya vuelvo-se fue también por la puerta, dejándome sola en el cuarto con quién otro que Joseph. Perfecto, mi día se pone cada vez mejor.
Parte III: “Masquerade”
Me quedé ahí sentada en el suelo, sin importarme nada. No me importaba que Joseph me viera, no me importaba mi madre, nada ni nadie. Noté que alguien se sentaba a mi lado en el suelo. Al girar mi vista, Joseph.
-Te acercas para criticar?
-No, solamente pensaba en ayudarte a levantarte, pero bueno, si lo tengo que hacer, creo que el golpe estuvo de más-se acercó para tomarme de la cintura y levantarme del suelo. Me coloco sobre este de pie.
-Gracias, Joseph-dije secando mis lágrimas
-De nada-me entregó un pañuelo para que me secara el rostro-creo que la rebeldía no entra en la tradición familiar-comento divertido.
-Quisiera ver que harías si tu padre te pega un cachetazo…-le respondí.
-Esa es la diferencia con tus padres, ellos nunca me pondrían una mano encima-nos quedamos en silencio, un incómodo silencio. Noté que se alejaba de mí, para dirigirse hacia la puerta de entrada-con permiso, tengo deberes que cumplir…
-Claro-dije haciéndole un ademán para que se retirara. Me senté en mi cama, esperando que Denise llegara con la comida y así prepararme para el baile de esa noche.
-Rebecca luces hermosa-me dijo una Denise sonriente. Me dirigí hacia el espejo de cuerpo entero para observarme: tenía un vestido azul francia, la espalda era descubierta y se ataba al cuello, era largo hasta el suelo. Tenía unas sandalias de taco plateadas y un collar con un brillante formando un corazón.
-Gracias nana-le dije sonriente. Mi cabello estaba suelto, con una trencita de cada lado, estilo griega. Me dirigí junto con mi nana, quién estaba con un vestido negro para la ocasión, hacia el baile. En mi interior los nervios eran notorios, hoy me confinarían a vivir toda mi vida con un hombre a quien no amo, un hombre que no he elegido. Al ingresar en la habitación, noté todas las miradas sobre mí, claro habría que aclarar que era una mascarada, por lo que todos deberían llevar máscaras, menos yo. Noté que mis padres, con máscaras también, se acercaban a mí, para tomarme por los brazos y llevarme al centro de la pista.
En cada canción bailaba con un pretendiente diferente, no lo soportaba más, quería que terminara de una vez. Uno de los últimos, para mi mala suerte, me pegaba cada vez más contra su cuerpo.
-Princesa, baila usted muy bien-me dijo con voz rasposa. El hombre tendría unos 50 años, era 30 años más grande que yo!
-Muchas gracias…ahora si me disculpa…-pero no me pude mover ni un centímetro, me pegó aún más a su cuerpo. Yo miré a mi nana pidiéndole ayuda, pero ella no me miraba a mí, sino que hablaba con su marido que había sido invitado también a la fiesta.
-Princesa, es muy bonita, pero en especial lo será el día de nuestra boda-me helé-tu padre ya me dio su consentimiento, esto del baile es solo protocolo, pronto estaremos juntos…ya verás-note que se acercaba a mí, su aliento a alcohol era terrible y asqueroso; no podía soltarme de su agarre. La desesperación me invadió, no podía zafar y no quería que me tocara; al parecer dios escuchó mis plegarias, ya que envió a un ángel a salvarme. Se trataba de un muchacho alto de cabellera oscura, llevaba un traje negro con una camisa blanca y una corbata del mismo color del traje. Su antifaz no me dejaba ver su rostro, lo único que distinguía eran sus carnosos labios y sus ojos oscuros.
-Me permite este baile, princesa?-me dijo interrumpiendo todo el actuar de mi acompañante. Rápidamente tomé su mano para dirigirme hacia la otra punta de la pista de baile. Con cuidado me tomó por la cintura, tocando mi epidermis ya que la espalda del vestido era descubierta. Comenzamos a movernos al compás de la música, note como después de un rato todo el salón de baile nos observaba bailar, incluso mis padres. Notaba la mirada de desconcierto de Denise y no entendía su porque, pero tampoco lo pensaba, solamente me sentía por primera vez en esa noche cómoda bailando con alguien.
-Princesa, luce hermosa, si me permite decirlo.
-Gracias…disculpa, tu nombre?
-Dejémoslo como que fui quien te salvó del conde Burbank-me quede helada. Aquella voz serena la conocía, no sabia de donde, no lo recordaba pero sabía que la había escuchado antes.
-Gracias…como es que no me acuerde de usted? Reconozco su voz…pero no la asocio con el rostro…
-Tal vez es porque nunca prestó atención realmente, le pareció que era una persona no importante…pero usted lo es para mí…-noté que esbozaba una sonrisa, la cual devolví-como es que antes no me había fijado en su hermosa sonrisa? Es usted, hermosa-tomó mi rostro colocando una mano sobre mi mejilla y me dio un beso en mi frente teniendo que agacharse solo un poco, ya que los tacos de mis zapatos me beneficiaban en altura. En ese momento finalizó la canción, por lo que nos separamos; el desapareciendo de mi vista. Mi madre se acercó a mí.
-Rebecca, quien era el apuesto muchacho?-preguntó curiosa como es ella.
-No lo sé…
-No te dijo su nombre?-preguntó extrañada.
-No, dijo que era mejor que no lo supiera, no se porque…-dije con la vista mirando hacia la pista de baile en busca de aquel muchacho de cabello oscuro y traje negro, pero no lo encontraba por ningún lado-madre, me voy a refrescar y vuelvo…
-No te tardes…-le dediqué una sonrisa para dirigirme hacia la salida, intentando pasar desapercibida de la mirada de los guardias de seguridad, estaba cansada de que me siguieran para todos lados. Me dirigí hacia el invernadero, que esta vez estaba iluminado con pequeñas luces amarillas. Dirigí mis pasos hacia un banco próximo a la entrada y me senté con cuidado de no arruinar mi vestido en él. Suspiré repetidas veces, no solo de cansada, sino pensando en aquel muchacho: ¿Quién era él? ¿Por qué no había querido decirme su nombre? Todos estos cuestionamientos se acumulaban en mi cabeza, pero no encontraba respuesta a ellos. Ya sumida en mis pensamientos, escuché el ruido de pisadas cerca de mí. Al levantar mi vista, me encontré con él. Lucía aún más bello a la luz tenue, aquel dejo de oscuridad lo favorecía notoriamente.
-Que haces aquí? Me seguías?-dije parándome de mi lugar.
-Solo vine a meditar y me la encontré sentada en mi lugar-me dijo esbozando una tímida sonrisa la cuál me demostró que en realidad me mentía: me había seguido.
Parte IV: “Nightmare”
Nos quedamos en silencio varios minutos, yo no podía dejar de pensar en su identidad, quién sería aquel muchacho? Por que no quería que supiera su nombre? Sentía su atrayente aroma y no podía evitar sentirme atraída hacia él. Quería sentir sus labios sobre los míos, pero…que pasó con mi amor hacia Joseph? Que va! El te odia, es hora de avanzar, ya pronto no podrás besar a ningún hombre más que a tu esposo…me dijo mi conciencia, lo último con asco. Aunque no me gustara la idea, Joseph no esta interesado en mí, me desprecia y me odia, por lo que yo puedo tranquilamente fijarme en otro hombre. Sentí como aquel misterioso muchacho se acercaba más a mí, pero no quise moverme. En mi interior sabía que Joseph nunca me amaría, que siempre me vería con desprecio, aunque…hoy luego de lo que mi madre me hizo ví cierto atisbo de preocupación en sus ojos, pero no quiero ilusionarme con algo que nunca va a suceder; y aunque lo haga, nunca podríamos estar juntos, es la maldita ley y costumbre familiar de que las mujeres nos debemos casar con adinerados hombres sin importar como sea este. Aquel misterioso muchacho tomó con cierto cuidado mi mano, la cuál descansaba a mi costado izquierdo, para darle un pequeño beso. En mi estómago se produjo una revolución, era como si tuviera un montón de mariposas en él y con sus alas me hicieran cosquillas. Levanté mi mirada hacia su rostro y pude ver que aquellos ojos oscuros brillaban como luces en la noche, haciendo que me hipnotice por completo y no pueda quitar mi mirada de ellos.
-Princesa…es usted hermosa, una bella dama-noté que se levantaba de su lugar, pero sin soltar mi mano aún-su futuro esposo va a ser un hombre muy afortunado-estaba apenado? Mi corazón latía cada vez con más fuerza, golpeando contra mi caja torácica, intentando salir de mi pecho.
-Aún no se ha definido quién será el-dije. Tonta! Simplemente no servís para hablar con hombres, especialmente los que te atraen, ya viste lo que pasó con Joseph! Por más que lo quiera negar, mi conciencia tiene razón: por mi testarudez dejé ir al único hombre que he amado en mi vida. Nunca le pude siquiera demostrar lo que sentía, pero él también es culpable de esto: es prejuicioso y no quiso ver que soy diferente, que no soy esa superficial que él cree que soy. Muy tarde, amiga.
-Si, lo sé-me dijo sonriente-y antes de que se defina…-me acercó de golpe a su torso, para atrapar mis labios con los suyos en un dulce y apasionado beso. No podía creer lo bien que besaba; sus labios, carnosos a la vista pero suaves y dulces al tacto, se movían a un compás inigualable con los míos. Parecían encajar perfecto. Noté que me abrazaba tomándome por la cintura, para más adelante colocar sus manos en mi espalda descubierta por el vestido. Por mis venas parecía correr fuego, no podía dejar de besarlo, era como si en pocos minutos, se hubiera transformado en una adicción para mis labios, una que no podía dejar. Pero…como todo lo agradable, tiene que terminar. Sumidos y todo en nuestro mundo paralelo, escuchamos voces a nuestro alrededor, por lo que nos separamos rápidamente, mirando para todos lados; justo en ese momento entraba uno de los guardias: Dimitri.
-Princesa, la reina la busca desesperadamente, van a anunciar a su futuro esposo-me dijo-quién es usted?-dijo mirando a mi acompañante.
-Van a anunciar con quién me caso? Y quién es?
-Al parecer…Burbank-mi mundo se cayó a mis pies, por completo. No podía creer que existiera aún esas familiar que obligaban a casarte sin un sentimiento. Yo no lo amo! Ni siquiera me gusta Burbank! Es un completo degenerado para mí. Mis ojos comenzaron a llenarse de humedad, pero no podía llorar, debía mostrarme fuerte-princesa, puede acompañarme?
-Sí, claro-me giré hacia el lado de mi enmascarado, pero en su lugar…vacío. No estaba, parecía haber desaparecido por completo, esfumado era la palabra. Me dirigí en compañía de Dimitri de vuelta al salón de baile, donde todas las cabezas giraron hacia mí. Mi madre se encontraba en el altar, lista para hacer el tan esperado anuncio.
-Rebecca, te estábamos esperando-dijo haciéndome un ademán para que subiera a su lado-vamos a anunciar a tu futuro esposo-con mi mirada busqué a Denise, pero solo me encontré con la mirada de su esposo, ella no estaba-el tan afortunado es el conde Burbank-este se acercó con una sonrisa terriblemente horrible, haciendo ademanes en agradecimiento por los aplausos. Yo me sentía desfallecer. Me estaba muriendo por dentro, me consumía la desesperación. Aquel misterioso muchacho…mi nana, todos me abandonaron, quedé sola en esta. No me quiero casar con el Conde! Es lo que menos quiero! Aquel muchacho enmascarado…tan hermoso….nunca más lo vería…mi corazón se estrujó. Estaba intentando no llorar con todas mis fuerzas, pero no aguantaría por mucho más. Sin importarme nada ni nadie, salí corriendo del baile y me dirigí hacia el único lugar donde encontraría a mi nana: mi recámara. Al entrar, estaba vacía. Donde estaba mi nana? La necesitaba mas que a nadie en este mundo, necesitaba sus abrazos, los cuales valían el doble de cualquiera que me de esporádicamente mi madre. Me recosté en la cama y lloré, no solo por incertidumbre sino, porque no vería más a aquel muchacho, me habían confinado a un hombre que no amo y nunca voy a amar. Me destinaron a estar con un completo extraño para mí.
No se por cuanto tiempo estuve derramando lágrimas, ya cansada, con mis ojos hinchados me sumí en un profundo sueño.
Caminaba por un jardín con fuentes, cascadas y una suave brisa que azotaba mi rojizo cabello. Mis pies descalzos sentían la suave hierba rozar en la planta de ellos, caminando tranquilamente. Me encontraba con una bata y un camisón blanco. Lentamente me acerqué hacia el lago para ver mi reflejo en él. Algo en este me llamó la atención: Mostraba una muchacha de cabello rojizo, su miraba contenía un brillo especial, aquellos verdosos ojos parecían brillar aún más que el sol, tenían una felicidad en ellos inigualable. En el momento en el que iba a desviar mi mirada de aquel reflejo, sentí una mano alrededor de mi cintura. Levanté un poco mi mirada y a mi lado me encontré con Burbank, quién me miraba con una sonrisa maligna, no era una sonrisa digamos, alegre, placentera. En su mano tenía algo de plata, no pude distinguir que era, comencé a acercarme, hasta que alguien se interpuso en nuestro camino: Joseph. En ese momento, ví como Burbank blandía aquel objeto plateado, para atacar a Joseph.
-NO!-grité al ver como el cuchillo salía todo ensangrentado y Joseph caía al suelo. Burbank había desaparecido-Joseph!-Me arrodillé a su lado, pero no me encontré con otra cosa que polvo. Miré a mis alrededores y una neblina gris cubría todo el jardín, aquello que había empezado como un sueño, en el momento en el que Burbank apareció, se tornó una pesadilla.
Me desperté totalmente cubierta de sudor, no podía dejar de transpirar y lloraba nuevamente. Noté que a mi lado había movimiento. Al encender la luz de mi velador, mi nana estaba a mi lado y me miraba preocupada, mientras intentaba calmarme.
-Rebecca, fue solo una pesadilla…-pero esta continuaba, que hacía ella con ropa de viaje?
Parte V: “These four walls”
-Nana? Te vas?-dije levantándome de mi lugar y acercándome a ella.
-Sí, Rebecca, tu madre piensa que ya no me necesitas más, hoy mismo te vas a casar.
-QUE?! No! Por favor, nana no me dejes! No quiero casarme! Por favor!-dije arrojándome a sus brazos y llorando. Ella me abrazó como siempre suele hacer. Es como la madre que nunca tuve, ella me crió más que mi propia mamá.
-Rebecca, es tu obligación como princesa, solo lamento que tenga que ser con alguien que no amas.
-Nana, por favor, no te vallas…sos la única que me entiende, sos mi mama-ella tomó mi rostro entre sus manos-no quiero ser princesa.
-Rebecca, tienes la oportunidad en tus manos de cambiar esto del casamiento y la infelicidad…
-Pero tengo que ser infeliz yo para que algo cambie?
-No lo se…Rebecca, se la mujer que se que eres…te quiero mucho-me dio un último abrazo para salir de la habitación. Fuera pude observar que la esperaba Joseph con las maletas hechas. Me levanté y corrí hasta la ventana, para ver como mi nana partía para no volver en el auto de su marido.
Este iba a ser el peor día de mi vida. Para que no pudiera escapar, me pusieron al cuidado de dos mucamas, las cuales se encargaron de vestirme especialmente para la fecha. Tenía un vestido blanco, largo hasta el suelo, se ataba al cuello y tenía un importante escote pero no era provocador, tenía zapatos blancos con taco y mi cabello rojizo se encontraba peinado con leves hondas y decorado con trenzas a ambos lados de mi cabeza. Miré mi reloj, quedaban 15 minutos para que comenzara todo, por lo que decidí que era hora de hacer algo por mi vida. Me acerqué hacia la mesa, donde estaban todos los regalos, entre las cosas, vajilla de porcelana y accidentalmente tiré todo al suelo.
-Ay chicas lo siento mucho en verdad!-dije poniendo mi mejor cara de inocente. La atención de ellas se centró en limpiar todo el desastre que había causado, por lo que sigilosamente me dirigí hacia la salida de mi cuarto y de ahí tomé el atajo hacia la biblioteca, donde estaba la salida más próxima y por la que de pequeña me solía escapar para ir a dar largas caminatas por el bosque y luego volver. Solo que esta vez no habría regreso. Sabía que tenía que hacer. Mi destino no estaba entre las paredes del palacio, sino fuera de estas, en el exterior, feliz con la persona que realmente amo. Sé que a aquel enmascarado muchacho no lo veré más, pero hay otros hombres y mucho mejores que Burbank. Corrí todo lo que mis pies me daban, con tacos y todo, hasta encontrarme sumida en las espesuras del bosque, ya bien adentrada, encontré un tronco para sentarme y descansar. Escuché que un arroyo corría cerca, me moría de sed, estaba cansada de correr; me quité los zapatos de taco, para quedar descalza en la húmeda tierra. Dí un largo suspiro, para luego tomar los zapatos y levantarme de mi lugar. En ese momento escuché el crujir de ramas y en mi mente se formó la terrorífica idea de que me habían encontrado. Me levanté rápidamente y corrí a guarecerme entre los arbustos. No me importaba en lo mas mínimo el vestido, solo quería escapar. Pero me confundí, no eran pies humanos, sino patas de un caballo, que se dirigió al parecer hacia el curso de agua. Miré mi aspecto al llegar hacia el río: Los brazos sucios de barro, mi pelo enmarañado, el vestido marrón, ya no blanco, marrón y mi cara totalmente manchada. Decidí que era hora de darme un pequeño chapuzón.
El agua era cálida, rica se podría decir, me hacía sentir limpia. Me dediqué a nadar, solo un poco, en ese momento, miré hacia la orilla, al sentirme que ya no estaba tan sola como creía. Al salir hacia la superficie, tuve que ser bastante rápida y cubrir mi torso, ya que aún contenía mi prenda inferior conmigo.
-Qué haces aquí?!-exclamé mirando al muchacho que tenía mi vestido entre sus manos.
-No, la pregunta es que haces tu aquí, princesa?-dijo acercándose, por lo que yo me cubrí aún más-no era hoy el real casamiento? Que paso? Te agarraron los nervios prenupciales?
-Que tal si te vas a molestar a otro lado Joseph?-noté que sonreía con malicia y a su vez se acercaba a mí cada vez más y yo retrocedía ingresando nuevamente en el río.
-Princesita, este no es mas tu mundo, acá estas en el territorio ajeno, o sea, mío-noté que se quitaba la cazadora de cuero y los borceguíes, para luego de sacarse los calcetines, adentrarse en la corriente.
-Joseph, QUE SE SUPONE QUE HACES?!-le grité esto último, mientras llegaba frente a mí y me miraba de arriba abajo.
-Me doy un chapuzón?-dijo como si le hablara a una deficiente mental-princesa, creo que tiene que volver hacia su palacio, el futuro rey la espera-Dijo mientras se sumergía totalmente en el agua, haciendo que su camisa se mojara por completo. Cuando salió a la superficie, creí morir: la mojada tela se adhería perfectamente a su torso, marcando su bien definida musculatura y haciendo que tuviera que controlar mis impulsos para no abalanzarme sobre él. Que me sucede? Es insoportable y me odia, no puedo creer que realmente me fije en él. Con cuidado, me alejé de él, para salir a la orilla y, luego de apartarme de su mirada, colocarme nuevamente el vestido, pero sin los zapatos. Tomé los extremos, ya embarrados, para seguir con mi camino, pero me fue imposible, ya que alguien me tomó desde atrás, mojándome por completo.
-No pensará irse, cuando no conoce absolutamente nada, menos el camino, no?-su frío aliento rozaba la piel desnuda de mi cuello, haciendo que un cosquilleo se produzca en mi estómago.
-Donde pretendes que vaya, Joseph? De vuelta? Ni lo sueñes!-me removí en sus brazos, pero solo logré que nos cayéramos nuevamente al agua, esta vez, mojando todo el vestido. Me logré zafar de sus brazos para intentar salir del agua, solo que esta vez cargaría con el peso de las capas de tul, las cuales mojadas son realmente pesadas-genial! Ahora tengo el doble de peso! Maldito vestido!
-Que tal si vienes a verla a mi mama, ella te va a poder ayudar y por ahí te hace entrar en razón con respecto a que tenes que volver a tu ambiente y dejarnos en paz-lo miré.
-Sos bipolar?-sus ojos se abrieron demostrándome cierto desconcierto-en un momento me tratas bien y para el otro ya me estas tratando como si fuera una basura de la calle y, aunque este en “tu territorio”, sigo siendo una princesa, por lo que merezco respeto, el cuál yo siempre te di.
-Wow Jonas, ahora secuestras princesas?-en ese momento Sucedieron varias cosas a la vez. Primero, Joseph me apartó de la vista del recién llegado, un muchacho rubio de ojos claros, delgado que miraba con malicia a mi acompañante y a mi como si fuera algo comestible. Segundo, el extraño avanzó, solo unos pasos, para quedar frene a nosotros. Tercero, noté como todo el cuerpo de mi acompañante se tensaba. Realmente estaba nervioso y se contenía de atacar a aquel extraño.
-Brandon, este no es momento….-pero fue interrumpido
-por que? Aún no hiciste nada con ella? Sabemos muy bien lo que habría que hacer con la princesita…-dijo mirándome con malicia, a lo que yo retrocedí aún más-ella no pertenece a este lugar, ella pertenece a su palacio con sus sirvientes, a los cuales los tratan peor que a una rata de calle.
-Brandon, este no es momento para discutir…
-Mi padre esta involucrado en su búsqueda…-ahí lo reconocí: el es el hijo del jefe de custodia del palacio, siempre fue bastante insoportable, tiene la misma edad de Joseph y Denise siempre me contaba que se peleaban por una chica, pero nunca me dijo por quién. Pobre muchacha, tener que elegir entre ellos dos! A su vez sabía como continuaba todo: Brandon había entrado a trabajar en el palacio, pero mi madre con sus malditos tratos lo degradó a una rata de calle, lo que llevo a que se lo llevaran preso por intentar atacarla.
-Tu eras el que atacó a mi madre!-exclamé. En ese momento, Joseph me empujó, haciendo que caiga al suelo, mientras observé como tomaba a Brandon, quién se había abalanzado sobre mí.
-BRANDON! Tranquilízate! Ella no tiene conciencia de lo que dice, vive en una burbuja….
-Pero es hora de que entre al mundo real-lo empujó y se acercó a mí, para tomarme de los brazos y levantarme del suelo, elevándome en el aire, solo unos centímetros de tierra firme.
-Suéltame! Tarado! Suéltame!-dije removiéndome en sus brazos. Al ver que no lo hacía y que mis brazos me dolían cada vez más por la fuerte presión que ejercían sus manos, le pegué una patada en la pierna, haciendo que me suelte. Mientras se tomaba la pierna por el golpe, aproveché para alejarme lo más posible, pero tampoco pude mucho, ya que Joseph me bloqueó el camino-dejame pasar!
-No, es hora de que sepas lo que realmente pasa….
-Para que?! Para recibir insultos de su parte, verme degradada!
-Por lo menos estarías experimentando un poco de tu propia medicina!-me grito el muchacho rubio.
-Ustedes se creen que la vida en la realeza es tan fácil, pues noticia de último instante: NO LO ES!-dije sentándome en la tierra-se quejan de todo, pero saben lo que es que su propia madre los abofetee enfrente de cualquiera porque no quieren seguir con la tradición familiar?-ambos se miraron helados-CLARO QUE NO! Yo soy la imbécil y tarada princesita que creen que es una muñeca y que la pueden pasar por arriba, a mi me importan un bledo los status sociales nada más quiero respeto!-me paré y tomé a Brandon de la chaqueta-vida fácil? Pues te comento algo: este vestido que tengo puesto no me lo puse porque me gustó el diseño, me obligaron y me quieren hacer casar con un conde de 50 años porque es la tradición familiar que me case a los 20, no les importa nada de lo que piense, solo la tradición. Saben lo que los envidio por tener la libertad de elegir? No, claro que no-lo solté-en vez de perder el tiempo peleando, buscando formas de venganza, aprovechen su libertad, no la desperdicien en lastimarme más a mí. Y sí, yo también la odio-dije para concluir y sentarme en la fría tierra.
-A quién odias?-me preguntó Joseph.
-A mi madre-a ambos los ojos se les salían de órbita-ella nunca me crió, fue más mi nana mi mama que ella, nunca palabras de afecto, solo ordenes, no saben cuanto envidio sus vidas….-dije y por mi mejilla resbaló una lágrima. Aquellos muchachos se miraron para luego acercarse a mí. Ambos se sentaron a mis costados y me miraban con preocupación, mientras cruzaban una pequeña mirada con un atisbo de arrepentimiento.
-Rebecca…te voy a llevar a que veas a mi mama…ella te extraña horrores…-dijo Joseph mientras se levantaba de su lugar-vienes?-dijo extendiendo su mano hacia mí. La tomé y sentí como su cálida piel rozaba con la mía dándome una pequeña descarga. Brandon también se había parado, pero miraba a Joseph con envidia? Esa era la palabra? No es solo mi imaginación.
-Gracias-dije a ambos, ya que al estar tan mojado el vestido tuvieron que ayudarme los dos a que me parara.
-Vamos que está anocheciendo-en ese momento mi estómago rugió-me parece que tienes hambre-comento divertido.
-No he comido en todo el día…
-Entonces es mejor que vallan yendo-dijo Brandon-yo no le diré nada a mi padre que te he visto, no tendrás que regresar al palacio si no quiere, princesa-dijo esbozando una pequeña sonrisa.
-Gracias-esperé a que Joseph se calzara nuevamente para dirigirnos juntos hacia su casa. En mis manos estaban los zapatos, ya que no podía dejar rastro sino, me encontrarían y de vuelta a las cuatro paredes.
Parte VI:”Just the beginning”
Joseph me condujo por entre la maleza, debíamos evitar los caminos para que no me reconocieran, a parte demasiado obvio reconocerme con aquel vestido. Era bastante difícil caminar con aquellas capas de tul aún mojadas, pesaban demasiado. Al parecer, al no tener experiencia en lo absoluto y ser tan torpe, me tropecé con una raíz que había de un árbol. De no haber sido porque mi acompañante me atajó, me abría estampado contra el suelo.
-Gracias-le dije sonriendo. Ví en su rostro un cambio hacia mí…aún no sabía de que se trataba, pero pronto lo averiguaría. Noté que me soltaba nuevamente, para seguir nuestro camino hacia su hogar. El camino era silencioso, ninguno de los dos emitía sonido alguno, hasta que llegamos a un claro. En él, había una hermosa casa de dos pisos al estilo cabaña. Sin duda un bello hogar. Noté que Joseph se apuraba al llegar, pronto me dí cuenta de la razón: Estaba empezando a lloviznar. Al entrar, el calor hogareño chocó contra mi piel. Me intenté secar lo mejor posible mis mugrientos pies, pero no di ni un paso ya que la voz de Denise se escuchó cercana. Joseph estaba cerca de mí, pero no me tocaba ni un pelo.
-Joseph, volviste?-al verla, mi corazón volvió a latir tranquilamente, sentía que estaba en casa-como puede ser que hayas desaparecido todo este tiempo?! Estaba asustada! Pensé que te….-se heló al verme a mí en aquel deplorable estado.
-Mamá, la encontré nadando en el lago, se escapó-dijo mirándome y analizando mi rosto y cuerpo totalmente cubierto por barro y pasto. Noté que su vista se posaba por una milésima de segundo en el escote del vestido y me sonrojé levemente.
-Rebecca, que haces acá? Que paso?
-Me escapé, nana ya no aguantaba mas estar ahí, sentirme confinada a ese hombre que ni siquiera lo conozco.
-Ven, te puedes quedar acá, pero tendrás que usar la ropa que tenemos…
-no importa…mejor-le dije sonriendo. Quería abrazarla, pero me pareció que no era conveniente totalmente sucia y llena de barro.
-Podrás dormir temporalmente en el cuarto de Joseph, mañana te preparo el de huéspedes
-Muchas gracias…-rugió mi estómago.
-Creo que es hora de que comas algo…primero dúchate-me condujo escaleras arriba, donde me llevó hasta el baño, me dejó unos shorts y una camisa, aparentemente de Joseph. Me bañé y cambié con las prendas que me precisó Denise, para dirigirme escaleras abajo, donde escuché la plática que tenía Joseph con su madre.
-Joseph, donde la encontraste?
-Estaba nadando en el río cerca de la casa de Brandon….
-Decime que no la vió!
-La vió, pero al parecer dijo que no va a decir nada,
-Esperemos que sea así…hijo hay algo que debo preguntarte…le contaste la verdad sobre la rivalidad entre vos y Brandon? Ella sabe algo?
-No y no le voy a decir, ella no es nadie para mí-esto hizo que mi corazón se estrujara por completo formando un nudo en su lugar. Entré en el comedor, como si nada sucediera, noté las miradas de ambos sobre mí, pero decidí ignorarlas. No quería que se dieran cuenta de mi sufrimiento.
-Rebecca, deseas comer algo?
-Claro, gracias-dije sonriente. Intentaba ocultar lo que anteriormente había escuchado, no quería que notaran mi dolor. Denise me condujo hasta la cocina, donde vi como servía en un par de platos un poco de pasta. Cocinar no era mi fuerte, pero si me permitían quedar por un tiempo, ayudaría en todo lo posible.
-Nana, deseas ayuda?
-No, por favor, sos mi invitada…
-No, soy la que se refugia de que la encuentren, la que se esconde de todo…nana, por lo menos déjame pagarte este favor con mi ayuda-le dije sonriente.
-Bueno….mañana puedes ayudar a Joseph con los caballos, ahora solo come algo, me dijo que no has comido nada en todo el día.
-Gracias-dije tomando ambos platos para dirigirme de vuelta al comedor. En el estaba aquel muchacho de ojos almendrados sentado en una de las sillas. Su vista se posó en mí, notaba su cambio, como le impresionaba verme con otras prendas que no sean las que me dan en el palacio-aquí tienes…-dije colocando el plato frente a él.
-Gracias-me senté frente a él. Ví como comía, en verdad comer pastas no es lo mío; me dí cuenta ya que Joseph al mirarme se empezó a reír.
-La pasta no es lo tuyo-dijo entre risas, mientras se acercaba a mí con una servilleta en su mano.
-Tanto se nota?
-Solo un poco-se acercó y limpió mis labios con aquel trazo de tela. Su mirada, al retirar la servilleta, se posó en mis labios, noté como los miraba fijo, pero en vez de acercarse, se dirigió de vuelta a su asiento. Parecía tener una lucha interna, en el momento en el que iba a hablar, Denise apareció para ofrecernos algo más de comer.
-No gracias, a decir verdad, estoy cansada-dije en un bostezo y me tape la boca.
-Entonces, Joseph, por favor condúcela al cuarto…-miró a su hijo, quién me miraba fijo.
-Claro-dijo sacudiendo su cabeza-vienes?-dijo haciendo un ademan con su mano para que lo siguiera. Nos dirigimos nuevamente escaleras arriba, donde me condujo por un pasillo lleno de puertas y con las paredes de madera. Entramos en la ante última puerta. Al ingresar, lo primero que observe fue la cama tendida desprolijamente y el diván al lado armado perfectamente, ni una sola arruga.
-Espero que estés cómoda-dijo señalando el diván.
-Gracias, Joseph, muchas gracias por la ayuda-le dije esbozando una sonrisa. Me dirigí hacia el diván sin esperar una respuesta por parte suya, mientras el se dirigía hasta el placar para sacar una remera y un short. Los tomó para dirigirse hacia el baño y cambiarse. Al rato apareció ya cambiado para dirigirse hacia su cama, mientras yo me acostaba en el diván.
-buenas noches Joseph
-buenas noches…princesa-dijo para apagar la luz. Ahí volvió la pesadilla anterior. Otra vez llegaba a la parte en la que a Joseph lo apuñalaba Burbank, pero esta vez me desperté gritando, llorando y bañada en sudor. Al mirar hacia mi costado, Joseph estaba ahí y me miraba preocupado. Solo atiné a arrojarme en sus brazos antes de largarme a llorar desconsoladamente. Este era solo el comienzo.
Parte VII:”Don’t go breaking my heart”
-Tranquila, todo va a estar bien…-repetía una y otra vez abrazándome, mientras con mis lágrimas mojaba toda su remera. No podía parar de llorar, aquel miedo de cerrar los ojos era enorme e incontrolable. Sentía que entre sus brazos estaba segura, por lo menos por un rato. Luego de pasado un tiempo, me separé de él, al notar en que posición me encontraba: estaba sentada sobre sus piernas, abrazándolo por el cuello como una nena pequeña cuando tiene una pesadilla.
-Yo…lo siento…no quería incomodarte…-dije separándome de él.
-Eh…no…está bien…solo era un…mal sueño….-dijo levantándose de su lugar y volviendo hacia su cama de dos plazas.
-Gracias Joseph, perdón por el susto-dije sonriéndole mientras me dirigía hacia debajo de las cobijas nuevamente.
-No hay problema, solo espero que ahora sí duermas tranquila-esto fue lo último que escuché hasta el otro día cuando su despertador sonó. Lo apagó para estirarse y salirse de la cama. Noté que se dirigía hacia el baño, por lo que me di media vuelta en la cama y seguí durmiendo hasta que sentí como mojaban mi cara-JOSEPH! QUE SE SUPONE QUE HACES!? –exclamé enojada al verlo que tenía un vaso vacío en sus manos, el cual había vertido anteriormente en mi rostro.
-Solo te despertaba-dijo sonriente. Me levanté para, luego de pegarle con una almohada, dirigirme hacia el baño, donde me asee para salir nuevamente. Me helé en la puerta al ver la imagen frente a mí: Joseph en jeans con el torso al descubierto, simplemente un crimen.
-Eh…yo…mejor voy bajando…-dije pasando por su lado, antes que pudiera seguir, me tomó del brazo para hacer que quede pegada a su torso-Joseph suel….-pero no pude seguir, ya que posó sus labios sobre los míos. Aquellos labios yo los conocía….ERA EL ENMASCARADO! Él era el único que sabía a donde iba yo cuando quería estar sola, el solo podía saber como apartarme de Burbank…aunque mi mente me decía que parara el beso para pedir explicaciones, mi cuerpo quería seguir. Sentía que, por primera vez, era correspondida por alguien. Sus manos pasaron a enroscarse en mi cintura, mientras las mías a enredar mis dedos en su sedoso cabello y dar de a ratos unos leves tirones. Su lengua batallaba con la mía, no se sabía cual sería la vencedora, mientras que por mi cuerpo corría aquel fuego abrasador del que siempre hablan en los libros románticos. El calor que solo se siente con un verdadero beso. De a poco sentí como retrocedíamos hasta caer ambos en su cama, quedando yo debajo de su anatomía. Nos besábamos con pasión, pero el aire de nuestros pulmones cada vez era mas escaso, por lo que nos separamos solo para recuperar el aliento, pegando nuestras frentes-vos eras el enmascarado? Me besaste!?
-No podía ir como yo, nunca me hubiera aceptado-lo tomé por la nuca y atraje sus labios a los míos para darles un apasionado beso. Sorprendido y todo me lo siguió, mientras sus manos pasaban a acariciar mi espalda por debajo de la camisa. Esto hubiera pasado a mayores, de no ser porque se escucharon insistentes golpes en la puerta del dormitorio. Nos separamos de golpe, Joseph se colocó una musculosa con una camisa a cuadros sobre esta y abrió la puerta, para dejar ver a mi nana en camisón.
-Venía a despertarlos….Rebecca, tu madre me estuvo llamando-mi respiración se paralizó-no le dije que estabas acá ni tampoco que te he visto.
-Gracias nana-la abracé-yo…voy a buscar a donde irme, no quiero meterlos en problemas…
-NO! Rebecca, no voy a dejar que te vallas, no conoces nada, te puede pasar de todo…para tener 20 años no tienes experiencia en muchas cosas…no quiero que se aprovechen de ti.
-Gracias, pero…
-Pero nada, ahora bajen a desayudar-miró a su hijo-Joe ella te va a estar ayudando hoy con los caballos
-Ok-Denise, antes de retirarse, me dio una solera azul con flores blancas.
-Para que te puedas cambiar y ponte esto de calzado-me dio unas zapatillas estilo converse.
-Gracias., nana, como voy a poder pagarte esto alguna vez?
-Siendo la persona que sos-me dio un beso en la frente y se retiró del cuarto cerrando la puerta tras de sí. Con prendas en mano me dirigí al baño para cambiarme. Me hice una trenza cocida en mi pelo y salí hacia el cuarto, encontrándome sola en él. Joseph se había ido.
Ya en el descanso de la escalera, escuché otra charla de mi nana y su hijo:
-Joe, que sucede? Te veo distante…
-Estoy bien…no te preocupes
-como durmieron anoche?
-Bien, ella…esta teniendo pesadillas, ayer a la noche se levanto llorando de una pesadilla…se la veía mortificada. La tuve que consolar…
-Le voy a decir que duerma en mi cuarto, tu padre aún sigue de viaje…
-No me molesta en el cuarto…
-Yo solo decía, como te molesta tanto ella…
-Ahora no tanto…-decidí bajar hasta llegar a su lado.
-Perdón la demora-noté la mirada de Joseph sobre mí, lo cuál hacia que cada vez estuviera más nerviosa. Nos sentamos a la mesa para desayunar los tres, Denise se la pasaba preguntando si estaba cómoda en aquel cuarto y todo el tiempo le respondía que sí. Ya marcadas las 9.00AM, me dirigí junto a Joseph a ver los caballos. Al verlos me recordaba cuando me habían enseñado equitación de pequeña, aún no lo olvidaba. Una mano en mi mejilla hizo que saliera de mi ensimismamiento, para posar mi vista en aquellos almendrados ojos que tanto me gustan.
-Luce hermosa-me dijo acariciando mi mejilla. Noté que de a poco iba acercando su rostro al mío, pero antes de que nuestros labios se rozaran, una voz masculina nos interrumpió.
-Joe!-nos separamos, Brandon-princesa-dijo haciendo una reverencia, mientras mi acompañante miraba hacia el techo-luce hermosa.
-gracias a ambos-Brandon me miró confundido-Joseph me lo dijo hace unos segundos atrás-le dije esbozando una pequeña sonrisa, mientras Joseph me miraba sonriente-bueno, en que puedo ayudar con los caballos?-dije mirando a mi moreno acompañante.
-Sí, vamos a cambiarles el agua y a cepillarlos-comenzamos con el agua. A mi me toco cambiársela a una yegua que estaba embarazada y no le faltaba mucho para tener cría. Noté que se acercaba para oler mi mano, por lo que luego de un rato comencé a acariciarla. Su pelo, suave al tacto, era blanco como la nieve, sus ojos marrones tan hermosos y expresivos me miraban como expectantes. Hacía tanto que no tocaba un caballo, desde pequeña que por ser una princesa no me dejaban ensuciarme mis manos…por eso siempre fui tan desastrosa en todo lo que hacía.
-Parece que le agradas a Scarlet-comentó sonriente Brandon, a su lado, apareció Joseph.
-No es común que se lleve bien con mujeres…a mama no la soporta….
-Menos a Clarissa-yo miré a Brandon cuando mencionó a la muchacha. Clarissa era alguien que yo conocía…ella era mi prima. Nunca nos llevamos bien, ella odiaba que yo sea la princesa, la heredera, ahora sería su turno de tomar el trono y hacer lo que quisiera con él. Hacía cuatro años que no sabía nada de ella, se habían peleado mi madre y mi tía, por lo que no nos vimos más. Tenía entendido que vivía cerca de la casa de nana, pero nunca supe bien donde.
-Clarissa?-pregunté mirándolo a Joseph.
-Eh…si….
-Joe, como no le hablaste de tu novia?-en ese momento mi corazón se paró, Novia? Mi prima salía con el muchacho del que yo estoy enamorada? Mis ojos se llenaron de lágrimas. Aquel beso, en el que yo había sentido que me entregaban todo el amor y cariño, era en realidad, un beso sin sentido…él no me quería a mí. Menos con Clarissa de por medio.
-Brandon, me dejas a solas con ella? Ya!-fulminó con la mirada a el interpelado y este, luego de una reverencia, se retiró del establo.
-Joseph…no tienes por que darme explicaciones…-dije con la voz tomada, mientras retrocedía alejándome de su lado y acercándome a donde estaba el blanco caballo. Acariciaba su lomo y su abultado vientre, mientras le pasaba el cepillo por su pelaje.
-Ella es mi novia de hace tres años, mi madre ya quiere que nos casemos
-Seguro van a tener una muy linda familia-comente aguantándome las lágrimas, no quería que me viera llorar. Menos por él. Mi corazón ya estaba completamente destrozado. Sentí que se acercaba a mí, pero lo ignoré continuando con el cepillado.
-Princesa, yo…-en ese momento Scarlet me empujó, haciendo que caiga hacia atrás, por ende cayera sobre Joseph, con quién fuimos a parar dentro del recipiente para agua, el cual era una especie de estanque para ambos. Estábamos completamente empapados, al levantarme, Joseph estaba debajo de mí.
-Scarlet!-la reprimió el muchacho-Princesa lo siento mucho yo….
-No importa, a cualquiera le pasa-noté que se acercaba a mí, tomándome por la nuca y posó sus labios sobre los míos para darme un apasionado beso, el cuál como todo, fue interrumpido por unos gritos.
-PRINCESA?! JOSEPH QUE HACES BESANDO A MI PRIMA?!-nos separamos, cayendo nuevamente, por el susto, en la fuente de agua.
Parte VIII: “Fury”
-Clarissa?-pregunté asombrada al ver su cambio. Una muchacha de cabello lacio rubio como los rayos del sol y ojos celestes nos miraba a ambos con enojo, pero en especial a mí-que haces aquí?
-QUE TE PARECE QUE HAGO?! VINE A VER A MI NOVIO! Y que pasa? Lo encuentro BESANDOTE A TI!-dijo y me empujó lejos de Joseph-como podes besarla a ella!? JOE! Porque?-dijo entre lágrimas.
-Clar, por favor…solo…-se acercó a ella, mientras yo veía como mi prima se las ingeniaba por hacerle todo el juego de pobrecita y que él vuelva a su lado.
-NO! ándate con ella! Déjame sola!-yo estaba a punto de decir algo, pero era caso perdido, por lo que me levanté y me dirigí fuera del establo, no soportaría esto frente a mí. No por no estar en mi palacio quiere decir que no merezco respeto, solo quiero que me respeten como a una persona, pero con Clarissa, es imposible. Me dirigí hacia una parte del parque apartada, donde daba el sol, de manera tal que mi ropa se secara. Me senté en las raíces de un sauce, donde luego de un rato me quede dormida. Me desperté al sentir que alguien acariciaba mi cabello. Al girarme, una nena de unos cinco años me miraba sonriente.
-Princesa…debe volver a su casa, sus padres la necesitan, su tío no debe tomar el trono y menos Clarissa, ya sabe lo que va a pasar con la gente del lugar, con Joe…
-Yo a él no le importo en lo más mínimo, la única que le importa es ella…-la nena de cabellos dorados como el oro se paró y me extendió su mano, la cual tome para levantarme de mi lugar.
-Necesito que veas como va a ser….-no me soltó de la mano, sino que me condujo hasta el linde con el bosque para hacerme adentrar en él, pero no aparecimos entre los árboles, sino en un salón de baile, especialmente preparado para una coronación.
-Donde estamos?-le pregunté a la blonda niña.
-Ya lo verá princesa…-me hizo seguir caminando hasta llegar a donde estaba toda la muchedumbre, entre las cabezas pude distinguir en el altar a Clarissa, usando un vestido especial, utilizado en la familia solo para coronar a las mujeres.
-Que hace Clarissa con eso?-dije extrañada, en eso veo que unos guardias traen a una pareja, que reconocí enseguida: Mis padres-NO!-pero nadie me escuchó, pronto lo comprendí, para ellos era un fantasma.
-Estamos aquí reunidos hoy, para coronar a Clarissa Harrison como la nueva reina de este hermoso país. A su vez, para sentenciar los años de prisión para los anteriores reyes-la gente reunida aplaudió por la sentencia.
-Como todos sabran, la princesa Rebecca Jones ha sido encontrada muerta el domingo de la semana pasada-anunció Clarissa
-Rebecca Jones que en paz descanse-mi sangre se heló. Me había muerto? Que había pasado.
-Ahora, solo queda rezar porque ella encuentre el camino hacia la luz y seguir adelante con este país, a su vez, quiero anunciar que no estaré sola en esto-dijo mirando a todos con una sonrisa de suficiencia-por favor, aplaudan a mi marido, Joseph Jonas
-QUE?! NO, POR FAVOR NO!-grité, mientras veía que un demacrado Joseph subía al escenario. Miré con desesperación a aquella nena que me había traído a mi peor pesadilla, mientras mi prima era coronada y mis padres sentenciados a una vida de cárcel. Sentí los fríos dedos de la pequeña, que me arrastraban hacia la salida y me encontré en un claro en el bosque. Me dirigí hacia un tronco caído en el suelo para sentarme en él y derramar mis lágrimas con tranquilidad-por favor, decime que esto no va a pasar….
-Me llamo Lucy, soy el espíritu del futuro, pero solo tu me puedes ver…tengo encomendado hacerte ver que es lo que sucederá si dejas que tu prima gane todo…
-Voy a perder a Joe, a mis padres y el reinado…todo…
-Puedes cambiarlo, es un futuro aún no terminado…
-Que me pasó? Por qué morí?
-Te mataron en un parque en el cual estabas con Joseph, por defenderlo de Burbank….
-Va a suceder?
-Si te despiertas ahora y gritas por Joe, no-la nena se desvaneció. Había sido todo un sueño. Al abrir los ojos, ya era de noche. Escuché que me llamaban e hice lo que Lucy me indicó.
-JOE! JOE!-grité con todas mis fuerzas. Al poco tiempo, el moreno estaba frente a mí. Se acercó corriendo y me abrazó.
-Princesa, estaba preocupado…que sucedió, que te pasó?-dijo mientras veía como de mis ojos caían las lágrimas. Me aferré a su cuerpo para hundir mi rostro en su pecho y llorar. Noté como intentaba calmarme.
-Nada…fue un mal sueño…solo…tengo miedo…
-Nada va a pasar…Clarissa no dirá nada-yo lo miré y la tristeza se borro de mi mente para una oleada de bronca y odio me azotara completamente.
-Clarissa va a ser la primera en delatar que estoy acá-dije parándome de mi lugar y alejándome de él.
-Princesa, ella es…
-tu novia, lo se Joseph, solo…-me giré para quedar frente de él-para la próxima no me beses, porque te juro que no saldrás vivo-me encaminé de vuelta hacia la casa. Mis prendas ya estaban secas. Al ingresar seguida de Joseph, Denise se acercó corriendo hacia mí y me abrazó.
-Estaba tan preocupada! Que sucedió?
-Princesa…te perdiste?-al escuchar aquella voz, la bronca en mí aumentó. Me solté del agarre de Denise para acercarme a mi prima-Hay dios! Es raro verla degradada de tal manera, donde están los vestidos y las joyas? Es feo, no? Ahora los tienes a ellos de sirvientes?-me acerqué hasta quedar frente a ella-Ay Rebecca, sos tan patética, no se como se te puede llamar princesa-antes de que cualquiera pudiera decir algo, Clarissa recibió un golpe en su nariz por mi parte. La furia había avanzado y con ella, mi descontrol.
-CLARISSA! REBECCA! Que sucede!?-escuché a Denise exclamar. Detrás de ella apareció su hijo, ambos helados al ver en que estado estaba Clarissa. Su cara chorreaba sangre y su nariz estaba completamente hinchada-Rebecca, que sucedió?
-Simplemente le devolví un favor-dije para dirigirme fuera de la habitación. Al salir, pasé por al lado de Joseph-ahí tienes a la damisela a quien cuidar-me dirigí escaleras arriba para tirarme sobre el diván. De a poco me calmaba y las lágrimas de impotencia surgían sin poder hacer nada contra ellas. A la hora, maso menos, apareció Joseph, quién me dedicó una sombría mirada. Genial, ahora se venía su furia.
Parte IX: “She’s not you”
-Por que le pegó a Clarissa? Se puede saber?-dijo acercándose a mí y quedando frente mío.
-Problema entre ella y yo-respondí para girar mi cabeza para no mirarlo, pero no pude por mucho tiempo, ya que me tomó por los brazos y me levantó para quedar a su altura-SUELTAME!
-No grite que esta mi madre abajo-dijo susurrándome. Su fresco aliento rozó mi piel, haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
-Joseph, sinceramente no te entiendo-me miró con desconcierto-para que me besas si tienes de novia a mi prima? Solo porque te aprovechas de que soy princesa o que?-sentí como la presión en mis brazos aflojaba y me colocaba de nuevo en el suelo de pie.
-No, yo nunca jugaría con eso…
-Entonces, por que? Mi prima era por quién se peleaban con Brandon, ahora que la tienes porque desperdicias todo conmigo?-me miró helado.
-No, un momento! Como sabes de que me peleé con Brandon por eso?
-Nana me lo dijo, ahora…responde mi pregunta.
-no era por ella por quien nos peleábamos, en realidad seguimos…
-Por quien es, entonces?-noté que acercaba su rostro al mío, mientras me tomaba por la nuca.
-Por usted, princesa-sentí su frío aliento sobre mis labios, seguido de una presión sobre estos. Le hubiera seguido el beso, de no ser porque en ese preciso momento escuché como la puerta del cuarto se abría. Me separé a velocidad luz de él, para quedar sentada en la cama. Por la puerta entro quién otra que Clarissa.
-Amor!-se arrojó a los brazos de Joseph-me acompañas a casa?
-Clar, estoy ocupado….
-CON ELLA?!-dijo con asco-sos capaz de dejarme sola con tal de estar con ella?
-Clarissa, por favor, si te comportas de esta manera solo porque esta ella, no quiero saber si te enteras de que se va a quedar por un tiempo con nosotros…
-QUE?! Como que SE VA A QUEDAR?! Joe, decime que es un chiste, por favor?!-dijo mirándolo desesperadamente.
-Ella se va a quedar el tiempo que le sea necesario, ok?-le dijo soltándose del agarre de ella y acercándose a mí-Rebecca, deseas comer algo?-me dijo esbozando una sonrisa.
-Claro, muchas gracias Joseph-le dije devolviéndole la sonrisa. Ignorando completamente los caprichos de Clarissa, me tomó por la mano para conducirme escaleras abajo, donde se sentía el rico olor a comida, el cuál hacía que mi estómago rugiera. Me senté a la mesa mientras Denise nos alcanzaba unos platos con algo de comida. Clarissa se había quedado, pero no hablaba, solo se dedicaba a fulminar con la mirada a Joseph. Yo aún no caía que realmente le importara más de lo que pensaba. Denise miraba preocupada a su hijo, claro ella esperaba que este se casara con Clarissa, nunca aceptaría que alguien mas a parte de ella lo puede amar. No se si Clarissa realmente esta enamorada de Joseph, para mi opinión es solo calentura del momento. Cuando mi prima finalmente se retiró de la casa y mientras ayudaba a Denise con los platos, esta preguntó a su hijo:
-Hijo, cuando se van a casar?-tuve que agarrarme del borde de la mesada para no caerme, mientras los ojos de Joe se abrían como platos.
-No sé, mama aún no estoy seguro de pasar el resto de mi vida a su lado…
-Joe, no puedes seguir esperando algo que sabemos que no va a suceder!-exclamó su madre ya exasperada-crees que se va a fijar en alguien como nosotros? En alguien de nuestro status social?
-Madre, solo…déjame pensarlo por un tiempo, por favor…
-Ok, solo quiero que encamines tu vida-le dijo dándole un beso en la mejilla de su hijo, para acercarse a mí-Rebecca, ve a descansar, has tenido un día bastante complicado por lo que me enteré…
-Nana, quiero ayudar, no soy una inútil, por favor?-dije esbozando una pequeña sonrisa.
-Ok-dijo soltando un suspiro y se colocó a mi lado para secar la vajilla que yo iba terminando de lavar, mientras Joseph la guardaba en su lugar. Estuvimos así 15 minutos, al terminar, me despedí de mi nana para dirigirme escaleras arriba a asearme e irme a descansar. Había sido un largo día. Pero no terminaba aún, Joseph me esperaba en el cuarto, debíamos aclarar unas cosas antes de dormir. Me senté frente a él en mi cama, mientras el tomaba asiento en la suya-de que deseas hablar, Joseph?
-Necesito que aclaremos algo….-dijo mientras se acercaba a mí y se arrodillaba para quedar a centímetros de mi rostro
-Que debemos aclarar?-dije intentando no demostrar mi nerviosismo cerca de él.
-Esto-se acercó por completo para besarme apasionadamente. Pronto me vi rodeando su cadera con mis piernas, mientras que el acariciaba mis muslos por arriba de la tela de mi solera. Su lengua batallaba con la mía, mientras el fuego invadía todos mis sentidos, anulándolos. Nuestras respiraciones eran cada vez más entrecortadas y nuestros besos contenían cada vez más pasión. De pronto me encontré aún rodeando su cadera, pero con mi espalda pegada a la pared. Sus labios pasaron a besar la piel de mi cuello, de a ratos hincaba pero muy levemente sus dientes y rozaba con su lengua y aliento. Mis manos se enredaban en su hondeada cabellera y tiraba levemente de algunos mechones, solo incrementando aún más la pasión. Sentía como la situación cada vez se iba más fuera de control, pero aunque realmente me agradaba estar así con él, una idea invadía mi mente y me negaba el continuar con este juego que habíamos comenzado. No se de donde saque las fuerzas, pero lo separé de mí, para bajarme de su cadera, quedando nuevamente de pie en el suelo. Sus almendrados ojos me miraban con un dejo de sorpresa pero a su vez contenían pasión, una que no había visto nunca en los ojos de nadie. Tomé una gran bocanada de aire para llenar mis pulmones y me decidí a hablar.
-Joseph, no puedo hacer esto-me miró helado-estas con mi prima y, aunque ella no sea de mi agrado, es con quién tu madre quiere que pases tu vida y no quiero interponerme más en este asunto. Mañana mismo vuelvo al palacio y no me meto mas en tu vida…-me iba a ir, pero me tomó por el brazo haciendo que quede frente a él.
-No, princesa después de todo lo que luchaste por escaparte y pasar desapercibida, se va a ir?
-Joseph, después de besarme de esa manera me tratas de usted?-dije esbozando una pequeña sonrisa. Es el único que me respeta de esa manera. Mi conciencia tenía razón, nunca nadie me había tratado así.
-Es la costumbre. Por favor, Rebecca, no te vallas-al oírlo pronunciar mi nombre, todas mis hormonas se revolucionaron y mi corazón comenzó a palpitar cada vez más rápido-No voy a soportar verte decir el sí en el altar, menos si eso te lleva a ser de Burbank
-Joseph…
-Joe-me dijo esbozando una sonrisa.
-Joe, no puedo romper todos los esquemas de Denise, ella ya te ve casado con Clarissa…
-Pero ella no es vos, Rebecca-con esto me helé-desde que te ví la primera vez me enamore pero no podía demostrar, ya sabes lo que pasa si se enteran de que a alguien de baja clase le gusta la princesa…
-Eso es solo un mito…entonces que le hacen a la princesa si se enamora de un chico de diferente status?-dije acercándome a él y tomando su rostro entre mis manos.
-Q...QQQUE?!-Al escuchar ese grito nos separamos. Denise.
-Mama!-dijo Joe acercándose a ella y separándose de mí-por favor…no…
-Rebeca, podemos hablar a solas?-dijo ignorando a su hijo y mirándome a mí.
-Claro nana-dije esbozando media sonrisa. Me dirigí junto a ella hacia su cuarto, donde me hizo sentar en la cama de dos plazas. Ella se sentó a mi lado y se decidió a hablar.
-Rebecca, me podes explicar que sucedió?
-Nana…yo…te mentí-sus ojos se abrieron de par en par-recuerdas cuando estábamos hablando en mi cuarto y me hiciste confesarte que estaba enamorada de alguien?-ella asintió-bueno, nunca te lo quise decir, pero….estoy enamorada de Joseph.
-De verdad?-yo asentí-tanto tiempo que se peleó con Brandon, cuando yo le decía que saliera con otras chicas…yo pensé que te había olvidado, cuando lo escuché hará tres días que decía lo mal que le caías y todo…yo me di cuenta de que nunca te pudo olvidar, pero…Rebecca, tu tienes un deber y tarde o temprano lo vas a tener que enfrentar…
-Lo sé-dije bajando mi cabeza-es solo que quisiera por una vez que algo de lo que yo quiero se cumpliera, que el hombre que yo realmente amo me mire y me corresponda, que mi madre me de el cariño que tu me das, que no tenga que casarme con alguien que no conozco….
-Lo amas?-me dijo parándose de su lugar.
-Sí, mucho-la mirada de mi nana se llenó de pequeñas gotas de agua salada las cuales no tardaron en salir y caer por sus mejillas-nana no llores…te prometo alejarme de él, prometo dejarlo que se case con Clarissa, prometo mañana irme y no volver….-pero ella me silenció con la mirada.
-Rebecca no te puedo dejar ir, no puedo dejar que mi hijo cometa otro error, como casarse con Clarissa-mis ojos se dilataron de sorpresa-ella no lo merece, solo lo trata mal y lo utiliza para sus fines, yo se que Brandon esta con ella…se que ella solo esta con Joe porque sabe que él te quiere a ti, ella siempre te envidió por ser princesa vos y no ella.
-Le regalo el título, yo quiero ser una persona normal, común y corriente…no quiero estar destinada y confinada a un hombre que por mas plata que tenga nunca va a entender el verdadero concepto de amor.
-Rebecca, siempre dije que estabas destinada a grandes cosas….
-Sí, yo se que no quieres verme con tu hijo, se que no soy para él y debo hacer lo que me corresponde…
-Yo quiero que estés con él, desde hoy a la mañana, cuando se despertaron lo ví mejor, lo vi feliz después de tanto tiempo, lo vi bien. Clarissa no eras tú….
-Nana, pero que va a pasar…-en ese momento se escucharon ruidos en la planta baja de la casa, cosas que se rompían y disparos. Mi sangre se heló. Me habían encontrado.
Parte X: “My angel”
-JOE!-grité al ver como dos guardias se lo llevaban a rastras hacia uno de los autos del palacio. Antes de que los guardias se dieran vuelta y me vieran, una mano me tapo la boca y me quitó de la vista de los invasores. Al girarme, Denise-Nana, no puedo dejar que se lo lleven, lo van a lastimar…lo van a matar-dije esto último ahogándome en lágrimas. No podía dejar que lo mataran.
-Rebecca debes irte, no le van a hacer nada a Joe, saben los sentimientos de él hacia ti y se imaginan los tuyos, lo van a utilizar de carnada….-hubo un disparo hacia la habitación nuestra. Ambas caímos al suelo, nana me protegía de los vidrios que se reventaron ante el impacto-Rebecca, veta antes de que te encuentren! Por favor! Vamos a estar bien…por favor!-me empujó hacia la salida de la habitación, mientras escuchaba como los guardias subían la escalera-CORRE!-hice lo que me ordenó, corrí con todas mis fuerzas hacia el cuarto del final, entré en este y cerré la puerta con seguro. Estaba en la parte de las armas. Sabía como manejar espadas y armas, pero nunca me había agradado demasiado. Tomé una de las espadas para, luego de abrir la ventana, escaparme por esta, trepando por el árbol y llegando hasta tierra firme. Tenía miedo, mucho miedo, no podía dejar que lo lastimaran a Joseph, ví que los dejaban frente a la casa, ahora hecha ruinas y los amenazaban con espadas y pistolas. Nana tenía la cara colorada y su labio inferior cortado. Joseph…era otro tema. Su camisa, en el brazo derecho rasgada y manchada de sangre, su labio inferior con un pequeño corte y su mejilla también. Uno de los guardias se acercó a ellos y lo reconocí enseguida: Dimitri. Me acerqué aún más, pero aún resguardada entre los arbustos. Mi solera estaba manchada de barro y mis brazos estaban llenos de raspones. Noté como Dimitri lo levantaba a Joe del suelo por la parte delantera de la camisa.
-A ver campesinito si nos decís a donde está la princesa, donde se la llevaron?!
-Ella nunca vino acá…no la he visto!
-Seguro! Que casualidad que desapareció el mismo día que ustedes se fueron del castillo.
-Nunca se pusieron a pensar que si se escapó lo hizo por su cuenta y que era para no casarse con ese cerdo de Burbank!-dijo exasperado Joseph. En ese momento aparecieron quienes otros que Clarissa y Brandon.
-Joe, por favor, decile a Dimitri donde esta tu amante, porque él sabe ya todo, y mis tíos también…
-Clarissa…-dijo Denise-que tal si te vuelves a tu casa a encerrarte y rumiar envidia hacia Rebecca, porque eso es lo que tienes, envidia de que ella sea la princesa y vos no!
-Denise, eso ya se revirtió, ella no es princesa, lo soy yo-mis ojos se abrieron de par en par-mi tía me concedió el trono a mí, así que si solo la buscamos es para encerrarla en una celda-en ese momento de uno de los autos bajó mi madre. Siempre tan pulcra vestida y con su corona, nunca faltaba. Sus relucientes joyas y su perfecto conjunto de pollera y bléiser.
-Denise, donde esta mi hija?
-No lo se, no la hemos visto.
-Mientes!-grito exasperada mi madre y se acercó a ella para tomarla de un brazo fuertemente-donde esta ella? Ya Dimitri encontró el vestido, donde esta?!
-No lo se-noté que mi madre le hacía una seña con la cabeza a Dimitri y este se acercó a Joe para ponerle un cuchillo en la garganta.
-Piensa bien antes de responder…sino tu patético hijo se va a despedir de este mundo-Denise la miró con horror. No iba a dejar que eso pasase. Salí de mi escondite sin que nadie lo notara y con la espada en mi mano me paré detrás de Dimitri.
-SUELTALO!-grité y le corté la espalda solo un poco para que lo suelte a Joe. Este último cayó al suelo y me miró con miedo, todos en el lugar se habían quedado helados. Dimitri se había levantado de su lugar y se acercaba a mí, pero fui más rápida y le hice un tajo en la cara con el filo de la espada.
-Rebecca?-preguntó mi madre. Yo la ignoré, para acercarme a Joe, quién estaba tirado en el suelo. Denise me miraba con terror. Ella quería que me fuera. Pero no lo hice, no iba a dejar que ellos fueran víctimas de mi familia.
-Joe, estas bien?-me acerqué a él, quién me empujó detrás suyo, para apartarme de la vista de mi madre, prima , guardia de seguridad y enemigo. Mi madre se acercó a nosotros y con Joe retrocedimos, quedé pegada a la pared de la casa y con la espalda de Joe frente a mí.
-Joseph, quítate, no vamos a perdonar esta vez tu vida.
-Esta vez?-le pregunté a mi protector.
-Ah no le contaste?-yo lo miré sin entender-bueno, yo te voy a decir: cuando me hablaste de tu enmascarado, me di cuenta enseguida de quien había sido, el único que no había estado presente en la fiesta. Noté que, luego al volver a verlo, tenía sus labios con el color de tu labial y muy simple, le perdonamos la vida solo porque no hizo nada más contigo y porque no se interpuso en tu casamiento con Burbank, el cuál vamos a efectuar…
-NO, no lo harán-le dije, ella me miró-Clarissa es quién se debe casar con él, ella es la princesa, no yo; soy una persona común y corriente y quiero seguir siéndolo.
-Rebecca tienes una obligación con este país…
-Y tu la tienes con todos!-le espeté fuera de mis casillas. Ella se acercó a ambos y empujó a Joe, quién se corrió, acercándose a Denise, quién lo abrazó con todas sus fuerzas. No era agradable ver como a tu hijo le ponían una daga en el cuello para terminar con su vida.
-Rebecca te vas a ir con nosotros, te guste o no…
-Tía, vamos, ella se quiere quedar a cuidar a los damnificados…-dijo riéndose Clarissa. Me iba a abalanzar sobre ella, pero alguien me tomó detrás y me colocó algo en mi boca y nariz. Pronto lo supe, Cloroformo.
Al despertarme, la cabeza me daba vueltas, no sabía donde estaba; me sentía desconectada. De a poco me fui incorporando: estaba en mi dormitorio. Era de noche y la luz de la luna se filtraba por entre las cortinas. Que hacía en mi cuarto? Donde estaba Joe? Donde estaba mi nana? En ese momento una ya conocida voz me sobresaltó.
-Princesa, otra vez nos vemos-al girar mi cabeza, aquella nena de cabellos dorados me miraba triste, pronto me di cuenta, aquella visión de mi cuarto se desvaneció, estaba en un calabozo.
-Que hago acá? Donde esta Joe? Donde esta mi nana?
-Ellos…han muerto-mi corazón se estrujó y mis ojos se llenaron de lágrimas. Mi vida se vio reducida a polvo y todo lo que me importaba ahora no era nada-estamos de vuelta en el palacio.
-Pero…como que murieron? Los mataron mi madre, Dimitri y Clarissa?
-Princesa, recuerde que estamos en el futuro, usted en realidad duerme bajo el efecto del cloroformo, estamos en un futuro que no es nada prometedor.
-Pero…que ha sucedido con Joe?
-él en estos momentos la tiene en brazos, luego de haber herido a Dimitri…esta llorando por usted, sabe que no pertenecen juntos y muy pronto va a desaparecer de este mundo y va a ser mi compañero…
-QUE? No, por favor!
-Princesa, usted tiene que entender que no todos se van a salvar….tiene que entender que, aunque usted lo ame, nunca van a poder estar juntos…solo en la muerte…
-ESO ES MENTIRA!-le grite. En ese momento aquel ángel me sonrió-porque me sonríes!? Joe no se va a morir y yo tampoco lo haré, estaremos juntos…yo se que me ama!
-eso es lo que tiene que decir…antes que me lo preguntes, el calabozo es solo para graficarle que, si Joe se muere, usted va a estar toda su vida en este lugar.
-No se va a morir, ni el ni nana-Me paré de mi lugar en el momento en el que aquella nena me extendía su mano-no puedes ser mi ángel del futuro…porque me quieres proteger a mí?
-Porque sin ustedes yo no existiría-la miré helada-me encomendaron que vuelva al pasado para ayudar a mis padres a terminar juntos, ustedes son mis padres-dijo sonriente.
-Estoy loca?
-No, es solo un sueño, uno que tienes que recordar para siempre, un sueño que; aunque sea fuera de lo común, va a ser el que te haga recordar que ustedes pertenecen juntos, que nada ni nadie los va a poder separar nunca.
-Te volveré a ver?
-Sí, dentro de unos años-se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla-suerte, mamá-se desvaneció. En ese momento, abrí mis ojos.
Parte XI: “Empty and alone”
-Rebecca!-exclamó alguien a mi lado. Joe. Estaba todo lastimado, su labio inferíor con ahora un profundo corte, su mejilla también y notaba el esfuerzo que hacía para soportar todo mi peso. Me tenía en brazos-por favor, escúchame, necesito que despiertes, te necesitamos…por favor, Rebecca…te amo-al escuchar esas palabras, mi sangre y mi corazón se helaron: Me amaba, Joe me había dicho que me amaba! De a poco fui abriendo mis ojos y enfocando mi vista en aquel hermoso muchacho que me había declarado que me amaba-Rebecca!-dijo abrazándome.
-Joe!-le dije al bajarme de sus brazos. Mire a nuestro alrededor, estábamos en un bosque-donde estamos?
-Te logré sacar de la pelea. Mi padre llegó y se quedó con mi madre, a ellos no les van a hacer nada, pero a mi….ellos saben que..
-Joe, no podías dejarlos ahí, yo soy la que se tiene que ir, no tu, yo soy a la que quieren y ya es hora de que asuma mis responsabili…-pero no pude seguir, sus labios se posaron sobre los míos en un rudo beso. Este era cada vez más fogoso, sus brazos se enredaron en mi cintura y me pegaron más aún a su trabajado torso, mientras mis dedos se enredaron en su sedoso cabello. Sentía como el calor aumentaba, pero nada podía pasar entre ambos y menos en un bosque, por lo que con bastante esfuerzo, lo separé de mí-Joe, no podemos, menos acá.
-Rebecca, no puedes volver, te están buscando…
-Joe, necesito que vuelvas con tu familia, no puedo arruínate así la vida…ya arruiné la mía, no quiero arruinar la tuya…
-Rebecca, te das cuenta de lo que me pides? Después de todo lo que he hecho para escaparme contigo, del esfuerzo de mi madre por mantenerte oculta todos estos días, me pides que te deje ir, que te deje volver…Sos lo mas egoísta que he visto en mi vida-dijo dándome la espalda y empezando a caminar hacia algún punto que solo él conocía-no puedo creer que me haya preocupado por vos, no vales nada…-esto hizo que mi corazón se estrujara y mis ojos se llenaran de lágrimas. No iba a dejar que se fuera de esa manera, no me quedaría con las palabras en mi boca. Me acerqué corriendo hacia él y lo frené, bloqueándole el paso-Quítate!
-Te das cuenta de cómo es todo? Joseph, no es que no te quiera, que no los aprecio, al contrario, los quiero y mucho, pero no puedo destruirles la vida como lo estoy haciendo, tenías razón, me tendría que haber quedado en el palacio rodeada de sirvientes y cumplir con mi obligación de casarme-por mis mejillas caían miles de lágrimas-pero no, me atreví a ser diferente al resto, pero como todo, me salió mal…yo…solo quería por una vez hacer algo por mi cuenta…la libertad, pero me arrepiento de lo que hice, solo condené a la gente que se preocupa por mí-Joe me miraba helado-no te voy a condenar a tener a alguien como yo a tu lado, no te mereces lo que pasó, pero nunca vas a entender mis razones…
-Rebecca, eres egoísta, siempre piensas en todo lo tuyo, y los demás? Haces lo que quieres con todos, con mi madre…la tienes de la nariz como un títere…a mí, nunca mas me vas a tener de esa manera-me miró con asco-simplemente no puedo creer que me haya creído el cuento de que puedes cambiar, una fría sin corazón como tu que va a cambiar? Nada.
-Joseph eres un imbécil! Siempre es lo mismo! Si no hago lo que quieres soy todo eso! No será realmente que el manejador aquí eres tu? Ah!? Nunca te pusiste a pensarlo de esa manera?-le espeté ya fuera de mis casillas-VETE! Vete de mi vista, te quiero lejos!
-Con mucho gusto!-me esquivó para seguir su camino, yo me quede parada viendo como se perdía entre la maleza. No podía creer que todo me saliera de esa manera. Lucy…ella…tenía razón, nosotros no pertenecemos juntos, soy un completo fallo, un desastre y lo peor es que me había confesado que me amaba, solo que no sabe que lo escuché. Me sentía devastada, pero esto no terminaba acá, a lo lejos se escuchó un fuerte trueno, dando anuncio a una fuerte lluvia, la cuál no tardó en llegar. Me senté en una roca, me sentía tan desdichada, sin vida era la palabra. Sentía como si con él se hubiera ido mi corazón, ya no lo sentía en mi pecho me sentía totalmente vacía. No me importaba mojarme, no me importaba si me encontraban, solo me importaba aquel muchacho de 25 años que logró entrar en mi corazón y quedarse en él como nadie lo ha logrado antes. Pronto comencé a escuchar pisadas, esperanzada pensé que era él, pero no, un lastimado Dimitri se acercaba a mí.
-Princesa, deje de escapar! Vamos!-me tomó por el brazo, pero esta vez no luche, me quede quieta, dejando que me lleve al infierno nuevamente. Noté que tomaba un Handy y hablaba por él-ya la encontré, no los maten, déjenlos, esa era la tregua, el muchacho habló-genial, simplemente genial. Joseph me había delatado. Que sería de mí ahora? Nadie, ni siquiera yo, lo sabía.
[…]
Había pasado un mes. Sí, un mes de incertidumbre y castigo: Me había visto obligada a aceptar el trono, Clarissa había sido devuelta a mis tíos y prohibida su entrada, luego de intentar robarse la corona. Simplemente estaba loca. Me sentía más sola que nunca. Había tomado la resolución de hablar con mi padre sobre el tema del casamiento, me parecía innecesario, yo era capaz de gobernar sin un hombre a mi lado. Ya lista, con mi conjunto negro con blusa blanca y tacos negros, me dirigí hacia el estudio de mi padre, quien me esperaba para nuestra charla. Al entrar, estaba leyendo uno de sus libros favoritos: Poems of Edgar Allan Poe.
-Padre?-pregunté en un tono de voz moderado, como él me había enseñado a hablar.
-Si Rebecca, entra-ingresé en el cuarto, para luego de cerrar la puerta tras de mí, sentarme frente suyo, esperando a que abordara el tema de mi cuestionamiento-hija de que querías dialogar?
-Padre, creo que la ley de la princesa y su casamiento a los 21 para ascender al trono debe ser abolida-me miró sin entender-mis fundamentos, son los siguientes: no me parece apropiado que una mujer e case con un hombre sin conocerlo siquiera, sin saber sus gustos, nada; segundo, una relación no se puede basar en la obligación de casarse y dentro de dos años tener hijos como fue con mama y contigo, tu mismo me comentaste de que al principio no la querías y que aprendiste a quererla, pero nunca llegaste al amor,; bueno y tercero, yo quiero llegar al amor, experimentar esa experiencia de que amas y sos correspondido, que esa persona daría la vida por estar a tu lado sin importar que…una persona que realmente me ame…
-Como aquel muchacho…Joseph-dijo asintiendo y esbozando una pequeña sonrisa en su rostro.
-Joseph? Padre…de que hablas?-dije sin entender.
-Hija, tu madre me contó como lo defendiste cuando te fueron a buscar, me dijo como él se las arregló para escaparse contigo…él realmente te ama…solo no entiendo porque te dejó ir…
-Porque nos peleamos-me miró sin entender-padre, nunca me sentí de esta manera cerca de un muchacho, se que somos diferentes en muchos aspectos, pero el me respetó y, aunque me enfrentó muchas veces, fue el único que se supo ganar mi respeto….
-Hija, quiero que entiendas, tu madre quiere seguir con la tradición…
-Ella se quiere vengar porque ella no pudo estar con quién ella quería y me quiere hacer pagar sus cuentas a mí!-me levanté de mi asiento y me acerqué a él-padre, en verdad siento que puedo ser reina, pero no voy a poder ser una buena si a mi lado colocas a un hombre que no amo, nunca podré serlo.
-Crees tener la capacidad para hacerlo sola, sin la opinión de otro?
-Sí, creo, tengo confianza en mí misma-dije esbozando una pequeña sonrisa.
-Ok, esta noche en tu cumpleaños lo decidiremos con tu madre-me dio un beso en la frente-ahora vete a preparar que ya falta poco…
-Gracias!-le di un beso en la mejilla para dirigirme hacia mi cuarto. Esta vez me prepararía una estilista, ya que a nana era imposible pedirle de volver después de cómo mi madre la había tratado. Me sentía vacía y sola, sin la persona que amo a mi lado. Ser reina sería una manera de demostrarle que soy capaz de ser diferente al resto de los reyes, que sola puedo, que soy capaz….solo que mi capacidad no llega hasta confesarle lo mucho que lo amo.
Parte XII: “This is my time”
Aquel vestido rojo me quedaba perfecto, combinaba con mi cabello y mis ojos verdes aún mostraban aquella tristeza que intentaba que no llegara a invadirme por completo, pero sabía que aquel día llegaría en cualquier momento. Hoy era mi cumpleaños número 21. No me sentía como todas las princesas en este día se sienten…mi vida era un completo desastre, me sentía desdichada…aquella persona que tanto quiero nunca más vendrá. Solo me queda rezar porque mi madre no me obligue a casarme con alguno de esos cerdos que había encontrado de pretendientes. Me terminaron de arreglar los últimos retoques al vestido, para dirigirme hacia el salón de baile donde se efectuaría la fiesta. Al entrar, una ola de aplausos me invadió, todas caras sonrientes y mi sonrisa, bastante artificial, era la respuesta a la de ellos. Me encaminé hacia el altar luego de recibir los halagos y saludos de todos. Al ascender a este, mi madre me dio un abrazo, pero bastante retraído, mientras mi padre me dio un caluroso abrazo en felicitación. Pasamos todos a las mesas a cenar. Mientras me deleitaba con una exquisita comida, algo, mejor dicho alguien, llamó mi atención. En una mesa no muy lejana, se encontraba llegando aquella mujer que me había criado, que me había demostrado el amor de una madre el cuál la propia nunca se encargó de brindar. Me iba a levantar de mi lugar, pero una mirada de mi madre en reprobación bastó para que me quedara sentada en mi lugar. Busqué con la mirada a aquel muchacho que había robado mi corazón, pero no estaba, su asiento estaba libre. En mi garganta se formó un nudo al ver que no me había perdonado por mi decisión pero no podía seguir de esta manera, debía avanzar, si el podía continuar con su vida, yo también.
Todos los presentes alababan mi manera de vestirme, mis conjuntos, pero en especial aquel vestido que tenía puesto aquella noche, el cuál había diseñado yo hacía un largo tiempo. Una de las invitadas, la condesa Wilson, se acercó a mí para, luego de saludarme, comenzar a platicarme sobre diferentes temas; hasta arribar aquel que prefería no tocar.
-Princesa, una muchacha tan hermosa como usted no puede seguir sola, recuerdo a la reina a su edad…ella estaba en su cumpleaños nº 21 acompañada del rey…usted es muy diferente a su madre…tal vez es la niñera que no hizo un buen trabajo.
-Nana me crió como a una hija más, mientras mi madre nunca me quiso demostrar un simple cariño-dije parándome de mi asiento-la razón por la que hoy, condesa, no estoy acompañada es porque creo que todo esto de casarse antes de ser reina y a los 21 es una completa muestra de la ignorancia a la hora de escribir las normas-todos en el salón me miraron boquiabiertos. Mi padre esbozó una sonrisa-yo si me caso va a ser porque realmente amo a ese hombre, no porque un simple papel me obliga a estar condenada a un hombre que nunca me va a respetar. Quiero demostrar que soy capaz de gobernar, no necesito la confianza de todos, solo el entendimiento y la mente abierta a un tan deseado cambio y necesitado, por lo menos en este país.
-Rebecca, toma asiento, estas haciendo una completa tonta de ti misma-me dijo mi madre entre dientes.
-No me importa parecer tonta, madre, quiero que se entienda que en esta cena no se va a hablar de la soledad de la princesa, sino que se va a festejar porque cumplió sus 21 años y que está lista para ser reina sin un hombre a su lado-todas las mujeres sentadas a la mesa, me sonrieron y aplaudieron, a excepción de mi madre y todos los hombres sentados a la mesa. Para dar este episodio como tema finalizado, se anunció la hora de pasar a la pista de baile para comenzar con la verdadera fiesta. El primer baile, para mi maldición, era con un hombre, en realidad, era con el prometido. La maldita de mi madre no lo había quitado, solo en castigo por todo lo que le hice pasar en la casa de la familia Jonas. A mí alrededor se hizo un claro, en el cuál no solo pasaba vergüenza, sino que me aguantaba las ganas de llorar, recordando a aquel muchacho que nunca más me perdonara. A mi lado mis padres danzaban, mientras yo me dedicaba a mirar a los invitados hasta encontrarme con la mirada de mi nana, quién tenía los ojos llorosos. Me sonrió, hasta que en un momento sus ojos se dilataron a más no poder. Seguido, sentí que alguien me tocaba con delicadeza mi hombro al descubierto. Al girar, todos mis sentidos colapsaron al verlo. Estaba hermoso, vestido de traje negro con una corbata del mismo color y una camisa blanca. En su rostro se encontraba dibujada aquella sonrisa que tanto me gustaba de él y sus ojos almendrados brillaban como dos luces en la noche. Me hizo una reverencia, la cuál correspondí, para luego tomarme por la cintura con una mano y con la otra tomar mi mano libre, ya que una de mis manos la había posado en su hombro; y así comenzar a deslizarnos por la pista de baile al ritmo de la música. Su perfume embriagador entraba por mis fosas nasales, mientras que mi corazón volvía a latir desbocadamente, luego de tanto tiempo. Nos dedicamos a bailar en silencio, pero solo por unos minutos ya que, finalmente, decidió romper aquella barrera que él mismo había construido entre ambos.
-Luce hermosa, princesa-me dijo sonriente.
-Gracias, tu también, Joseph-dije sin poder evitar sonrojarme. Noté que en su rostro se dibujaba una pequeña sonrisa.
-Princesa, debo decirle algo, ya que usted al ser futura reina me puede ayudar con mi problema-lo miré sin entender.
-Dime que es, tal vez pueda ayudarte…-no pude terminar la oración que mi madre me separó de él, mientras notaba la mirada de cariño de la Condesa Wilson (me olvidé de mencionar, ella es mi abuela). Me solté del agarre de mi madre, mientras a Joseph lo tomaban por los brazos los guardias de seguridad-NO!-exclamé, la música dejó de sonar y toda la habitación quedo en silencio.
-Joseph te lo advertimos, te acercabas nuevamente a ella y acabarías en el calabozo por un largo tiempo…-me acerqué a él, vi en las caras de los presentes la sorpresa, pero no me importaba, solo quería que lo soltaran. Denise y su esposo se habían acercado a los guardias y pedían que lo soltaran a su único hijo-lo siento, pero sabía las consecuencias y al parecer no le importó…llévenselo-sin importarme nada, me acerque a Joe y lo abrasé, note que me devolvía el abrazo con cierta dificultad ya que lo tenían agarrado por los brazos.
-Dimitri suéltalo-le ordené. El interpelado lo soltó y Joseph pudo devolverme el abrazo cómodamente. Me sentía tan a gusto en sus brazos, pero nada es como quiero ni siquiera un simple abrazo. Mi madre me separó de él, para ordenar que lo detuvieran y se lo llevaran. Antes de poder reaccionar, Joseph habló.
-ESPERE!-mi madre lo miró-por lo menos déjeme decirle a la princesa lo que le estaba diciendo.
-Si no queda otra…-dijo resignada mi madre. Yo fijé mi vista en el muchacho.
-Princesa, necesito que me ayude con mi problema, se que usted es la única que me puede ayudar.
-Dime, entonces, Joseph…
-Princesa, estoy enamorado de la futura reina-todos en la habitación contuvieron la respiración y mi corazón comenzó a latir cada vez mas fuerte-se que no debería sentir esto, pero luego de conocerla como la conocí, no puedo evitar sentir esto cada vez que la veo a mi lado; o aunque sea en una foto. Intenté negarlo, pero me fue imposible, no puedo evitar sentir algo; si me sigo mintiendo sería lastimar a mi corazón-mis ojos estaban llenos de lágrimas-realmente amo a esa chica y no puedo dejar de pensar en ella y de censurarme por mi actitud con ella en el bosque; no lo merecía y yo a ella no la merezco…ni siquiera se lo que siente por mi….-con el corazón saliendo ya por entre mis costillas, me acerqué de a poco a él, solo para escuchar la voz de mi madre herir y humillar aún más a la familia de Joseph.
-Cada vez que este muchacho aparece lo único que sabe hacer es ofender a nuestras costumbres, nuestras leyes, a su vez, hace que otros frágiles, como mi hija aquí presente, lo sigan y se vean envueltos en sus redes sin poder salir de ellas-se acercó a él, mientras Denise y su esposo me miraban a mí. Yo estaba helada en mi lugar, aún no caía que Joe me correspondiera-ahora te vas a ir hacia la cárcel donde hace rato perteneces y no vas a mencionar nunca más esas estupideces de que la amas a la futura reina, porque la muerte será tu castigo…
-Alice!-exclamó mi padre. Todos los presentes, incluida yo, fijamos nuestra vista en él-creo que es hora de que Rebecca decida que debemos hacer con el muchacho, después de todo, ella va a ser reina dentro de muy poco tiempo…
-Peter, ya sabemos lo que va a hacer…es ridícula en todos los sentidos.
-Madre, estás haciendo un escándalo enfrente de todos los invitados, la ridícula aquí eres tu, no yo…
-Hija, que quieres hacer?-me preguntó mi padre esbozando una sonrisa. Mi vista se posó en mi nana que me miraba fijo…esperaba lo peor…Me acerque a Joe, quién había caído de rodillas al suelo, me arrodillé con cuidado frente de él y tomé su rostro entre mis manos; haciendo que me mirara.
-Joe, no vas a ir a la cárcel, no lo mereces; a parte, nadie va a la cárcel por enamorarse de alguien-miré a Dimitri, quién lo soltó y le quito las esposas de sus muñecas-Joe…
-Gracias princesa-dijo esbozando una pequeña sonrisa, mientras me ofrecía su mano para parame nuevamente. Denise y su esposo se acercaron corriendo hacia su hijo para abrazarlo. Entre los sollozos de nana, escuché una pequeña frase:
-Joseph, te dije que sería peligroso venir y no solo hiciste eso, sino que te declaraste!
-Madre, estoy bien, debía hacerlo, merecía la oportunidad-dijo esbozando una torcida sonrisa.
-Hijo, vamos a casa…este no es nuestro lugar, y lo sabes…
-Ok-Joe me dedicó una triste mirada de despedida, y se retiró junto a sus padres del salón. Yo sentía mi mundo caer, no podía evitar que aquellas lágrimas cayeran por mis mejillas, ni podía evitar aquella soledad y vacío en mi pecho. Miré hacia mi padre, quién se acercó a mí y me dijo.
-Rebecca que haces parada ahí?-lo miré sin entender-debes proseguir con tu deber…
-Proseguir? Padre, de que hablas?-le dije ya sin comprender su punto de vista.
-VETE!-exclamó. Sin pensarlo dos veces, sin importarme estar con aquel vestido diseñado para la ocasión. Me dirigí corriendo con los molestos tacos hacia la salida. No podía perderlo, debía alcanzarlo.
Parte XIII: “Make a difference”
Corría todo lo que mis pies me daban, tomé un pequeño atajo y logré dilucidar a mi nana y Joe, seguramente esperando con el Sr. Jonas llegue con el vehículo. No iba a dejar que se fuera sin saber nada, me acerqué a ellos, pero al escucharlos hablar, no pude interrumpir, realmente necesitaba saber la respuesta a la pregunta formulada por nana.
-Joseph, todo lo que le dijiste a Beck dentro era cierto?
-Sí, madre, estoy enamorado de ella….no se como sucedió, pero sucedió y realmente la amo.
-Pero cuando…?
-Creo que desde que la vi en el lago…desde ese momento me demostró que era diferente a lo que yo pensaba….igual ya no queda nada, ella no siente lo mismo…la van a obligar a casarse con otro…
-JOE!-grité con todas mis fuerzas y me acerqué corriendo hacia él. Estaba llegando frente a él, cuando me tropecé con el desparejo suelo y mi vestido, de no haber sido que estaba a unos centímetros de él, me habría estampado contra el suelo de piedra. Noté que me alzaba entre sus brazos, quedando nuestros rostros a muy pocos centímetros de distancia.
-Princesa, que hace aquí? Debería estar en la fiesta…-antes de que continuara, posé mis labios sobre los suyos, dándole un apasionado beso, el cuál él no tardo en seguir. Era consiente de que nana estaba presente, pero no podía evitar sentir esta pasión por él. Lo amaba más que a nada en el mundo, quería estar toda mi vida a su lado. Desde aquel beso fuimos inseparables.
[…]
Ya hacía un mes que estaba ensayando para la coronación, mañana sería el gran día. Mis nervios eran notorios, mis padres me darían el trono a mí, para ocupar su cargo finalmente. Luego de ensayar por enésima vez la entrada, vi como mi novio de hace ya dos meses ingresaba en la habitación. En mi rostro se dibujó una imborrable sonrisa, la cuál me acompaña desde que salgo con él. Se acercó a mí para luego de hacerme una reverencia acercarse y besarme como solo él lo sabe hacer. Me sentía volar cada vez que lo tenía a mi lado, cada vez que sus carnosos labios rozaban los míos.
-Beck, te debo hacer una pregunta?
-Si, que sucede? Es por el atuendo?-ya que me encontraba en joggings algo muy extraño en mí-recién me despierto-comenté divertida. Ayer había sido una de las mejores noches a su lado, no solo por lo que había sucedido, sino porque nos habíamos amado siendo uno solo; abriendo nuestros corazones hacia el otro.
-No…no es eso-noté que me soltaba y todos los presentes (mucamas, mis padres y mi nana) posaban su vista en nosotros. Joseph se había arrodilladlo-Rebecca Jones, futura reina, me haría el placer de permitirme amarla para siempre, de compartir nuestras vidas…se casaría conmigo?-mis ojos se inundaron de lágrimas, no podía creer que luego de tan solo dos meses se quisiera casar conmigo. Mi madre, quién aún no aceptaba que yo saliera con Joe, se acercó pero Denise y mi padre se acercaron tras ella-que dices?-me preguntó esbozando una sonrisa de esas que tanto me gustan.
-No estarás haciendo todo esto por el trono, no?-le espetó mi madre. Yo miré hacia el techo. Es que solo se empeña a arruinar los momentos perfectamente románticos?
-Quiero que esto quede claro-le dijo secamente-yo no quiero ser rey, quiero que ella ejerza su puesto, tengo plena confianza en ella, pero no quiero gobernar, no hago esto por política, lo hago porque la amo y quiero pasar el resto de mi vida junto a ella.
-Sí-dije, interrumpiendo aquella pelea y dándole un fin. Los ojos de mi madre se dilataron, mientras que los de nana se llenaron de lágrimas, mi padre sonreía y Joe me miraba helado-Sí Joe, me quiero casar contigo-lo abracé sonriendo y me colocó en mi dedo anular el anillo de compromiso; tan hermoso y sencillo como a mi me gustan.
La boda llevó dos meses prepararla, para ese entonces ya era reina. Nadie en mi familia podía creer que me quisiera casar con Joseph, claro, menos mi padre, quién destilaba felicidad. Desde que lo conoce a Joe, siempre dijo que es un gran muchacho y que no puede estar más orgulloso de tenerlo como futuro yerno. Me estaba terminando de preparar, mi vestido blanco sencillo al lado del de mi madre, me quedaba perfecto, ajustado al cuerpo, mientras que mi rojizo cabello se encontraba peinado con unas leves hondas de manera que la pequeña corona quedara bien y no fuera ostentosa. Al escuchar el comienzo de la música, tomé el brazo de mi padre sonriente, esperando a que llegue la hora de caminar por el altar.
A la hora de dar el sí, no lo dude en aceptar, Joseph sería por siempre el hombre a quién iba a amar.
[…]
-Sra. Jonas, ya tenemos los resultados-me dijo el médico sonriente mientras se sentaba tras el escritorio. Mi marido me tomó fuertemente de la mano, entrelazando nuestros dedos.
-Y? Como salió todo?-preguntó ansioso.
-Todo esta perfecto, nada fuera de lo común, sin embargo hay algo que debo preguntarles…
-Sí doctor?-pregunté
-Están preparados para esto? Porque no es lo mismo que gobernar, si me permite decirle…
-sí, lo se, pero realmente queremos esto-le dije sonriente.
-Bueno, tengo que informarles que es una nena-Joe me sonrió, sabía lo que esto significaba. Lucy vendría a este mundo. Mi ángel del futuro estaba ahora creciendo y desenrollándose en mi vientre…mí bebe; perdón, nuestro bebe, me corrigió más tarde mi esposo. Nuestras familias están felices de la noticia, mi madre ya no hace más desplantes, aún le cuesta entender que yo amo a Joe y que él me ama por como soy y no por la política, pero en algún momento lo hará. Denise y su esposo ya están de vuelta en su casa, arreglada a nuevo, ya que la corona se encargó de pagar todo los gastos que la incursión de mi madre provocó. De a poco todo fue mejorando. Brandon y Clarissa, encontraron que tenían en común la maldad, lo cuál más tarde los unió finalmente. Nana volvió al castillo, pero esta vez esta en un puesto más alto. No va a criar más niños, ya tuvo suficiente con Joseph y conmigo. Voy a marcar la diferencia, a Lucy la voy a criar yo, cometeré errores, pero esos errores van a ser de madre primeriza y no de una madre que nunca se preocupó por su hija. Quiero romper aquella fría relación entre madres e hijos.
La vida puede ser, a comienzos no prometedora, pero siempre hay alguien que va a hacer que esta de un giro, que nos va a iluminar el camino a seguir; aunque este esté repleto de espinosos malezales, nos va a proteger y acompañar en las buenas y en las malas. Tal vez de la manera que menos nos imaginamos encontramos a aquella persona que nos amará para la eternidad, en mi caso fue desde aquel hermoso beso que nos dimos a comienzos sin saber que era él; aquel enmascarado, resultando ser Joseph. Todo comenzó desde que me besó.
Viviremos felices para siempre..? No lo sé, para siempre es mucho tiempo. Lo más importante en nuestras vidas está con nosotros y al final logramos tener un futuro mejor de aquel que en un tiempo me habían predicho. El ángel de nuestro amor y la luz de nuestras vidas, Lucy.
Alguna vez se preguntaron que es una vida sin amor? Bueno, yo sí. Ser de la realeza no es lo que más me agrada, tener una vida fría, todo consiste en tu imagen y los vestidos que utilices; pero a la hora de amar, nadie sabe como es eso o que es. Nacida en un pequeño país, al que nunca le dan importancia, tener a tus padres obligándote a casarte porque tenes que asumir tu lugar en el trono…es una verdadera tortura. No estoy sola, aunque mis padres no están nunca a mi lado, mi niñera, por así decir, es mi protectora y confidente. En este preciso momento la escucho quejarse porque me tiene que arreglar el vestido de esa noche, había adelgazado nuevamente.
-Rebecca, entiendo que no te sientas cómoda con la decisión de tus padres, pero niña, debes comer! Te va a hacer mal! Si mi hijo llegara a hacer eso…-aquí vamos de nuevo: Denise, mi niñera, tiene un hijo, Joseph de 25 años. Vive con su madre aquí en el palacio y ayuda a los sirvientes en todo, mi padre lo llama un “sirviente más” lo que hace que me hierva la sangre. Joseph es alto, su cabello negro tiene unas leves ondulaciones y sus ojos, almendrados, son la perdición para cualquiera que lo mire. Siempre me ha gustado, debo admitir, observarlo. Con sus 25 años, tiene un cuerpo bien formado, es correcto y ha logrado maravillas con el personal. Mi madre lo aprecia mucho, solo que se arrepiente que sea un simple plebeyo. Odio esta diferencia social, por que gente como Joseph son discriminados, cuando ellos son los que mantienen realmente a la corona y al país? Joe es realmente apuesto, por lo menos desde mi punto de vista femenino, pero no puedo acercarme a él con esas intenciones en mi mente, simplemente lo tengo prohibido.
Notaba que Denise hablaba, pero no la escuchaba, en mi mente se reproducía aquella sonrisa torcida que apenas mostraba los blanquecinos dientes, era irresistible por donde se lo mire y aquí estoy yo, resistiéndome a ella. Deje de soñar en el momento en el que Denise me pegó un grito.
-REBECCA!-di un salto en mi lugar-que sucede? Que es lo que te hace soñar despierta? Últimamente te sucede muy seguido…
-Nada nana, estoy perfecta…
-Hay algún chico?-me dijo esbozando una traviesa sonrisa. Como se dio cuenta? Ella me conoce desde chica, sabe que es lo que me sucede con solo mirarme por dos segundos.
-mmm…ss..ssii-dije tartamudeando.
-Quién es el afortunado? Algún príncipe, conde….?-tu irresistible hijo de 25 años. Ahí aparece mi conciencia, desde que me comenzó a gustar Joseph, ella esta presente todo el tiempo.
-No, es alguien que nunca me podría querer, alguien que nunca podría estar conmigo-dije bajando mi mirada. Note que Denise se acercaba a mí, arrodillándose frente a mí y tomando mi rostro entre sus manos haciendo que la mire a los ojos.
-Estás tan enamorada de él para llorar?-hasta que no lo mencionó no me había percatado: por mis mejillas resbalaban silenciosas gotas de agua salada, dejando un rastro húmedo tras sí.
-Es solo….no importa, olvídalo-dije apartando mi mirada de la suya y secando mis lágrimas.
-Rebecca si realmente te gusta y lo amas, acércate a él…
-ES QUE NO LO ENTIENDES?! Nunca se va a fijar en mí! Soy invisible-me dejé cae sobre el sillón de respaldo alto que se encontraba al lado de la ventana. Al mirar por ella, observé a aquel muchacho ayudando en el tratado de plantas y el traslado de estas al invernadero nuevo. Nana se acercaba, por lo que dejé mecánicamente de mirar por la ventana.
-Como que nunca se va a fijar en vos? Rebecca, no sos hermosa solo por ser la princesa, mírate bien en el espejo…-me tomó de la mano y me llevó hasta el espejo de cuerpo entero que se encontraba al lado de la cama de dos plazas-tu cabello, aquellos ojos verdes…sos hermosa-me miré con detenimiento: mi cabello rojizo como el fuego, mis ojos tristes en esos momentos, verdes; mis rosados pómulos y por último mis labios rosados que se encontraban esbozando una expresión de tristeza acompañando a mis ojos. Nunca me consideré la más bella, ya que para mí la belleza no es lo que importa, sino lo de adentro-Rebecca, cualquier hombre, incluso el personal doméstico, dice que sos hermosa, una mujer que sin duda va a marcar una huella en la historia de este pequeño país. Todos creen en ti…no los defraudes-me dijo sonriente.
-Lo sé, pero es imposible que me guste alguien fuera del ambiente, nunca aceptarían mi decisión.
-Es tu oportunidad para demostrarles que la realeza necesita desesperadamente varios cambios, mostrá la diferencia.
-Gracias nana-le dije dándole un abrazo-me voy a tomar algo a la cocina
-Ok, no te tardes-me dijo sonriente. Me dirigí escalera abajo silenciosamente, no quería que nadie me oyera ni me viera, a decir verdad, no estaba de ánimos para soportar gente haciendo reverencias. Llegué a la cocina, donde de ella se escuchaban las risas de sus ocupantes. Al asomarme, me encontré con Joseph en el centro de un círculo de mucamas, meseros y cocineros, todos riéndose de algo que había comentado.
-Melody, por favor! Es su naturaleza! Ella esta acostumbrada a que todos dancen a su lado, que le hagan todo y no va a faltar que dentro de poco me toque a mí.
-Pero…al parecer tu madre no tiene problema con ella-dijo con sorpresa, Melody.
-Mi madre se encariñó de una imagen, no de la princesa, ella cree que Rebecca-hizo una mueca de asco-es diferente a las demás, pues lo dudo, ella es igual de superficial e idiota que el resto-al escuchar esto, mis ojos se llenaron de lágrimas, tenía ganas de entrar y decirle todo lo que pensaba, pero no era momento ni lugar.
-Shh, Joe, no lo grites, te pueden oír!-le dijo el cocinero más cercano.
-Que me escuchen! Así la princesita sabe que de mi parte no va a obtener nada, yo no voy a bailar su baile ni su ritmo, muy pronto me voy a poder ir de esta porquería.
-A donde irás?
-Me voy a ir a trabajar a otro lugar, hay tantos, solo hay que buscar, no quiero quedarme acá.
-Joe, por ahora limitémonos a trabajar, ya tendremos tiempo de soñar.
-Para ustedes!-exclamó-yo me voy a ir! No soporto los caprichos de ninguno más, estoy cansado de las órdenes, pero lo peor, estoy cansado de la princesita-no quise escuchar nada más, dí media vuelta y antes de que se percataran de mi presencia, me dirigí a mi cuarto, donde Denise me aguardaba.
-Porque te tardaste tanto?
-Me quede observando unos adornos nuevos-mala mentirosa salí. Denise, al parecer se dio cuenta, ya que esbozó una pequeña sonrisa.
-Rebecca no me mientas…viste al chico?
-S…-pero antes de que pudiera responder, la puerta de mi cuarto se abrió para dejar entrar a mi madre. Ella viste con las mejores prendas, con conjuntos perfectos, a su vez se cree perfecta ella.
-Hija, vístete inmediatamente, tenemos asuntos que resolver para antes del baile de esta noche, debes saber cual es tu lugar y cuál es tu deber.
-Ok-si estando en el siglo XXI seguimos siendo como una familia del siglo XV.
-A ver si esta noche te decides por el pretendiente…ya es hora de que lo encuentres-miré a Denise pidiéndole ayuda con la mirada, ella se encogió de hombros y me hizo señas de que siguiera a mi madre hacia el salón donde tendría lugar la tan maravillosa fiesta, esto último sarcásticamente.
Llegamos a donde la fiesta tendría lugar, un amplio salón lleno de ventanales, los cuales contenían pesadas cortinas verde seco, oscuras. Tres arañas colgaban del cielo raso, todas ellas de color dorado y con lámparas de vidrio. Estaba escuchando todos los planes de mi madre, cuando se le ocurre que hay que practicar el baile de pareja, donde conocería a mis pretendientes.
-Rebecca, por favor, derecha!-dijo corrigiendo mi postura-bueno, aquí será donde debes bailar con los pretendientes, tenemos que practicar el baile…-dijo mirando a su alrededor en busca de algo/alguien que le sirviera para ese momento. Al mismo tiempo, la puerta del salón se abrió-JOSEPH!-exclamó mi madre-por favor, necesito tu ayuda…-dijo acercándose a él. Oh no! Exclamé por dentro.
Parte II: “Cry”
-Señora que desea?-le preguntó correctamente. Yo estaba a punto de abalanzarme sobre mi madre para que no hiciera nada, pero no podía.
-Necesito que me ayudes con la parte del baile, es para la fiesta; ya sabes, Beck tiene que bailar con los pretendientes-odiaba que me dijera Beck.
-Claro, dígame que debo hacer…-dijo sonriendo. Falso, hipócrita. Pensé.
-Es simple, necesito que la ayudes a mi hija con la parte de baile-dijo mi madre conduciendo a Joseph hacia donde estaba yo-simplemente que bailes con ella el Valls, puede ser?
-Claro-yo posé por un breve instante mí vista en el joven: lucía una remera color blanca y unos vaqueros con borceguíes negros, todo esto para trabajar en el jardín. A través de su remera se podía observar su bien trabajado cuerpo, hermoso y un crimen para cualquier mujer. De su cuero cabelludo caían gotas de transpiración mojando su remera al pasar.
-Rebecca, por favor…acércate a Joseph para así iniciar la práctica-me ordeno mi madre. De a poco y con cierta timidez, me acerqué a él, mientras Denise no quitaba la mirada de encima de nosotros. Con cuidado, como si fuera porcelana, me tomo de la cintura para acercarme a su trabajado torso. La música comenzó y ambos empezamos a deslizarnos al compás de la música. Sentía su perfume embriagador, que entraba por mis fosas nasales, sus ojos estaban fijos en los míos y su boca estaba esbozando una pequeña sonrisa. Me sentía cómoda en sus brazos como si nadie me pudiera hacer daño, protegida, aunque me odiara, me sentía querida. Raro, no? Parecía como si solo estuviéramos ambos, solos en aquel salón. Noté que en un momento la presión de su cuerpo contra el mío era mayor, al levantar mi rostro me encontré con el suyo a pocos centímetros del mío. Nuestros labios casi se rosaban.
-Srita. Jones, baila usted muy bien-me dijo educadamente.
-Gracias, tu también Joseph-le dije esbozando una pequeña sonrisa-donde aprendiste a bailar?
-Mis padres me enseñaron-notaba las miradas de todos, incluso las mucamas y los meseros nos miraban con una sonrisa en el rostro. Mi madre, estaba seria, implacable, mientras Denise lo miraba a su hijo con sorpresa, al ver como bailaba con la futura reina o, mejor dicho, con quién el odiaba profundamente.
-Creo que a todos les llama la atención verte bailar
-creo que es verme bailar con usted-lo miré sin entender-es raro que baile con alguien que no sea de su status, es la regla que las mujeres futuras a reinas no bailen con plebeyos, como dice la reina.
-Eso no es enteramente cierto-arqueó sus cejas-por lo menos de mi parte. A mi no me importan las diferencias sociales, en especial al ver lo vacía que es la vida de los aristócratas y toda la gente con plata. El amor no se compra, el amor nace entre dos personas, fluye entre ellas, es un sentimiento que se comparte-noté como abría sus ojos con sorpresa.
-Nunca había oído hablar a alguien de esa manera, menos a una princesa.
-Si, sobre todo porque somos superficiales e idiotas, no?-me miró helado. Claro, lo había oído.
-Como piensa eso de…-pero no lo deje seguir, lo interrumpí.
-eso lo piensas tu, Joseph-le dije seriamente-no necesito tu ayuda, no quiero tu ayuda y si te quieres marchar ahora mismo, lo puedes hacer, realmente no me importa en lo más mínimo tu vida-dije soltándome de su agarre-terminaron las lecciones, madre, estoy cansada-dije y antes de que ella pudiera decir algo, me dirigí fuera del salón. Al desaparecer de la vista de los demás, corrí por los pasillos del palacio hasta el invernadero, donde nadie me buscaría y tendría tiempo para estar sola y tranquila. No me interesaba en lo más mínimo si a mi madre le molestó mi actitud, no me quiero casar, por dios! Tengo solo 20 años! No quiero ser reina, solo quiero ser alguien normal, solo quiero llorar tranquila, una vez en mi vida, sin tener a nadie diciéndome que esto no era mi culpa, que era perfecta, que no me confundía. Solo quería llorar. No me importa ser reina, no quiero un casamiento vacía, sin amor, simplemente no quiero un casamiento arreglado. Me quiero enamorar por mis medios, sin intervención de nadie. Lo peor de todo es que me gustaba alguien que me odia, me desprecia con toda su alma.
No se por cuanto tiempo estuve llorando y tampoco me importaba mi imagen, al reaccionar y calmarme un poco, el invernadero estaba en penumbras. Ni un solo sonido, estaba sola. Me levanté de mi lugar para salir de este, cuando escuché tras de mí el crujir de las ramas. Realmente me asusté al sentir que alguien me seguía. Y si me querían hacer daño? Que sucedería? Estaba aún con mi conjunto de pollera y camisa, con un saco haciendo juego a la pollera crema y unos zapatos de taco color beige. Contuve mi respiración al escuchar que nuevamente las ramas crujían, pero lo intenté ignorar para concentrarme en buscar la salida de aquel lugar. Comencé a volver mis anteriores pasos, hasta encontrar la puerta de entrada. La abrí y salí rápidamente por esta, aún sintiendo que me seguían y me observaban. Corrí hasta mi dormitorio, donde me encontré con Denise, retando a Joseph. Nuevamente me escondí, no quería interrumpir.
-Como vas a decirle de esa manera?!
-Mamá, siempre la tuviste en un pedestal, es hora de que te des cuanta de que ella no es lo que parece, es igual a sus padres!
-Joseph, tu no la conoces! Nunca le diste una oportunidad, con solo 20 años, es una persona mucho mas capaz que cualquiera en este castillo, no puedo creer que le hayas dicho de esa manera, ahora sus padres están desesperados buscándola, no saben donde se metió…
-estuvo y esta llorando en el invernadero-dijo como quién no quiere la cosa su hijo.
-Sabias donde estaba y no me lo dijiste?! Que tienes en la cabeza?! No comió en todo el día, debe comer!
-Ahora me vas a decir que esta desnutrida? Por favor!
-Tiene problemas para comer desde que se enteró de que la harían casar a la fuerza, no come nada…tengo miedo por su salud…
-Mamá no te dije nada porque ella por como se la veía quería estar sola, ahora debe de estar viniendo-era él! Él me estuvo observando todo el día! Gritó mi conciencia.
-solo espero que este bien…-comento esperanzada Denise. Creí oportuno aquel silencio para ingresar en el cuarto y verme envuelta en los protectores brazos de mi nana-oh! Dios mío! Estaba preocupada por ti! Que te sucedió? Estás bien?-me pregunto rápidamente. Noté como su hijo miraba hacia el techo.
-Estoy perfecta, gracias-le dije sonriente-por cierto, que hacés en mi cuarto?
-Vine a hablar con mi mamá, princesa-me dijo entre dientes.
-Idiota-dije entre dientes.
-Estuviste llorando?-me pregunto preocupada.
-Estoy bien, vamos que tenemos un baile….
-si, linda a darse una buena ducha-noté que miraba a su hijo-dile a los cocineros que le traigan algo de comida.
-Que se lo pida ella, tengo cosas que hacer…
-Como irte?-le dije de mal modo.
-Si, para no soportarla más!-me dijo exasperado.
-Por favor, se mi invitado a retirarte de mi cuarto-le dije con un ademán de mi mano. Denise nos miraba helada, sin poder entender como nos podíamos tratar de esa manera.
-Con mucho gusto, no soporto a las malcriadas!
-Sos un imbécil Joseph! –Denise se interpuso entre ambos, ya que nos habíamos acercado demasiado el uno al otro, justo en el momento en el que entró mi madre.
-Rebecca! Hija donde estabas?! Por dios! Date ya una buena ducha, tenemos un baile! Tienes que lucir perfecta…
-No voy a ir!-Joseph, Denise y mi madre me miraron helados.
-Perdón?-me dijo mi madre.
-No quiero ir, no me pienso casar, que lo haga otro!
-No me hables en ese tono! Prepárate ya mismo y sin quejas, está claro?!
-No pienso hacerlo, no me quiero casar!-Joseph había alejado a su madre de ambas, para darnos lugar a que nos peleemos. Denise me miraba pidiéndome que me callara, pero ya no podía más estaba a punto de explotar en llanto.
-Te vas a casar sin chistar y no me importa nada sobre lo que pienses al respecto, es la tradición y la vas a respetar como toda la familia.
-No quiero una vida fría como la tuya y la de papá, quiero una vida con amor.
-Eso en este momento y en esta familia no va a pasar, vas a hacer lo que te corresponde y es tu deber para en dos semanas asumir al trono. Está claro?
-No lo voy a hacer, simplemente no puedo hacerlo, no soy para esto-antes de que pudiera decir algo más, me pegó un cachetazo. Del impulso de este, caí al suelo.
-Vas a hacer lo que se te ordene, te guste o no, ahora prepárate, en tres horas vienen los invitados-sin decir nada más, se retiró del cuarto. Note como Denise se acercaba corriendo hacia mí y me abrazaba, mientras yo me dedicaba a llorar estrepitosamente, no podía parar.
-Voy a traerte algo de comer, estas muy delgada, si? Rebecca debes comer…
-Ok-dije aún llorando.
-Ya vuelvo-se fue también por la puerta, dejándome sola en el cuarto con quién otro que Joseph. Perfecto, mi día se pone cada vez mejor.
Parte III: “Masquerade”
Me quedé ahí sentada en el suelo, sin importarme nada. No me importaba que Joseph me viera, no me importaba mi madre, nada ni nadie. Noté que alguien se sentaba a mi lado en el suelo. Al girar mi vista, Joseph.
-Te acercas para criticar?
-No, solamente pensaba en ayudarte a levantarte, pero bueno, si lo tengo que hacer, creo que el golpe estuvo de más-se acercó para tomarme de la cintura y levantarme del suelo. Me coloco sobre este de pie.
-Gracias, Joseph-dije secando mis lágrimas
-De nada-me entregó un pañuelo para que me secara el rostro-creo que la rebeldía no entra en la tradición familiar-comento divertido.
-Quisiera ver que harías si tu padre te pega un cachetazo…-le respondí.
-Esa es la diferencia con tus padres, ellos nunca me pondrían una mano encima-nos quedamos en silencio, un incómodo silencio. Noté que se alejaba de mí, para dirigirse hacia la puerta de entrada-con permiso, tengo deberes que cumplir…
-Claro-dije haciéndole un ademán para que se retirara. Me senté en mi cama, esperando que Denise llegara con la comida y así prepararme para el baile de esa noche.
-Rebecca luces hermosa-me dijo una Denise sonriente. Me dirigí hacia el espejo de cuerpo entero para observarme: tenía un vestido azul francia, la espalda era descubierta y se ataba al cuello, era largo hasta el suelo. Tenía unas sandalias de taco plateadas y un collar con un brillante formando un corazón.
-Gracias nana-le dije sonriente. Mi cabello estaba suelto, con una trencita de cada lado, estilo griega. Me dirigí junto con mi nana, quién estaba con un vestido negro para la ocasión, hacia el baile. En mi interior los nervios eran notorios, hoy me confinarían a vivir toda mi vida con un hombre a quien no amo, un hombre que no he elegido. Al ingresar en la habitación, noté todas las miradas sobre mí, claro habría que aclarar que era una mascarada, por lo que todos deberían llevar máscaras, menos yo. Noté que mis padres, con máscaras también, se acercaban a mí, para tomarme por los brazos y llevarme al centro de la pista.
En cada canción bailaba con un pretendiente diferente, no lo soportaba más, quería que terminara de una vez. Uno de los últimos, para mi mala suerte, me pegaba cada vez más contra su cuerpo.
-Princesa, baila usted muy bien-me dijo con voz rasposa. El hombre tendría unos 50 años, era 30 años más grande que yo!
-Muchas gracias…ahora si me disculpa…-pero no me pude mover ni un centímetro, me pegó aún más a su cuerpo. Yo miré a mi nana pidiéndole ayuda, pero ella no me miraba a mí, sino que hablaba con su marido que había sido invitado también a la fiesta.
-Princesa, es muy bonita, pero en especial lo será el día de nuestra boda-me helé-tu padre ya me dio su consentimiento, esto del baile es solo protocolo, pronto estaremos juntos…ya verás-note que se acercaba a mí, su aliento a alcohol era terrible y asqueroso; no podía soltarme de su agarre. La desesperación me invadió, no podía zafar y no quería que me tocara; al parecer dios escuchó mis plegarias, ya que envió a un ángel a salvarme. Se trataba de un muchacho alto de cabellera oscura, llevaba un traje negro con una camisa blanca y una corbata del mismo color del traje. Su antifaz no me dejaba ver su rostro, lo único que distinguía eran sus carnosos labios y sus ojos oscuros.
-Me permite este baile, princesa?-me dijo interrumpiendo todo el actuar de mi acompañante. Rápidamente tomé su mano para dirigirme hacia la otra punta de la pista de baile. Con cuidado me tomó por la cintura, tocando mi epidermis ya que la espalda del vestido era descubierta. Comenzamos a movernos al compás de la música, note como después de un rato todo el salón de baile nos observaba bailar, incluso mis padres. Notaba la mirada de desconcierto de Denise y no entendía su porque, pero tampoco lo pensaba, solamente me sentía por primera vez en esa noche cómoda bailando con alguien.
-Princesa, luce hermosa, si me permite decirlo.
-Gracias…disculpa, tu nombre?
-Dejémoslo como que fui quien te salvó del conde Burbank-me quede helada. Aquella voz serena la conocía, no sabia de donde, no lo recordaba pero sabía que la había escuchado antes.
-Gracias…como es que no me acuerde de usted? Reconozco su voz…pero no la asocio con el rostro…
-Tal vez es porque nunca prestó atención realmente, le pareció que era una persona no importante…pero usted lo es para mí…-noté que esbozaba una sonrisa, la cual devolví-como es que antes no me había fijado en su hermosa sonrisa? Es usted, hermosa-tomó mi rostro colocando una mano sobre mi mejilla y me dio un beso en mi frente teniendo que agacharse solo un poco, ya que los tacos de mis zapatos me beneficiaban en altura. En ese momento finalizó la canción, por lo que nos separamos; el desapareciendo de mi vista. Mi madre se acercó a mí.
-Rebecca, quien era el apuesto muchacho?-preguntó curiosa como es ella.
-No lo sé…
-No te dijo su nombre?-preguntó extrañada.
-No, dijo que era mejor que no lo supiera, no se porque…-dije con la vista mirando hacia la pista de baile en busca de aquel muchacho de cabello oscuro y traje negro, pero no lo encontraba por ningún lado-madre, me voy a refrescar y vuelvo…
-No te tardes…-le dediqué una sonrisa para dirigirme hacia la salida, intentando pasar desapercibida de la mirada de los guardias de seguridad, estaba cansada de que me siguieran para todos lados. Me dirigí hacia el invernadero, que esta vez estaba iluminado con pequeñas luces amarillas. Dirigí mis pasos hacia un banco próximo a la entrada y me senté con cuidado de no arruinar mi vestido en él. Suspiré repetidas veces, no solo de cansada, sino pensando en aquel muchacho: ¿Quién era él? ¿Por qué no había querido decirme su nombre? Todos estos cuestionamientos se acumulaban en mi cabeza, pero no encontraba respuesta a ellos. Ya sumida en mis pensamientos, escuché el ruido de pisadas cerca de mí. Al levantar mi vista, me encontré con él. Lucía aún más bello a la luz tenue, aquel dejo de oscuridad lo favorecía notoriamente.
-Que haces aquí? Me seguías?-dije parándome de mi lugar.
-Solo vine a meditar y me la encontré sentada en mi lugar-me dijo esbozando una tímida sonrisa la cuál me demostró que en realidad me mentía: me había seguido.
Parte IV: “Nightmare”
Nos quedamos en silencio varios minutos, yo no podía dejar de pensar en su identidad, quién sería aquel muchacho? Por que no quería que supiera su nombre? Sentía su atrayente aroma y no podía evitar sentirme atraída hacia él. Quería sentir sus labios sobre los míos, pero…que pasó con mi amor hacia Joseph? Que va! El te odia, es hora de avanzar, ya pronto no podrás besar a ningún hombre más que a tu esposo…me dijo mi conciencia, lo último con asco. Aunque no me gustara la idea, Joseph no esta interesado en mí, me desprecia y me odia, por lo que yo puedo tranquilamente fijarme en otro hombre. Sentí como aquel misterioso muchacho se acercaba más a mí, pero no quise moverme. En mi interior sabía que Joseph nunca me amaría, que siempre me vería con desprecio, aunque…hoy luego de lo que mi madre me hizo ví cierto atisbo de preocupación en sus ojos, pero no quiero ilusionarme con algo que nunca va a suceder; y aunque lo haga, nunca podríamos estar juntos, es la maldita ley y costumbre familiar de que las mujeres nos debemos casar con adinerados hombres sin importar como sea este. Aquel misterioso muchacho tomó con cierto cuidado mi mano, la cuál descansaba a mi costado izquierdo, para darle un pequeño beso. En mi estómago se produjo una revolución, era como si tuviera un montón de mariposas en él y con sus alas me hicieran cosquillas. Levanté mi mirada hacia su rostro y pude ver que aquellos ojos oscuros brillaban como luces en la noche, haciendo que me hipnotice por completo y no pueda quitar mi mirada de ellos.
-Princesa…es usted hermosa, una bella dama-noté que se levantaba de su lugar, pero sin soltar mi mano aún-su futuro esposo va a ser un hombre muy afortunado-estaba apenado? Mi corazón latía cada vez con más fuerza, golpeando contra mi caja torácica, intentando salir de mi pecho.
-Aún no se ha definido quién será el-dije. Tonta! Simplemente no servís para hablar con hombres, especialmente los que te atraen, ya viste lo que pasó con Joseph! Por más que lo quiera negar, mi conciencia tiene razón: por mi testarudez dejé ir al único hombre que he amado en mi vida. Nunca le pude siquiera demostrar lo que sentía, pero él también es culpable de esto: es prejuicioso y no quiso ver que soy diferente, que no soy esa superficial que él cree que soy. Muy tarde, amiga.
-Si, lo sé-me dijo sonriente-y antes de que se defina…-me acercó de golpe a su torso, para atrapar mis labios con los suyos en un dulce y apasionado beso. No podía creer lo bien que besaba; sus labios, carnosos a la vista pero suaves y dulces al tacto, se movían a un compás inigualable con los míos. Parecían encajar perfecto. Noté que me abrazaba tomándome por la cintura, para más adelante colocar sus manos en mi espalda descubierta por el vestido. Por mis venas parecía correr fuego, no podía dejar de besarlo, era como si en pocos minutos, se hubiera transformado en una adicción para mis labios, una que no podía dejar. Pero…como todo lo agradable, tiene que terminar. Sumidos y todo en nuestro mundo paralelo, escuchamos voces a nuestro alrededor, por lo que nos separamos rápidamente, mirando para todos lados; justo en ese momento entraba uno de los guardias: Dimitri.
-Princesa, la reina la busca desesperadamente, van a anunciar a su futuro esposo-me dijo-quién es usted?-dijo mirando a mi acompañante.
-Van a anunciar con quién me caso? Y quién es?
-Al parecer…Burbank-mi mundo se cayó a mis pies, por completo. No podía creer que existiera aún esas familiar que obligaban a casarte sin un sentimiento. Yo no lo amo! Ni siquiera me gusta Burbank! Es un completo degenerado para mí. Mis ojos comenzaron a llenarse de humedad, pero no podía llorar, debía mostrarme fuerte-princesa, puede acompañarme?
-Sí, claro-me giré hacia el lado de mi enmascarado, pero en su lugar…vacío. No estaba, parecía haber desaparecido por completo, esfumado era la palabra. Me dirigí en compañía de Dimitri de vuelta al salón de baile, donde todas las cabezas giraron hacia mí. Mi madre se encontraba en el altar, lista para hacer el tan esperado anuncio.
-Rebecca, te estábamos esperando-dijo haciéndome un ademán para que subiera a su lado-vamos a anunciar a tu futuro esposo-con mi mirada busqué a Denise, pero solo me encontré con la mirada de su esposo, ella no estaba-el tan afortunado es el conde Burbank-este se acercó con una sonrisa terriblemente horrible, haciendo ademanes en agradecimiento por los aplausos. Yo me sentía desfallecer. Me estaba muriendo por dentro, me consumía la desesperación. Aquel misterioso muchacho…mi nana, todos me abandonaron, quedé sola en esta. No me quiero casar con el Conde! Es lo que menos quiero! Aquel muchacho enmascarado…tan hermoso….nunca más lo vería…mi corazón se estrujó. Estaba intentando no llorar con todas mis fuerzas, pero no aguantaría por mucho más. Sin importarme nada ni nadie, salí corriendo del baile y me dirigí hacia el único lugar donde encontraría a mi nana: mi recámara. Al entrar, estaba vacía. Donde estaba mi nana? La necesitaba mas que a nadie en este mundo, necesitaba sus abrazos, los cuales valían el doble de cualquiera que me de esporádicamente mi madre. Me recosté en la cama y lloré, no solo por incertidumbre sino, porque no vería más a aquel muchacho, me habían confinado a un hombre que no amo y nunca voy a amar. Me destinaron a estar con un completo extraño para mí.
No se por cuanto tiempo estuve derramando lágrimas, ya cansada, con mis ojos hinchados me sumí en un profundo sueño.
Caminaba por un jardín con fuentes, cascadas y una suave brisa que azotaba mi rojizo cabello. Mis pies descalzos sentían la suave hierba rozar en la planta de ellos, caminando tranquilamente. Me encontraba con una bata y un camisón blanco. Lentamente me acerqué hacia el lago para ver mi reflejo en él. Algo en este me llamó la atención: Mostraba una muchacha de cabello rojizo, su miraba contenía un brillo especial, aquellos verdosos ojos parecían brillar aún más que el sol, tenían una felicidad en ellos inigualable. En el momento en el que iba a desviar mi mirada de aquel reflejo, sentí una mano alrededor de mi cintura. Levanté un poco mi mirada y a mi lado me encontré con Burbank, quién me miraba con una sonrisa maligna, no era una sonrisa digamos, alegre, placentera. En su mano tenía algo de plata, no pude distinguir que era, comencé a acercarme, hasta que alguien se interpuso en nuestro camino: Joseph. En ese momento, ví como Burbank blandía aquel objeto plateado, para atacar a Joseph.
-NO!-grité al ver como el cuchillo salía todo ensangrentado y Joseph caía al suelo. Burbank había desaparecido-Joseph!-Me arrodillé a su lado, pero no me encontré con otra cosa que polvo. Miré a mis alrededores y una neblina gris cubría todo el jardín, aquello que había empezado como un sueño, en el momento en el que Burbank apareció, se tornó una pesadilla.
Me desperté totalmente cubierta de sudor, no podía dejar de transpirar y lloraba nuevamente. Noté que a mi lado había movimiento. Al encender la luz de mi velador, mi nana estaba a mi lado y me miraba preocupada, mientras intentaba calmarme.
-Rebecca, fue solo una pesadilla…-pero esta continuaba, que hacía ella con ropa de viaje?
Parte V: “These four walls”
-Nana? Te vas?-dije levantándome de mi lugar y acercándome a ella.
-Sí, Rebecca, tu madre piensa que ya no me necesitas más, hoy mismo te vas a casar.
-QUE?! No! Por favor, nana no me dejes! No quiero casarme! Por favor!-dije arrojándome a sus brazos y llorando. Ella me abrazó como siempre suele hacer. Es como la madre que nunca tuve, ella me crió más que mi propia mamá.
-Rebecca, es tu obligación como princesa, solo lamento que tenga que ser con alguien que no amas.
-Nana, por favor, no te vallas…sos la única que me entiende, sos mi mama-ella tomó mi rostro entre sus manos-no quiero ser princesa.
-Rebecca, tienes la oportunidad en tus manos de cambiar esto del casamiento y la infelicidad…
-Pero tengo que ser infeliz yo para que algo cambie?
-No lo se…Rebecca, se la mujer que se que eres…te quiero mucho-me dio un último abrazo para salir de la habitación. Fuera pude observar que la esperaba Joseph con las maletas hechas. Me levanté y corrí hasta la ventana, para ver como mi nana partía para no volver en el auto de su marido.
Este iba a ser el peor día de mi vida. Para que no pudiera escapar, me pusieron al cuidado de dos mucamas, las cuales se encargaron de vestirme especialmente para la fecha. Tenía un vestido blanco, largo hasta el suelo, se ataba al cuello y tenía un importante escote pero no era provocador, tenía zapatos blancos con taco y mi cabello rojizo se encontraba peinado con leves hondas y decorado con trenzas a ambos lados de mi cabeza. Miré mi reloj, quedaban 15 minutos para que comenzara todo, por lo que decidí que era hora de hacer algo por mi vida. Me acerqué hacia la mesa, donde estaban todos los regalos, entre las cosas, vajilla de porcelana y accidentalmente tiré todo al suelo.
-Ay chicas lo siento mucho en verdad!-dije poniendo mi mejor cara de inocente. La atención de ellas se centró en limpiar todo el desastre que había causado, por lo que sigilosamente me dirigí hacia la salida de mi cuarto y de ahí tomé el atajo hacia la biblioteca, donde estaba la salida más próxima y por la que de pequeña me solía escapar para ir a dar largas caminatas por el bosque y luego volver. Solo que esta vez no habría regreso. Sabía que tenía que hacer. Mi destino no estaba entre las paredes del palacio, sino fuera de estas, en el exterior, feliz con la persona que realmente amo. Sé que a aquel enmascarado muchacho no lo veré más, pero hay otros hombres y mucho mejores que Burbank. Corrí todo lo que mis pies me daban, con tacos y todo, hasta encontrarme sumida en las espesuras del bosque, ya bien adentrada, encontré un tronco para sentarme y descansar. Escuché que un arroyo corría cerca, me moría de sed, estaba cansada de correr; me quité los zapatos de taco, para quedar descalza en la húmeda tierra. Dí un largo suspiro, para luego tomar los zapatos y levantarme de mi lugar. En ese momento escuché el crujir de ramas y en mi mente se formó la terrorífica idea de que me habían encontrado. Me levanté rápidamente y corrí a guarecerme entre los arbustos. No me importaba en lo mas mínimo el vestido, solo quería escapar. Pero me confundí, no eran pies humanos, sino patas de un caballo, que se dirigió al parecer hacia el curso de agua. Miré mi aspecto al llegar hacia el río: Los brazos sucios de barro, mi pelo enmarañado, el vestido marrón, ya no blanco, marrón y mi cara totalmente manchada. Decidí que era hora de darme un pequeño chapuzón.
El agua era cálida, rica se podría decir, me hacía sentir limpia. Me dediqué a nadar, solo un poco, en ese momento, miré hacia la orilla, al sentirme que ya no estaba tan sola como creía. Al salir hacia la superficie, tuve que ser bastante rápida y cubrir mi torso, ya que aún contenía mi prenda inferior conmigo.
-Qué haces aquí?!-exclamé mirando al muchacho que tenía mi vestido entre sus manos.
-No, la pregunta es que haces tu aquí, princesa?-dijo acercándose, por lo que yo me cubrí aún más-no era hoy el real casamiento? Que paso? Te agarraron los nervios prenupciales?
-Que tal si te vas a molestar a otro lado Joseph?-noté que sonreía con malicia y a su vez se acercaba a mí cada vez más y yo retrocedía ingresando nuevamente en el río.
-Princesita, este no es mas tu mundo, acá estas en el territorio ajeno, o sea, mío-noté que se quitaba la cazadora de cuero y los borceguíes, para luego de sacarse los calcetines, adentrarse en la corriente.
-Joseph, QUE SE SUPONE QUE HACES?!-le grité esto último, mientras llegaba frente a mí y me miraba de arriba abajo.
-Me doy un chapuzón?-dijo como si le hablara a una deficiente mental-princesa, creo que tiene que volver hacia su palacio, el futuro rey la espera-Dijo mientras se sumergía totalmente en el agua, haciendo que su camisa se mojara por completo. Cuando salió a la superficie, creí morir: la mojada tela se adhería perfectamente a su torso, marcando su bien definida musculatura y haciendo que tuviera que controlar mis impulsos para no abalanzarme sobre él. Que me sucede? Es insoportable y me odia, no puedo creer que realmente me fije en él. Con cuidado, me alejé de él, para salir a la orilla y, luego de apartarme de su mirada, colocarme nuevamente el vestido, pero sin los zapatos. Tomé los extremos, ya embarrados, para seguir con mi camino, pero me fue imposible, ya que alguien me tomó desde atrás, mojándome por completo.
-No pensará irse, cuando no conoce absolutamente nada, menos el camino, no?-su frío aliento rozaba la piel desnuda de mi cuello, haciendo que un cosquilleo se produzca en mi estómago.
-Donde pretendes que vaya, Joseph? De vuelta? Ni lo sueñes!-me removí en sus brazos, pero solo logré que nos cayéramos nuevamente al agua, esta vez, mojando todo el vestido. Me logré zafar de sus brazos para intentar salir del agua, solo que esta vez cargaría con el peso de las capas de tul, las cuales mojadas son realmente pesadas-genial! Ahora tengo el doble de peso! Maldito vestido!
-Que tal si vienes a verla a mi mama, ella te va a poder ayudar y por ahí te hace entrar en razón con respecto a que tenes que volver a tu ambiente y dejarnos en paz-lo miré.
-Sos bipolar?-sus ojos se abrieron demostrándome cierto desconcierto-en un momento me tratas bien y para el otro ya me estas tratando como si fuera una basura de la calle y, aunque este en “tu territorio”, sigo siendo una princesa, por lo que merezco respeto, el cuál yo siempre te di.
-Wow Jonas, ahora secuestras princesas?-en ese momento Sucedieron varias cosas a la vez. Primero, Joseph me apartó de la vista del recién llegado, un muchacho rubio de ojos claros, delgado que miraba con malicia a mi acompañante y a mi como si fuera algo comestible. Segundo, el extraño avanzó, solo unos pasos, para quedar frene a nosotros. Tercero, noté como todo el cuerpo de mi acompañante se tensaba. Realmente estaba nervioso y se contenía de atacar a aquel extraño.
-Brandon, este no es momento….-pero fue interrumpido
-por que? Aún no hiciste nada con ella? Sabemos muy bien lo que habría que hacer con la princesita…-dijo mirándome con malicia, a lo que yo retrocedí aún más-ella no pertenece a este lugar, ella pertenece a su palacio con sus sirvientes, a los cuales los tratan peor que a una rata de calle.
-Brandon, este no es momento para discutir…
-Mi padre esta involucrado en su búsqueda…-ahí lo reconocí: el es el hijo del jefe de custodia del palacio, siempre fue bastante insoportable, tiene la misma edad de Joseph y Denise siempre me contaba que se peleaban por una chica, pero nunca me dijo por quién. Pobre muchacha, tener que elegir entre ellos dos! A su vez sabía como continuaba todo: Brandon había entrado a trabajar en el palacio, pero mi madre con sus malditos tratos lo degradó a una rata de calle, lo que llevo a que se lo llevaran preso por intentar atacarla.
-Tu eras el que atacó a mi madre!-exclamé. En ese momento, Joseph me empujó, haciendo que caiga al suelo, mientras observé como tomaba a Brandon, quién se había abalanzado sobre mí.
-BRANDON! Tranquilízate! Ella no tiene conciencia de lo que dice, vive en una burbuja….
-Pero es hora de que entre al mundo real-lo empujó y se acercó a mí, para tomarme de los brazos y levantarme del suelo, elevándome en el aire, solo unos centímetros de tierra firme.
-Suéltame! Tarado! Suéltame!-dije removiéndome en sus brazos. Al ver que no lo hacía y que mis brazos me dolían cada vez más por la fuerte presión que ejercían sus manos, le pegué una patada en la pierna, haciendo que me suelte. Mientras se tomaba la pierna por el golpe, aproveché para alejarme lo más posible, pero tampoco pude mucho, ya que Joseph me bloqueó el camino-dejame pasar!
-No, es hora de que sepas lo que realmente pasa….
-Para que?! Para recibir insultos de su parte, verme degradada!
-Por lo menos estarías experimentando un poco de tu propia medicina!-me grito el muchacho rubio.
-Ustedes se creen que la vida en la realeza es tan fácil, pues noticia de último instante: NO LO ES!-dije sentándome en la tierra-se quejan de todo, pero saben lo que es que su propia madre los abofetee enfrente de cualquiera porque no quieren seguir con la tradición familiar?-ambos se miraron helados-CLARO QUE NO! Yo soy la imbécil y tarada princesita que creen que es una muñeca y que la pueden pasar por arriba, a mi me importan un bledo los status sociales nada más quiero respeto!-me paré y tomé a Brandon de la chaqueta-vida fácil? Pues te comento algo: este vestido que tengo puesto no me lo puse porque me gustó el diseño, me obligaron y me quieren hacer casar con un conde de 50 años porque es la tradición familiar que me case a los 20, no les importa nada de lo que piense, solo la tradición. Saben lo que los envidio por tener la libertad de elegir? No, claro que no-lo solté-en vez de perder el tiempo peleando, buscando formas de venganza, aprovechen su libertad, no la desperdicien en lastimarme más a mí. Y sí, yo también la odio-dije para concluir y sentarme en la fría tierra.
-A quién odias?-me preguntó Joseph.
-A mi madre-a ambos los ojos se les salían de órbita-ella nunca me crió, fue más mi nana mi mama que ella, nunca palabras de afecto, solo ordenes, no saben cuanto envidio sus vidas….-dije y por mi mejilla resbaló una lágrima. Aquellos muchachos se miraron para luego acercarse a mí. Ambos se sentaron a mis costados y me miraban con preocupación, mientras cruzaban una pequeña mirada con un atisbo de arrepentimiento.
-Rebecca…te voy a llevar a que veas a mi mama…ella te extraña horrores…-dijo Joseph mientras se levantaba de su lugar-vienes?-dijo extendiendo su mano hacia mí. La tomé y sentí como su cálida piel rozaba con la mía dándome una pequeña descarga. Brandon también se había parado, pero miraba a Joseph con envidia? Esa era la palabra? No es solo mi imaginación.
-Gracias-dije a ambos, ya que al estar tan mojado el vestido tuvieron que ayudarme los dos a que me parara.
-Vamos que está anocheciendo-en ese momento mi estómago rugió-me parece que tienes hambre-comento divertido.
-No he comido en todo el día…
-Entonces es mejor que vallan yendo-dijo Brandon-yo no le diré nada a mi padre que te he visto, no tendrás que regresar al palacio si no quiere, princesa-dijo esbozando una pequeña sonrisa.
-Gracias-esperé a que Joseph se calzara nuevamente para dirigirnos juntos hacia su casa. En mis manos estaban los zapatos, ya que no podía dejar rastro sino, me encontrarían y de vuelta a las cuatro paredes.
Parte VI:”Just the beginning”
Joseph me condujo por entre la maleza, debíamos evitar los caminos para que no me reconocieran, a parte demasiado obvio reconocerme con aquel vestido. Era bastante difícil caminar con aquellas capas de tul aún mojadas, pesaban demasiado. Al parecer, al no tener experiencia en lo absoluto y ser tan torpe, me tropecé con una raíz que había de un árbol. De no haber sido porque mi acompañante me atajó, me abría estampado contra el suelo.
-Gracias-le dije sonriendo. Ví en su rostro un cambio hacia mí…aún no sabía de que se trataba, pero pronto lo averiguaría. Noté que me soltaba nuevamente, para seguir nuestro camino hacia su hogar. El camino era silencioso, ninguno de los dos emitía sonido alguno, hasta que llegamos a un claro. En él, había una hermosa casa de dos pisos al estilo cabaña. Sin duda un bello hogar. Noté que Joseph se apuraba al llegar, pronto me dí cuenta de la razón: Estaba empezando a lloviznar. Al entrar, el calor hogareño chocó contra mi piel. Me intenté secar lo mejor posible mis mugrientos pies, pero no di ni un paso ya que la voz de Denise se escuchó cercana. Joseph estaba cerca de mí, pero no me tocaba ni un pelo.
-Joseph, volviste?-al verla, mi corazón volvió a latir tranquilamente, sentía que estaba en casa-como puede ser que hayas desaparecido todo este tiempo?! Estaba asustada! Pensé que te….-se heló al verme a mí en aquel deplorable estado.
-Mamá, la encontré nadando en el lago, se escapó-dijo mirándome y analizando mi rosto y cuerpo totalmente cubierto por barro y pasto. Noté que su vista se posaba por una milésima de segundo en el escote del vestido y me sonrojé levemente.
-Rebecca, que haces acá? Que paso?
-Me escapé, nana ya no aguantaba mas estar ahí, sentirme confinada a ese hombre que ni siquiera lo conozco.
-Ven, te puedes quedar acá, pero tendrás que usar la ropa que tenemos…
-no importa…mejor-le dije sonriendo. Quería abrazarla, pero me pareció que no era conveniente totalmente sucia y llena de barro.
-Podrás dormir temporalmente en el cuarto de Joseph, mañana te preparo el de huéspedes
-Muchas gracias…-rugió mi estómago.
-Creo que es hora de que comas algo…primero dúchate-me condujo escaleras arriba, donde me llevó hasta el baño, me dejó unos shorts y una camisa, aparentemente de Joseph. Me bañé y cambié con las prendas que me precisó Denise, para dirigirme escaleras abajo, donde escuché la plática que tenía Joseph con su madre.
-Joseph, donde la encontraste?
-Estaba nadando en el río cerca de la casa de Brandon….
-Decime que no la vió!
-La vió, pero al parecer dijo que no va a decir nada,
-Esperemos que sea así…hijo hay algo que debo preguntarte…le contaste la verdad sobre la rivalidad entre vos y Brandon? Ella sabe algo?
-No y no le voy a decir, ella no es nadie para mí-esto hizo que mi corazón se estrujara por completo formando un nudo en su lugar. Entré en el comedor, como si nada sucediera, noté las miradas de ambos sobre mí, pero decidí ignorarlas. No quería que se dieran cuenta de mi sufrimiento.
-Rebecca, deseas comer algo?
-Claro, gracias-dije sonriente. Intentaba ocultar lo que anteriormente había escuchado, no quería que notaran mi dolor. Denise me condujo hasta la cocina, donde vi como servía en un par de platos un poco de pasta. Cocinar no era mi fuerte, pero si me permitían quedar por un tiempo, ayudaría en todo lo posible.
-Nana, deseas ayuda?
-No, por favor, sos mi invitada…
-No, soy la que se refugia de que la encuentren, la que se esconde de todo…nana, por lo menos déjame pagarte este favor con mi ayuda-le dije sonriente.
-Bueno….mañana puedes ayudar a Joseph con los caballos, ahora solo come algo, me dijo que no has comido nada en todo el día.
-Gracias-dije tomando ambos platos para dirigirme de vuelta al comedor. En el estaba aquel muchacho de ojos almendrados sentado en una de las sillas. Su vista se posó en mí, notaba su cambio, como le impresionaba verme con otras prendas que no sean las que me dan en el palacio-aquí tienes…-dije colocando el plato frente a él.
-Gracias-me senté frente a él. Ví como comía, en verdad comer pastas no es lo mío; me dí cuenta ya que Joseph al mirarme se empezó a reír.
-La pasta no es lo tuyo-dijo entre risas, mientras se acercaba a mí con una servilleta en su mano.
-Tanto se nota?
-Solo un poco-se acercó y limpió mis labios con aquel trazo de tela. Su mirada, al retirar la servilleta, se posó en mis labios, noté como los miraba fijo, pero en vez de acercarse, se dirigió de vuelta a su asiento. Parecía tener una lucha interna, en el momento en el que iba a hablar, Denise apareció para ofrecernos algo más de comer.
-No gracias, a decir verdad, estoy cansada-dije en un bostezo y me tape la boca.
-Entonces, Joseph, por favor condúcela al cuarto…-miró a su hijo, quién me miraba fijo.
-Claro-dijo sacudiendo su cabeza-vienes?-dijo haciendo un ademan con su mano para que lo siguiera. Nos dirigimos nuevamente escaleras arriba, donde me condujo por un pasillo lleno de puertas y con las paredes de madera. Entramos en la ante última puerta. Al ingresar, lo primero que observe fue la cama tendida desprolijamente y el diván al lado armado perfectamente, ni una sola arruga.
-Espero que estés cómoda-dijo señalando el diván.
-Gracias, Joseph, muchas gracias por la ayuda-le dije esbozando una sonrisa. Me dirigí hacia el diván sin esperar una respuesta por parte suya, mientras el se dirigía hasta el placar para sacar una remera y un short. Los tomó para dirigirse hacia el baño y cambiarse. Al rato apareció ya cambiado para dirigirse hacia su cama, mientras yo me acostaba en el diván.
-buenas noches Joseph
-buenas noches…princesa-dijo para apagar la luz. Ahí volvió la pesadilla anterior. Otra vez llegaba a la parte en la que a Joseph lo apuñalaba Burbank, pero esta vez me desperté gritando, llorando y bañada en sudor. Al mirar hacia mi costado, Joseph estaba ahí y me miraba preocupado. Solo atiné a arrojarme en sus brazos antes de largarme a llorar desconsoladamente. Este era solo el comienzo.
Parte VII:”Don’t go breaking my heart”
-Tranquila, todo va a estar bien…-repetía una y otra vez abrazándome, mientras con mis lágrimas mojaba toda su remera. No podía parar de llorar, aquel miedo de cerrar los ojos era enorme e incontrolable. Sentía que entre sus brazos estaba segura, por lo menos por un rato. Luego de pasado un tiempo, me separé de él, al notar en que posición me encontraba: estaba sentada sobre sus piernas, abrazándolo por el cuello como una nena pequeña cuando tiene una pesadilla.
-Yo…lo siento…no quería incomodarte…-dije separándome de él.
-Eh…no…está bien…solo era un…mal sueño….-dijo levantándose de su lugar y volviendo hacia su cama de dos plazas.
-Gracias Joseph, perdón por el susto-dije sonriéndole mientras me dirigía hacia debajo de las cobijas nuevamente.
-No hay problema, solo espero que ahora sí duermas tranquila-esto fue lo último que escuché hasta el otro día cuando su despertador sonó. Lo apagó para estirarse y salirse de la cama. Noté que se dirigía hacia el baño, por lo que me di media vuelta en la cama y seguí durmiendo hasta que sentí como mojaban mi cara-JOSEPH! QUE SE SUPONE QUE HACES!? –exclamé enojada al verlo que tenía un vaso vacío en sus manos, el cual había vertido anteriormente en mi rostro.
-Solo te despertaba-dijo sonriente. Me levanté para, luego de pegarle con una almohada, dirigirme hacia el baño, donde me asee para salir nuevamente. Me helé en la puerta al ver la imagen frente a mí: Joseph en jeans con el torso al descubierto, simplemente un crimen.
-Eh…yo…mejor voy bajando…-dije pasando por su lado, antes que pudiera seguir, me tomó del brazo para hacer que quede pegada a su torso-Joseph suel….-pero no pude seguir, ya que posó sus labios sobre los míos. Aquellos labios yo los conocía….ERA EL ENMASCARADO! Él era el único que sabía a donde iba yo cuando quería estar sola, el solo podía saber como apartarme de Burbank…aunque mi mente me decía que parara el beso para pedir explicaciones, mi cuerpo quería seguir. Sentía que, por primera vez, era correspondida por alguien. Sus manos pasaron a enroscarse en mi cintura, mientras las mías a enredar mis dedos en su sedoso cabello y dar de a ratos unos leves tirones. Su lengua batallaba con la mía, no se sabía cual sería la vencedora, mientras que por mi cuerpo corría aquel fuego abrasador del que siempre hablan en los libros románticos. El calor que solo se siente con un verdadero beso. De a poco sentí como retrocedíamos hasta caer ambos en su cama, quedando yo debajo de su anatomía. Nos besábamos con pasión, pero el aire de nuestros pulmones cada vez era mas escaso, por lo que nos separamos solo para recuperar el aliento, pegando nuestras frentes-vos eras el enmascarado? Me besaste!?
-No podía ir como yo, nunca me hubiera aceptado-lo tomé por la nuca y atraje sus labios a los míos para darles un apasionado beso. Sorprendido y todo me lo siguió, mientras sus manos pasaban a acariciar mi espalda por debajo de la camisa. Esto hubiera pasado a mayores, de no ser porque se escucharon insistentes golpes en la puerta del dormitorio. Nos separamos de golpe, Joseph se colocó una musculosa con una camisa a cuadros sobre esta y abrió la puerta, para dejar ver a mi nana en camisón.
-Venía a despertarlos….Rebecca, tu madre me estuvo llamando-mi respiración se paralizó-no le dije que estabas acá ni tampoco que te he visto.
-Gracias nana-la abracé-yo…voy a buscar a donde irme, no quiero meterlos en problemas…
-NO! Rebecca, no voy a dejar que te vallas, no conoces nada, te puede pasar de todo…para tener 20 años no tienes experiencia en muchas cosas…no quiero que se aprovechen de ti.
-Gracias, pero…
-Pero nada, ahora bajen a desayudar-miró a su hijo-Joe ella te va a estar ayudando hoy con los caballos
-Ok-Denise, antes de retirarse, me dio una solera azul con flores blancas.
-Para que te puedas cambiar y ponte esto de calzado-me dio unas zapatillas estilo converse.
-Gracias., nana, como voy a poder pagarte esto alguna vez?
-Siendo la persona que sos-me dio un beso en la frente y se retiró del cuarto cerrando la puerta tras de sí. Con prendas en mano me dirigí al baño para cambiarme. Me hice una trenza cocida en mi pelo y salí hacia el cuarto, encontrándome sola en él. Joseph se había ido.
Ya en el descanso de la escalera, escuché otra charla de mi nana y su hijo:
-Joe, que sucede? Te veo distante…
-Estoy bien…no te preocupes
-como durmieron anoche?
-Bien, ella…esta teniendo pesadillas, ayer a la noche se levanto llorando de una pesadilla…se la veía mortificada. La tuve que consolar…
-Le voy a decir que duerma en mi cuarto, tu padre aún sigue de viaje…
-No me molesta en el cuarto…
-Yo solo decía, como te molesta tanto ella…
-Ahora no tanto…-decidí bajar hasta llegar a su lado.
-Perdón la demora-noté la mirada de Joseph sobre mí, lo cuál hacia que cada vez estuviera más nerviosa. Nos sentamos a la mesa para desayunar los tres, Denise se la pasaba preguntando si estaba cómoda en aquel cuarto y todo el tiempo le respondía que sí. Ya marcadas las 9.00AM, me dirigí junto a Joseph a ver los caballos. Al verlos me recordaba cuando me habían enseñado equitación de pequeña, aún no lo olvidaba. Una mano en mi mejilla hizo que saliera de mi ensimismamiento, para posar mi vista en aquellos almendrados ojos que tanto me gustan.
-Luce hermosa-me dijo acariciando mi mejilla. Noté que de a poco iba acercando su rostro al mío, pero antes de que nuestros labios se rozaran, una voz masculina nos interrumpió.
-Joe!-nos separamos, Brandon-princesa-dijo haciendo una reverencia, mientras mi acompañante miraba hacia el techo-luce hermosa.
-gracias a ambos-Brandon me miró confundido-Joseph me lo dijo hace unos segundos atrás-le dije esbozando una pequeña sonrisa, mientras Joseph me miraba sonriente-bueno, en que puedo ayudar con los caballos?-dije mirando a mi moreno acompañante.
-Sí, vamos a cambiarles el agua y a cepillarlos-comenzamos con el agua. A mi me toco cambiársela a una yegua que estaba embarazada y no le faltaba mucho para tener cría. Noté que se acercaba para oler mi mano, por lo que luego de un rato comencé a acariciarla. Su pelo, suave al tacto, era blanco como la nieve, sus ojos marrones tan hermosos y expresivos me miraban como expectantes. Hacía tanto que no tocaba un caballo, desde pequeña que por ser una princesa no me dejaban ensuciarme mis manos…por eso siempre fui tan desastrosa en todo lo que hacía.
-Parece que le agradas a Scarlet-comentó sonriente Brandon, a su lado, apareció Joseph.
-No es común que se lleve bien con mujeres…a mama no la soporta….
-Menos a Clarissa-yo miré a Brandon cuando mencionó a la muchacha. Clarissa era alguien que yo conocía…ella era mi prima. Nunca nos llevamos bien, ella odiaba que yo sea la princesa, la heredera, ahora sería su turno de tomar el trono y hacer lo que quisiera con él. Hacía cuatro años que no sabía nada de ella, se habían peleado mi madre y mi tía, por lo que no nos vimos más. Tenía entendido que vivía cerca de la casa de nana, pero nunca supe bien donde.
-Clarissa?-pregunté mirándolo a Joseph.
-Eh…si….
-Joe, como no le hablaste de tu novia?-en ese momento mi corazón se paró, Novia? Mi prima salía con el muchacho del que yo estoy enamorada? Mis ojos se llenaron de lágrimas. Aquel beso, en el que yo había sentido que me entregaban todo el amor y cariño, era en realidad, un beso sin sentido…él no me quería a mí. Menos con Clarissa de por medio.
-Brandon, me dejas a solas con ella? Ya!-fulminó con la mirada a el interpelado y este, luego de una reverencia, se retiró del establo.
-Joseph…no tienes por que darme explicaciones…-dije con la voz tomada, mientras retrocedía alejándome de su lado y acercándome a donde estaba el blanco caballo. Acariciaba su lomo y su abultado vientre, mientras le pasaba el cepillo por su pelaje.
-Ella es mi novia de hace tres años, mi madre ya quiere que nos casemos
-Seguro van a tener una muy linda familia-comente aguantándome las lágrimas, no quería que me viera llorar. Menos por él. Mi corazón ya estaba completamente destrozado. Sentí que se acercaba a mí, pero lo ignoré continuando con el cepillado.
-Princesa, yo…-en ese momento Scarlet me empujó, haciendo que caiga hacia atrás, por ende cayera sobre Joseph, con quién fuimos a parar dentro del recipiente para agua, el cual era una especie de estanque para ambos. Estábamos completamente empapados, al levantarme, Joseph estaba debajo de mí.
-Scarlet!-la reprimió el muchacho-Princesa lo siento mucho yo….
-No importa, a cualquiera le pasa-noté que se acercaba a mí, tomándome por la nuca y posó sus labios sobre los míos para darme un apasionado beso, el cuál como todo, fue interrumpido por unos gritos.
-PRINCESA?! JOSEPH QUE HACES BESANDO A MI PRIMA?!-nos separamos, cayendo nuevamente, por el susto, en la fuente de agua.
Parte VIII: “Fury”
-Clarissa?-pregunté asombrada al ver su cambio. Una muchacha de cabello lacio rubio como los rayos del sol y ojos celestes nos miraba a ambos con enojo, pero en especial a mí-que haces aquí?
-QUE TE PARECE QUE HAGO?! VINE A VER A MI NOVIO! Y que pasa? Lo encuentro BESANDOTE A TI!-dijo y me empujó lejos de Joseph-como podes besarla a ella!? JOE! Porque?-dijo entre lágrimas.
-Clar, por favor…solo…-se acercó a ella, mientras yo veía como mi prima se las ingeniaba por hacerle todo el juego de pobrecita y que él vuelva a su lado.
-NO! ándate con ella! Déjame sola!-yo estaba a punto de decir algo, pero era caso perdido, por lo que me levanté y me dirigí fuera del establo, no soportaría esto frente a mí. No por no estar en mi palacio quiere decir que no merezco respeto, solo quiero que me respeten como a una persona, pero con Clarissa, es imposible. Me dirigí hacia una parte del parque apartada, donde daba el sol, de manera tal que mi ropa se secara. Me senté en las raíces de un sauce, donde luego de un rato me quede dormida. Me desperté al sentir que alguien acariciaba mi cabello. Al girarme, una nena de unos cinco años me miraba sonriente.
-Princesa…debe volver a su casa, sus padres la necesitan, su tío no debe tomar el trono y menos Clarissa, ya sabe lo que va a pasar con la gente del lugar, con Joe…
-Yo a él no le importo en lo más mínimo, la única que le importa es ella…-la nena de cabellos dorados como el oro se paró y me extendió su mano, la cual tome para levantarme de mi lugar.
-Necesito que veas como va a ser….-no me soltó de la mano, sino que me condujo hasta el linde con el bosque para hacerme adentrar en él, pero no aparecimos entre los árboles, sino en un salón de baile, especialmente preparado para una coronación.
-Donde estamos?-le pregunté a la blonda niña.
-Ya lo verá princesa…-me hizo seguir caminando hasta llegar a donde estaba toda la muchedumbre, entre las cabezas pude distinguir en el altar a Clarissa, usando un vestido especial, utilizado en la familia solo para coronar a las mujeres.
-Que hace Clarissa con eso?-dije extrañada, en eso veo que unos guardias traen a una pareja, que reconocí enseguida: Mis padres-NO!-pero nadie me escuchó, pronto lo comprendí, para ellos era un fantasma.
-Estamos aquí reunidos hoy, para coronar a Clarissa Harrison como la nueva reina de este hermoso país. A su vez, para sentenciar los años de prisión para los anteriores reyes-la gente reunida aplaudió por la sentencia.
-Como todos sabran, la princesa Rebecca Jones ha sido encontrada muerta el domingo de la semana pasada-anunció Clarissa
-Rebecca Jones que en paz descanse-mi sangre se heló. Me había muerto? Que había pasado.
-Ahora, solo queda rezar porque ella encuentre el camino hacia la luz y seguir adelante con este país, a su vez, quiero anunciar que no estaré sola en esto-dijo mirando a todos con una sonrisa de suficiencia-por favor, aplaudan a mi marido, Joseph Jonas
-QUE?! NO, POR FAVOR NO!-grité, mientras veía que un demacrado Joseph subía al escenario. Miré con desesperación a aquella nena que me había traído a mi peor pesadilla, mientras mi prima era coronada y mis padres sentenciados a una vida de cárcel. Sentí los fríos dedos de la pequeña, que me arrastraban hacia la salida y me encontré en un claro en el bosque. Me dirigí hacia un tronco caído en el suelo para sentarme en él y derramar mis lágrimas con tranquilidad-por favor, decime que esto no va a pasar….
-Me llamo Lucy, soy el espíritu del futuro, pero solo tu me puedes ver…tengo encomendado hacerte ver que es lo que sucederá si dejas que tu prima gane todo…
-Voy a perder a Joe, a mis padres y el reinado…todo…
-Puedes cambiarlo, es un futuro aún no terminado…
-Que me pasó? Por qué morí?
-Te mataron en un parque en el cual estabas con Joseph, por defenderlo de Burbank….
-Va a suceder?
-Si te despiertas ahora y gritas por Joe, no-la nena se desvaneció. Había sido todo un sueño. Al abrir los ojos, ya era de noche. Escuché que me llamaban e hice lo que Lucy me indicó.
-JOE! JOE!-grité con todas mis fuerzas. Al poco tiempo, el moreno estaba frente a mí. Se acercó corriendo y me abrazó.
-Princesa, estaba preocupado…que sucedió, que te pasó?-dijo mientras veía como de mis ojos caían las lágrimas. Me aferré a su cuerpo para hundir mi rostro en su pecho y llorar. Noté como intentaba calmarme.
-Nada…fue un mal sueño…solo…tengo miedo…
-Nada va a pasar…Clarissa no dirá nada-yo lo miré y la tristeza se borro de mi mente para una oleada de bronca y odio me azotara completamente.
-Clarissa va a ser la primera en delatar que estoy acá-dije parándome de mi lugar y alejándome de él.
-Princesa, ella es…
-tu novia, lo se Joseph, solo…-me giré para quedar frente de él-para la próxima no me beses, porque te juro que no saldrás vivo-me encaminé de vuelta hacia la casa. Mis prendas ya estaban secas. Al ingresar seguida de Joseph, Denise se acercó corriendo hacia mí y me abrazó.
-Estaba tan preocupada! Que sucedió?
-Princesa…te perdiste?-al escuchar aquella voz, la bronca en mí aumentó. Me solté del agarre de Denise para acercarme a mi prima-Hay dios! Es raro verla degradada de tal manera, donde están los vestidos y las joyas? Es feo, no? Ahora los tienes a ellos de sirvientes?-me acerqué hasta quedar frente a ella-Ay Rebecca, sos tan patética, no se como se te puede llamar princesa-antes de que cualquiera pudiera decir algo, Clarissa recibió un golpe en su nariz por mi parte. La furia había avanzado y con ella, mi descontrol.
-CLARISSA! REBECCA! Que sucede!?-escuché a Denise exclamar. Detrás de ella apareció su hijo, ambos helados al ver en que estado estaba Clarissa. Su cara chorreaba sangre y su nariz estaba completamente hinchada-Rebecca, que sucedió?
-Simplemente le devolví un favor-dije para dirigirme fuera de la habitación. Al salir, pasé por al lado de Joseph-ahí tienes a la damisela a quien cuidar-me dirigí escaleras arriba para tirarme sobre el diván. De a poco me calmaba y las lágrimas de impotencia surgían sin poder hacer nada contra ellas. A la hora, maso menos, apareció Joseph, quién me dedicó una sombría mirada. Genial, ahora se venía su furia.
Parte IX: “She’s not you”
-Por que le pegó a Clarissa? Se puede saber?-dijo acercándose a mí y quedando frente mío.
-Problema entre ella y yo-respondí para girar mi cabeza para no mirarlo, pero no pude por mucho tiempo, ya que me tomó por los brazos y me levantó para quedar a su altura-SUELTAME!
-No grite que esta mi madre abajo-dijo susurrándome. Su fresco aliento rozó mi piel, haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
-Joseph, sinceramente no te entiendo-me miró con desconcierto-para que me besas si tienes de novia a mi prima? Solo porque te aprovechas de que soy princesa o que?-sentí como la presión en mis brazos aflojaba y me colocaba de nuevo en el suelo de pie.
-No, yo nunca jugaría con eso…
-Entonces, por que? Mi prima era por quién se peleaban con Brandon, ahora que la tienes porque desperdicias todo conmigo?-me miró helado.
-No, un momento! Como sabes de que me peleé con Brandon por eso?
-Nana me lo dijo, ahora…responde mi pregunta.
-no era por ella por quien nos peleábamos, en realidad seguimos…
-Por quien es, entonces?-noté que acercaba su rostro al mío, mientras me tomaba por la nuca.
-Por usted, princesa-sentí su frío aliento sobre mis labios, seguido de una presión sobre estos. Le hubiera seguido el beso, de no ser porque en ese preciso momento escuché como la puerta del cuarto se abría. Me separé a velocidad luz de él, para quedar sentada en la cama. Por la puerta entro quién otra que Clarissa.
-Amor!-se arrojó a los brazos de Joseph-me acompañas a casa?
-Clar, estoy ocupado….
-CON ELLA?!-dijo con asco-sos capaz de dejarme sola con tal de estar con ella?
-Clarissa, por favor, si te comportas de esta manera solo porque esta ella, no quiero saber si te enteras de que se va a quedar por un tiempo con nosotros…
-QUE?! Como que SE VA A QUEDAR?! Joe, decime que es un chiste, por favor?!-dijo mirándolo desesperadamente.
-Ella se va a quedar el tiempo que le sea necesario, ok?-le dijo soltándose del agarre de ella y acercándose a mí-Rebecca, deseas comer algo?-me dijo esbozando una sonrisa.
-Claro, muchas gracias Joseph-le dije devolviéndole la sonrisa. Ignorando completamente los caprichos de Clarissa, me tomó por la mano para conducirme escaleras abajo, donde se sentía el rico olor a comida, el cuál hacía que mi estómago rugiera. Me senté a la mesa mientras Denise nos alcanzaba unos platos con algo de comida. Clarissa se había quedado, pero no hablaba, solo se dedicaba a fulminar con la mirada a Joseph. Yo aún no caía que realmente le importara más de lo que pensaba. Denise miraba preocupada a su hijo, claro ella esperaba que este se casara con Clarissa, nunca aceptaría que alguien mas a parte de ella lo puede amar. No se si Clarissa realmente esta enamorada de Joseph, para mi opinión es solo calentura del momento. Cuando mi prima finalmente se retiró de la casa y mientras ayudaba a Denise con los platos, esta preguntó a su hijo:
-Hijo, cuando se van a casar?-tuve que agarrarme del borde de la mesada para no caerme, mientras los ojos de Joe se abrían como platos.
-No sé, mama aún no estoy seguro de pasar el resto de mi vida a su lado…
-Joe, no puedes seguir esperando algo que sabemos que no va a suceder!-exclamó su madre ya exasperada-crees que se va a fijar en alguien como nosotros? En alguien de nuestro status social?
-Madre, solo…déjame pensarlo por un tiempo, por favor…
-Ok, solo quiero que encamines tu vida-le dijo dándole un beso en la mejilla de su hijo, para acercarse a mí-Rebecca, ve a descansar, has tenido un día bastante complicado por lo que me enteré…
-Nana, quiero ayudar, no soy una inútil, por favor?-dije esbozando una pequeña sonrisa.
-Ok-dijo soltando un suspiro y se colocó a mi lado para secar la vajilla que yo iba terminando de lavar, mientras Joseph la guardaba en su lugar. Estuvimos así 15 minutos, al terminar, me despedí de mi nana para dirigirme escaleras arriba a asearme e irme a descansar. Había sido un largo día. Pero no terminaba aún, Joseph me esperaba en el cuarto, debíamos aclarar unas cosas antes de dormir. Me senté frente a él en mi cama, mientras el tomaba asiento en la suya-de que deseas hablar, Joseph?
-Necesito que aclaremos algo….-dijo mientras se acercaba a mí y se arrodillaba para quedar a centímetros de mi rostro
-Que debemos aclarar?-dije intentando no demostrar mi nerviosismo cerca de él.
-Esto-se acercó por completo para besarme apasionadamente. Pronto me vi rodeando su cadera con mis piernas, mientras que el acariciaba mis muslos por arriba de la tela de mi solera. Su lengua batallaba con la mía, mientras el fuego invadía todos mis sentidos, anulándolos. Nuestras respiraciones eran cada vez más entrecortadas y nuestros besos contenían cada vez más pasión. De pronto me encontré aún rodeando su cadera, pero con mi espalda pegada a la pared. Sus labios pasaron a besar la piel de mi cuello, de a ratos hincaba pero muy levemente sus dientes y rozaba con su lengua y aliento. Mis manos se enredaban en su hondeada cabellera y tiraba levemente de algunos mechones, solo incrementando aún más la pasión. Sentía como la situación cada vez se iba más fuera de control, pero aunque realmente me agradaba estar así con él, una idea invadía mi mente y me negaba el continuar con este juego que habíamos comenzado. No se de donde saque las fuerzas, pero lo separé de mí, para bajarme de su cadera, quedando nuevamente de pie en el suelo. Sus almendrados ojos me miraban con un dejo de sorpresa pero a su vez contenían pasión, una que no había visto nunca en los ojos de nadie. Tomé una gran bocanada de aire para llenar mis pulmones y me decidí a hablar.
-Joseph, no puedo hacer esto-me miró helado-estas con mi prima y, aunque ella no sea de mi agrado, es con quién tu madre quiere que pases tu vida y no quiero interponerme más en este asunto. Mañana mismo vuelvo al palacio y no me meto mas en tu vida…-me iba a ir, pero me tomó por el brazo haciendo que quede frente a él.
-No, princesa después de todo lo que luchaste por escaparte y pasar desapercibida, se va a ir?
-Joseph, después de besarme de esa manera me tratas de usted?-dije esbozando una pequeña sonrisa. Es el único que me respeta de esa manera. Mi conciencia tenía razón, nunca nadie me había tratado así.
-Es la costumbre. Por favor, Rebecca, no te vallas-al oírlo pronunciar mi nombre, todas mis hormonas se revolucionaron y mi corazón comenzó a palpitar cada vez más rápido-No voy a soportar verte decir el sí en el altar, menos si eso te lleva a ser de Burbank
-Joseph…
-Joe-me dijo esbozando una sonrisa.
-Joe, no puedo romper todos los esquemas de Denise, ella ya te ve casado con Clarissa…
-Pero ella no es vos, Rebecca-con esto me helé-desde que te ví la primera vez me enamore pero no podía demostrar, ya sabes lo que pasa si se enteran de que a alguien de baja clase le gusta la princesa…
-Eso es solo un mito…entonces que le hacen a la princesa si se enamora de un chico de diferente status?-dije acercándome a él y tomando su rostro entre mis manos.
-Q...QQQUE?!-Al escuchar ese grito nos separamos. Denise.
-Mama!-dijo Joe acercándose a ella y separándose de mí-por favor…no…
-Rebeca, podemos hablar a solas?-dijo ignorando a su hijo y mirándome a mí.
-Claro nana-dije esbozando media sonrisa. Me dirigí junto a ella hacia su cuarto, donde me hizo sentar en la cama de dos plazas. Ella se sentó a mi lado y se decidió a hablar.
-Rebecca, me podes explicar que sucedió?
-Nana…yo…te mentí-sus ojos se abrieron de par en par-recuerdas cuando estábamos hablando en mi cuarto y me hiciste confesarte que estaba enamorada de alguien?-ella asintió-bueno, nunca te lo quise decir, pero….estoy enamorada de Joseph.
-De verdad?-yo asentí-tanto tiempo que se peleó con Brandon, cuando yo le decía que saliera con otras chicas…yo pensé que te había olvidado, cuando lo escuché hará tres días que decía lo mal que le caías y todo…yo me di cuenta de que nunca te pudo olvidar, pero…Rebecca, tu tienes un deber y tarde o temprano lo vas a tener que enfrentar…
-Lo sé-dije bajando mi cabeza-es solo que quisiera por una vez que algo de lo que yo quiero se cumpliera, que el hombre que yo realmente amo me mire y me corresponda, que mi madre me de el cariño que tu me das, que no tenga que casarme con alguien que no conozco….
-Lo amas?-me dijo parándose de su lugar.
-Sí, mucho-la mirada de mi nana se llenó de pequeñas gotas de agua salada las cuales no tardaron en salir y caer por sus mejillas-nana no llores…te prometo alejarme de él, prometo dejarlo que se case con Clarissa, prometo mañana irme y no volver….-pero ella me silenció con la mirada.
-Rebecca no te puedo dejar ir, no puedo dejar que mi hijo cometa otro error, como casarse con Clarissa-mis ojos se dilataron de sorpresa-ella no lo merece, solo lo trata mal y lo utiliza para sus fines, yo se que Brandon esta con ella…se que ella solo esta con Joe porque sabe que él te quiere a ti, ella siempre te envidió por ser princesa vos y no ella.
-Le regalo el título, yo quiero ser una persona normal, común y corriente…no quiero estar destinada y confinada a un hombre que por mas plata que tenga nunca va a entender el verdadero concepto de amor.
-Rebecca, siempre dije que estabas destinada a grandes cosas….
-Sí, yo se que no quieres verme con tu hijo, se que no soy para él y debo hacer lo que me corresponde…
-Yo quiero que estés con él, desde hoy a la mañana, cuando se despertaron lo ví mejor, lo vi feliz después de tanto tiempo, lo vi bien. Clarissa no eras tú….
-Nana, pero que va a pasar…-en ese momento se escucharon ruidos en la planta baja de la casa, cosas que se rompían y disparos. Mi sangre se heló. Me habían encontrado.
Parte X: “My angel”
-JOE!-grité al ver como dos guardias se lo llevaban a rastras hacia uno de los autos del palacio. Antes de que los guardias se dieran vuelta y me vieran, una mano me tapo la boca y me quitó de la vista de los invasores. Al girarme, Denise-Nana, no puedo dejar que se lo lleven, lo van a lastimar…lo van a matar-dije esto último ahogándome en lágrimas. No podía dejar que lo mataran.
-Rebecca debes irte, no le van a hacer nada a Joe, saben los sentimientos de él hacia ti y se imaginan los tuyos, lo van a utilizar de carnada….-hubo un disparo hacia la habitación nuestra. Ambas caímos al suelo, nana me protegía de los vidrios que se reventaron ante el impacto-Rebecca, veta antes de que te encuentren! Por favor! Vamos a estar bien…por favor!-me empujó hacia la salida de la habitación, mientras escuchaba como los guardias subían la escalera-CORRE!-hice lo que me ordenó, corrí con todas mis fuerzas hacia el cuarto del final, entré en este y cerré la puerta con seguro. Estaba en la parte de las armas. Sabía como manejar espadas y armas, pero nunca me había agradado demasiado. Tomé una de las espadas para, luego de abrir la ventana, escaparme por esta, trepando por el árbol y llegando hasta tierra firme. Tenía miedo, mucho miedo, no podía dejar que lo lastimaran a Joseph, ví que los dejaban frente a la casa, ahora hecha ruinas y los amenazaban con espadas y pistolas. Nana tenía la cara colorada y su labio inferior cortado. Joseph…era otro tema. Su camisa, en el brazo derecho rasgada y manchada de sangre, su labio inferior con un pequeño corte y su mejilla también. Uno de los guardias se acercó a ellos y lo reconocí enseguida: Dimitri. Me acerqué aún más, pero aún resguardada entre los arbustos. Mi solera estaba manchada de barro y mis brazos estaban llenos de raspones. Noté como Dimitri lo levantaba a Joe del suelo por la parte delantera de la camisa.
-A ver campesinito si nos decís a donde está la princesa, donde se la llevaron?!
-Ella nunca vino acá…no la he visto!
-Seguro! Que casualidad que desapareció el mismo día que ustedes se fueron del castillo.
-Nunca se pusieron a pensar que si se escapó lo hizo por su cuenta y que era para no casarse con ese cerdo de Burbank!-dijo exasperado Joseph. En ese momento aparecieron quienes otros que Clarissa y Brandon.
-Joe, por favor, decile a Dimitri donde esta tu amante, porque él sabe ya todo, y mis tíos también…
-Clarissa…-dijo Denise-que tal si te vuelves a tu casa a encerrarte y rumiar envidia hacia Rebecca, porque eso es lo que tienes, envidia de que ella sea la princesa y vos no!
-Denise, eso ya se revirtió, ella no es princesa, lo soy yo-mis ojos se abrieron de par en par-mi tía me concedió el trono a mí, así que si solo la buscamos es para encerrarla en una celda-en ese momento de uno de los autos bajó mi madre. Siempre tan pulcra vestida y con su corona, nunca faltaba. Sus relucientes joyas y su perfecto conjunto de pollera y bléiser.
-Denise, donde esta mi hija?
-No lo se, no la hemos visto.
-Mientes!-grito exasperada mi madre y se acercó a ella para tomarla de un brazo fuertemente-donde esta ella? Ya Dimitri encontró el vestido, donde esta?!
-No lo se-noté que mi madre le hacía una seña con la cabeza a Dimitri y este se acercó a Joe para ponerle un cuchillo en la garganta.
-Piensa bien antes de responder…sino tu patético hijo se va a despedir de este mundo-Denise la miró con horror. No iba a dejar que eso pasase. Salí de mi escondite sin que nadie lo notara y con la espada en mi mano me paré detrás de Dimitri.
-SUELTALO!-grité y le corté la espalda solo un poco para que lo suelte a Joe. Este último cayó al suelo y me miró con miedo, todos en el lugar se habían quedado helados. Dimitri se había levantado de su lugar y se acercaba a mí, pero fui más rápida y le hice un tajo en la cara con el filo de la espada.
-Rebecca?-preguntó mi madre. Yo la ignoré, para acercarme a Joe, quién estaba tirado en el suelo. Denise me miraba con terror. Ella quería que me fuera. Pero no lo hice, no iba a dejar que ellos fueran víctimas de mi familia.
-Joe, estas bien?-me acerqué a él, quién me empujó detrás suyo, para apartarme de la vista de mi madre, prima , guardia de seguridad y enemigo. Mi madre se acercó a nosotros y con Joe retrocedimos, quedé pegada a la pared de la casa y con la espalda de Joe frente a mí.
-Joseph, quítate, no vamos a perdonar esta vez tu vida.
-Esta vez?-le pregunté a mi protector.
-Ah no le contaste?-yo lo miré sin entender-bueno, yo te voy a decir: cuando me hablaste de tu enmascarado, me di cuenta enseguida de quien había sido, el único que no había estado presente en la fiesta. Noté que, luego al volver a verlo, tenía sus labios con el color de tu labial y muy simple, le perdonamos la vida solo porque no hizo nada más contigo y porque no se interpuso en tu casamiento con Burbank, el cuál vamos a efectuar…
-NO, no lo harán-le dije, ella me miró-Clarissa es quién se debe casar con él, ella es la princesa, no yo; soy una persona común y corriente y quiero seguir siéndolo.
-Rebecca tienes una obligación con este país…
-Y tu la tienes con todos!-le espeté fuera de mis casillas. Ella se acercó a ambos y empujó a Joe, quién se corrió, acercándose a Denise, quién lo abrazó con todas sus fuerzas. No era agradable ver como a tu hijo le ponían una daga en el cuello para terminar con su vida.
-Rebecca te vas a ir con nosotros, te guste o no…
-Tía, vamos, ella se quiere quedar a cuidar a los damnificados…-dijo riéndose Clarissa. Me iba a abalanzar sobre ella, pero alguien me tomó detrás y me colocó algo en mi boca y nariz. Pronto lo supe, Cloroformo.
Al despertarme, la cabeza me daba vueltas, no sabía donde estaba; me sentía desconectada. De a poco me fui incorporando: estaba en mi dormitorio. Era de noche y la luz de la luna se filtraba por entre las cortinas. Que hacía en mi cuarto? Donde estaba Joe? Donde estaba mi nana? En ese momento una ya conocida voz me sobresaltó.
-Princesa, otra vez nos vemos-al girar mi cabeza, aquella nena de cabellos dorados me miraba triste, pronto me di cuenta, aquella visión de mi cuarto se desvaneció, estaba en un calabozo.
-Que hago acá? Donde esta Joe? Donde esta mi nana?
-Ellos…han muerto-mi corazón se estrujó y mis ojos se llenaron de lágrimas. Mi vida se vio reducida a polvo y todo lo que me importaba ahora no era nada-estamos de vuelta en el palacio.
-Pero…como que murieron? Los mataron mi madre, Dimitri y Clarissa?
-Princesa, recuerde que estamos en el futuro, usted en realidad duerme bajo el efecto del cloroformo, estamos en un futuro que no es nada prometedor.
-Pero…que ha sucedido con Joe?
-él en estos momentos la tiene en brazos, luego de haber herido a Dimitri…esta llorando por usted, sabe que no pertenecen juntos y muy pronto va a desaparecer de este mundo y va a ser mi compañero…
-QUE? No, por favor!
-Princesa, usted tiene que entender que no todos se van a salvar….tiene que entender que, aunque usted lo ame, nunca van a poder estar juntos…solo en la muerte…
-ESO ES MENTIRA!-le grite. En ese momento aquel ángel me sonrió-porque me sonríes!? Joe no se va a morir y yo tampoco lo haré, estaremos juntos…yo se que me ama!
-eso es lo que tiene que decir…antes que me lo preguntes, el calabozo es solo para graficarle que, si Joe se muere, usted va a estar toda su vida en este lugar.
-No se va a morir, ni el ni nana-Me paré de mi lugar en el momento en el que aquella nena me extendía su mano-no puedes ser mi ángel del futuro…porque me quieres proteger a mí?
-Porque sin ustedes yo no existiría-la miré helada-me encomendaron que vuelva al pasado para ayudar a mis padres a terminar juntos, ustedes son mis padres-dijo sonriente.
-Estoy loca?
-No, es solo un sueño, uno que tienes que recordar para siempre, un sueño que; aunque sea fuera de lo común, va a ser el que te haga recordar que ustedes pertenecen juntos, que nada ni nadie los va a poder separar nunca.
-Te volveré a ver?
-Sí, dentro de unos años-se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla-suerte, mamá-se desvaneció. En ese momento, abrí mis ojos.
Parte XI: “Empty and alone”
-Rebecca!-exclamó alguien a mi lado. Joe. Estaba todo lastimado, su labio inferíor con ahora un profundo corte, su mejilla también y notaba el esfuerzo que hacía para soportar todo mi peso. Me tenía en brazos-por favor, escúchame, necesito que despiertes, te necesitamos…por favor, Rebecca…te amo-al escuchar esas palabras, mi sangre y mi corazón se helaron: Me amaba, Joe me había dicho que me amaba! De a poco fui abriendo mis ojos y enfocando mi vista en aquel hermoso muchacho que me había declarado que me amaba-Rebecca!-dijo abrazándome.
-Joe!-le dije al bajarme de sus brazos. Mire a nuestro alrededor, estábamos en un bosque-donde estamos?
-Te logré sacar de la pelea. Mi padre llegó y se quedó con mi madre, a ellos no les van a hacer nada, pero a mi….ellos saben que..
-Joe, no podías dejarlos ahí, yo soy la que se tiene que ir, no tu, yo soy a la que quieren y ya es hora de que asuma mis responsabili…-pero no pude seguir, sus labios se posaron sobre los míos en un rudo beso. Este era cada vez más fogoso, sus brazos se enredaron en mi cintura y me pegaron más aún a su trabajado torso, mientras mis dedos se enredaron en su sedoso cabello. Sentía como el calor aumentaba, pero nada podía pasar entre ambos y menos en un bosque, por lo que con bastante esfuerzo, lo separé de mí-Joe, no podemos, menos acá.
-Rebecca, no puedes volver, te están buscando…
-Joe, necesito que vuelvas con tu familia, no puedo arruínate así la vida…ya arruiné la mía, no quiero arruinar la tuya…
-Rebecca, te das cuenta de lo que me pides? Después de todo lo que he hecho para escaparme contigo, del esfuerzo de mi madre por mantenerte oculta todos estos días, me pides que te deje ir, que te deje volver…Sos lo mas egoísta que he visto en mi vida-dijo dándome la espalda y empezando a caminar hacia algún punto que solo él conocía-no puedo creer que me haya preocupado por vos, no vales nada…-esto hizo que mi corazón se estrujara y mis ojos se llenaran de lágrimas. No iba a dejar que se fuera de esa manera, no me quedaría con las palabras en mi boca. Me acerqué corriendo hacia él y lo frené, bloqueándole el paso-Quítate!
-Te das cuenta de cómo es todo? Joseph, no es que no te quiera, que no los aprecio, al contrario, los quiero y mucho, pero no puedo destruirles la vida como lo estoy haciendo, tenías razón, me tendría que haber quedado en el palacio rodeada de sirvientes y cumplir con mi obligación de casarme-por mis mejillas caían miles de lágrimas-pero no, me atreví a ser diferente al resto, pero como todo, me salió mal…yo…solo quería por una vez hacer algo por mi cuenta…la libertad, pero me arrepiento de lo que hice, solo condené a la gente que se preocupa por mí-Joe me miraba helado-no te voy a condenar a tener a alguien como yo a tu lado, no te mereces lo que pasó, pero nunca vas a entender mis razones…
-Rebecca, eres egoísta, siempre piensas en todo lo tuyo, y los demás? Haces lo que quieres con todos, con mi madre…la tienes de la nariz como un títere…a mí, nunca mas me vas a tener de esa manera-me miró con asco-simplemente no puedo creer que me haya creído el cuento de que puedes cambiar, una fría sin corazón como tu que va a cambiar? Nada.
-Joseph eres un imbécil! Siempre es lo mismo! Si no hago lo que quieres soy todo eso! No será realmente que el manejador aquí eres tu? Ah!? Nunca te pusiste a pensarlo de esa manera?-le espeté ya fuera de mis casillas-VETE! Vete de mi vista, te quiero lejos!
-Con mucho gusto!-me esquivó para seguir su camino, yo me quede parada viendo como se perdía entre la maleza. No podía creer que todo me saliera de esa manera. Lucy…ella…tenía razón, nosotros no pertenecemos juntos, soy un completo fallo, un desastre y lo peor es que me había confesado que me amaba, solo que no sabe que lo escuché. Me sentía devastada, pero esto no terminaba acá, a lo lejos se escuchó un fuerte trueno, dando anuncio a una fuerte lluvia, la cuál no tardó en llegar. Me senté en una roca, me sentía tan desdichada, sin vida era la palabra. Sentía como si con él se hubiera ido mi corazón, ya no lo sentía en mi pecho me sentía totalmente vacía. No me importaba mojarme, no me importaba si me encontraban, solo me importaba aquel muchacho de 25 años que logró entrar en mi corazón y quedarse en él como nadie lo ha logrado antes. Pronto comencé a escuchar pisadas, esperanzada pensé que era él, pero no, un lastimado Dimitri se acercaba a mí.
-Princesa, deje de escapar! Vamos!-me tomó por el brazo, pero esta vez no luche, me quede quieta, dejando que me lleve al infierno nuevamente. Noté que tomaba un Handy y hablaba por él-ya la encontré, no los maten, déjenlos, esa era la tregua, el muchacho habló-genial, simplemente genial. Joseph me había delatado. Que sería de mí ahora? Nadie, ni siquiera yo, lo sabía.
[…]
Había pasado un mes. Sí, un mes de incertidumbre y castigo: Me había visto obligada a aceptar el trono, Clarissa había sido devuelta a mis tíos y prohibida su entrada, luego de intentar robarse la corona. Simplemente estaba loca. Me sentía más sola que nunca. Había tomado la resolución de hablar con mi padre sobre el tema del casamiento, me parecía innecesario, yo era capaz de gobernar sin un hombre a mi lado. Ya lista, con mi conjunto negro con blusa blanca y tacos negros, me dirigí hacia el estudio de mi padre, quien me esperaba para nuestra charla. Al entrar, estaba leyendo uno de sus libros favoritos: Poems of Edgar Allan Poe.
-Padre?-pregunté en un tono de voz moderado, como él me había enseñado a hablar.
-Si Rebecca, entra-ingresé en el cuarto, para luego de cerrar la puerta tras de mí, sentarme frente suyo, esperando a que abordara el tema de mi cuestionamiento-hija de que querías dialogar?
-Padre, creo que la ley de la princesa y su casamiento a los 21 para ascender al trono debe ser abolida-me miró sin entender-mis fundamentos, son los siguientes: no me parece apropiado que una mujer e case con un hombre sin conocerlo siquiera, sin saber sus gustos, nada; segundo, una relación no se puede basar en la obligación de casarse y dentro de dos años tener hijos como fue con mama y contigo, tu mismo me comentaste de que al principio no la querías y que aprendiste a quererla, pero nunca llegaste al amor,; bueno y tercero, yo quiero llegar al amor, experimentar esa experiencia de que amas y sos correspondido, que esa persona daría la vida por estar a tu lado sin importar que…una persona que realmente me ame…
-Como aquel muchacho…Joseph-dijo asintiendo y esbozando una pequeña sonrisa en su rostro.
-Joseph? Padre…de que hablas?-dije sin entender.
-Hija, tu madre me contó como lo defendiste cuando te fueron a buscar, me dijo como él se las arregló para escaparse contigo…él realmente te ama…solo no entiendo porque te dejó ir…
-Porque nos peleamos-me miró sin entender-padre, nunca me sentí de esta manera cerca de un muchacho, se que somos diferentes en muchos aspectos, pero el me respetó y, aunque me enfrentó muchas veces, fue el único que se supo ganar mi respeto….
-Hija, quiero que entiendas, tu madre quiere seguir con la tradición…
-Ella se quiere vengar porque ella no pudo estar con quién ella quería y me quiere hacer pagar sus cuentas a mí!-me levanté de mi asiento y me acerqué a él-padre, en verdad siento que puedo ser reina, pero no voy a poder ser una buena si a mi lado colocas a un hombre que no amo, nunca podré serlo.
-Crees tener la capacidad para hacerlo sola, sin la opinión de otro?
-Sí, creo, tengo confianza en mí misma-dije esbozando una pequeña sonrisa.
-Ok, esta noche en tu cumpleaños lo decidiremos con tu madre-me dio un beso en la frente-ahora vete a preparar que ya falta poco…
-Gracias!-le di un beso en la mejilla para dirigirme hacia mi cuarto. Esta vez me prepararía una estilista, ya que a nana era imposible pedirle de volver después de cómo mi madre la había tratado. Me sentía vacía y sola, sin la persona que amo a mi lado. Ser reina sería una manera de demostrarle que soy capaz de ser diferente al resto de los reyes, que sola puedo, que soy capaz….solo que mi capacidad no llega hasta confesarle lo mucho que lo amo.
Parte XII: “This is my time”
Aquel vestido rojo me quedaba perfecto, combinaba con mi cabello y mis ojos verdes aún mostraban aquella tristeza que intentaba que no llegara a invadirme por completo, pero sabía que aquel día llegaría en cualquier momento. Hoy era mi cumpleaños número 21. No me sentía como todas las princesas en este día se sienten…mi vida era un completo desastre, me sentía desdichada…aquella persona que tanto quiero nunca más vendrá. Solo me queda rezar porque mi madre no me obligue a casarme con alguno de esos cerdos que había encontrado de pretendientes. Me terminaron de arreglar los últimos retoques al vestido, para dirigirme hacia el salón de baile donde se efectuaría la fiesta. Al entrar, una ola de aplausos me invadió, todas caras sonrientes y mi sonrisa, bastante artificial, era la respuesta a la de ellos. Me encaminé hacia el altar luego de recibir los halagos y saludos de todos. Al ascender a este, mi madre me dio un abrazo, pero bastante retraído, mientras mi padre me dio un caluroso abrazo en felicitación. Pasamos todos a las mesas a cenar. Mientras me deleitaba con una exquisita comida, algo, mejor dicho alguien, llamó mi atención. En una mesa no muy lejana, se encontraba llegando aquella mujer que me había criado, que me había demostrado el amor de una madre el cuál la propia nunca se encargó de brindar. Me iba a levantar de mi lugar, pero una mirada de mi madre en reprobación bastó para que me quedara sentada en mi lugar. Busqué con la mirada a aquel muchacho que había robado mi corazón, pero no estaba, su asiento estaba libre. En mi garganta se formó un nudo al ver que no me había perdonado por mi decisión pero no podía seguir de esta manera, debía avanzar, si el podía continuar con su vida, yo también.
Todos los presentes alababan mi manera de vestirme, mis conjuntos, pero en especial aquel vestido que tenía puesto aquella noche, el cuál había diseñado yo hacía un largo tiempo. Una de las invitadas, la condesa Wilson, se acercó a mí para, luego de saludarme, comenzar a platicarme sobre diferentes temas; hasta arribar aquel que prefería no tocar.
-Princesa, una muchacha tan hermosa como usted no puede seguir sola, recuerdo a la reina a su edad…ella estaba en su cumpleaños nº 21 acompañada del rey…usted es muy diferente a su madre…tal vez es la niñera que no hizo un buen trabajo.
-Nana me crió como a una hija más, mientras mi madre nunca me quiso demostrar un simple cariño-dije parándome de mi asiento-la razón por la que hoy, condesa, no estoy acompañada es porque creo que todo esto de casarse antes de ser reina y a los 21 es una completa muestra de la ignorancia a la hora de escribir las normas-todos en el salón me miraron boquiabiertos. Mi padre esbozó una sonrisa-yo si me caso va a ser porque realmente amo a ese hombre, no porque un simple papel me obliga a estar condenada a un hombre que nunca me va a respetar. Quiero demostrar que soy capaz de gobernar, no necesito la confianza de todos, solo el entendimiento y la mente abierta a un tan deseado cambio y necesitado, por lo menos en este país.
-Rebecca, toma asiento, estas haciendo una completa tonta de ti misma-me dijo mi madre entre dientes.
-No me importa parecer tonta, madre, quiero que se entienda que en esta cena no se va a hablar de la soledad de la princesa, sino que se va a festejar porque cumplió sus 21 años y que está lista para ser reina sin un hombre a su lado-todas las mujeres sentadas a la mesa, me sonrieron y aplaudieron, a excepción de mi madre y todos los hombres sentados a la mesa. Para dar este episodio como tema finalizado, se anunció la hora de pasar a la pista de baile para comenzar con la verdadera fiesta. El primer baile, para mi maldición, era con un hombre, en realidad, era con el prometido. La maldita de mi madre no lo había quitado, solo en castigo por todo lo que le hice pasar en la casa de la familia Jonas. A mí alrededor se hizo un claro, en el cuál no solo pasaba vergüenza, sino que me aguantaba las ganas de llorar, recordando a aquel muchacho que nunca más me perdonara. A mi lado mis padres danzaban, mientras yo me dedicaba a mirar a los invitados hasta encontrarme con la mirada de mi nana, quién tenía los ojos llorosos. Me sonrió, hasta que en un momento sus ojos se dilataron a más no poder. Seguido, sentí que alguien me tocaba con delicadeza mi hombro al descubierto. Al girar, todos mis sentidos colapsaron al verlo. Estaba hermoso, vestido de traje negro con una corbata del mismo color y una camisa blanca. En su rostro se encontraba dibujada aquella sonrisa que tanto me gustaba de él y sus ojos almendrados brillaban como dos luces en la noche. Me hizo una reverencia, la cuál correspondí, para luego tomarme por la cintura con una mano y con la otra tomar mi mano libre, ya que una de mis manos la había posado en su hombro; y así comenzar a deslizarnos por la pista de baile al ritmo de la música. Su perfume embriagador entraba por mis fosas nasales, mientras que mi corazón volvía a latir desbocadamente, luego de tanto tiempo. Nos dedicamos a bailar en silencio, pero solo por unos minutos ya que, finalmente, decidió romper aquella barrera que él mismo había construido entre ambos.
-Luce hermosa, princesa-me dijo sonriente.
-Gracias, tu también, Joseph-dije sin poder evitar sonrojarme. Noté que en su rostro se dibujaba una pequeña sonrisa.
-Princesa, debo decirle algo, ya que usted al ser futura reina me puede ayudar con mi problema-lo miré sin entender.
-Dime que es, tal vez pueda ayudarte…-no pude terminar la oración que mi madre me separó de él, mientras notaba la mirada de cariño de la Condesa Wilson (me olvidé de mencionar, ella es mi abuela). Me solté del agarre de mi madre, mientras a Joseph lo tomaban por los brazos los guardias de seguridad-NO!-exclamé, la música dejó de sonar y toda la habitación quedo en silencio.
-Joseph te lo advertimos, te acercabas nuevamente a ella y acabarías en el calabozo por un largo tiempo…-me acerqué a él, vi en las caras de los presentes la sorpresa, pero no me importaba, solo quería que lo soltaran. Denise y su esposo se habían acercado a los guardias y pedían que lo soltaran a su único hijo-lo siento, pero sabía las consecuencias y al parecer no le importó…llévenselo-sin importarme nada, me acerque a Joe y lo abrasé, note que me devolvía el abrazo con cierta dificultad ya que lo tenían agarrado por los brazos.
-Dimitri suéltalo-le ordené. El interpelado lo soltó y Joseph pudo devolverme el abrazo cómodamente. Me sentía tan a gusto en sus brazos, pero nada es como quiero ni siquiera un simple abrazo. Mi madre me separó de él, para ordenar que lo detuvieran y se lo llevaran. Antes de poder reaccionar, Joseph habló.
-ESPERE!-mi madre lo miró-por lo menos déjeme decirle a la princesa lo que le estaba diciendo.
-Si no queda otra…-dijo resignada mi madre. Yo fijé mi vista en el muchacho.
-Princesa, necesito que me ayude con mi problema, se que usted es la única que me puede ayudar.
-Dime, entonces, Joseph…
-Princesa, estoy enamorado de la futura reina-todos en la habitación contuvieron la respiración y mi corazón comenzó a latir cada vez mas fuerte-se que no debería sentir esto, pero luego de conocerla como la conocí, no puedo evitar sentir esto cada vez que la veo a mi lado; o aunque sea en una foto. Intenté negarlo, pero me fue imposible, no puedo evitar sentir algo; si me sigo mintiendo sería lastimar a mi corazón-mis ojos estaban llenos de lágrimas-realmente amo a esa chica y no puedo dejar de pensar en ella y de censurarme por mi actitud con ella en el bosque; no lo merecía y yo a ella no la merezco…ni siquiera se lo que siente por mi….-con el corazón saliendo ya por entre mis costillas, me acerqué de a poco a él, solo para escuchar la voz de mi madre herir y humillar aún más a la familia de Joseph.
-Cada vez que este muchacho aparece lo único que sabe hacer es ofender a nuestras costumbres, nuestras leyes, a su vez, hace que otros frágiles, como mi hija aquí presente, lo sigan y se vean envueltos en sus redes sin poder salir de ellas-se acercó a él, mientras Denise y su esposo me miraban a mí. Yo estaba helada en mi lugar, aún no caía que Joe me correspondiera-ahora te vas a ir hacia la cárcel donde hace rato perteneces y no vas a mencionar nunca más esas estupideces de que la amas a la futura reina, porque la muerte será tu castigo…
-Alice!-exclamó mi padre. Todos los presentes, incluida yo, fijamos nuestra vista en él-creo que es hora de que Rebecca decida que debemos hacer con el muchacho, después de todo, ella va a ser reina dentro de muy poco tiempo…
-Peter, ya sabemos lo que va a hacer…es ridícula en todos los sentidos.
-Madre, estás haciendo un escándalo enfrente de todos los invitados, la ridícula aquí eres tu, no yo…
-Hija, que quieres hacer?-me preguntó mi padre esbozando una sonrisa. Mi vista se posó en mi nana que me miraba fijo…esperaba lo peor…Me acerque a Joe, quién había caído de rodillas al suelo, me arrodillé con cuidado frente de él y tomé su rostro entre mis manos; haciendo que me mirara.
-Joe, no vas a ir a la cárcel, no lo mereces; a parte, nadie va a la cárcel por enamorarse de alguien-miré a Dimitri, quién lo soltó y le quito las esposas de sus muñecas-Joe…
-Gracias princesa-dijo esbozando una pequeña sonrisa, mientras me ofrecía su mano para parame nuevamente. Denise y su esposo se acercaron corriendo hacia su hijo para abrazarlo. Entre los sollozos de nana, escuché una pequeña frase:
-Joseph, te dije que sería peligroso venir y no solo hiciste eso, sino que te declaraste!
-Madre, estoy bien, debía hacerlo, merecía la oportunidad-dijo esbozando una torcida sonrisa.
-Hijo, vamos a casa…este no es nuestro lugar, y lo sabes…
-Ok-Joe me dedicó una triste mirada de despedida, y se retiró junto a sus padres del salón. Yo sentía mi mundo caer, no podía evitar que aquellas lágrimas cayeran por mis mejillas, ni podía evitar aquella soledad y vacío en mi pecho. Miré hacia mi padre, quién se acercó a mí y me dijo.
-Rebecca que haces parada ahí?-lo miré sin entender-debes proseguir con tu deber…
-Proseguir? Padre, de que hablas?-le dije ya sin comprender su punto de vista.
-VETE!-exclamó. Sin pensarlo dos veces, sin importarme estar con aquel vestido diseñado para la ocasión. Me dirigí corriendo con los molestos tacos hacia la salida. No podía perderlo, debía alcanzarlo.
Parte XIII: “Make a difference”
Corría todo lo que mis pies me daban, tomé un pequeño atajo y logré dilucidar a mi nana y Joe, seguramente esperando con el Sr. Jonas llegue con el vehículo. No iba a dejar que se fuera sin saber nada, me acerqué a ellos, pero al escucharlos hablar, no pude interrumpir, realmente necesitaba saber la respuesta a la pregunta formulada por nana.
-Joseph, todo lo que le dijiste a Beck dentro era cierto?
-Sí, madre, estoy enamorado de ella….no se como sucedió, pero sucedió y realmente la amo.
-Pero cuando…?
-Creo que desde que la vi en el lago…desde ese momento me demostró que era diferente a lo que yo pensaba….igual ya no queda nada, ella no siente lo mismo…la van a obligar a casarse con otro…
-JOE!-grité con todas mis fuerzas y me acerqué corriendo hacia él. Estaba llegando frente a él, cuando me tropecé con el desparejo suelo y mi vestido, de no haber sido que estaba a unos centímetros de él, me habría estampado contra el suelo de piedra. Noté que me alzaba entre sus brazos, quedando nuestros rostros a muy pocos centímetros de distancia.
-Princesa, que hace aquí? Debería estar en la fiesta…-antes de que continuara, posé mis labios sobre los suyos, dándole un apasionado beso, el cuál él no tardo en seguir. Era consiente de que nana estaba presente, pero no podía evitar sentir esta pasión por él. Lo amaba más que a nada en el mundo, quería estar toda mi vida a su lado. Desde aquel beso fuimos inseparables.
[…]
Ya hacía un mes que estaba ensayando para la coronación, mañana sería el gran día. Mis nervios eran notorios, mis padres me darían el trono a mí, para ocupar su cargo finalmente. Luego de ensayar por enésima vez la entrada, vi como mi novio de hace ya dos meses ingresaba en la habitación. En mi rostro se dibujó una imborrable sonrisa, la cuál me acompaña desde que salgo con él. Se acercó a mí para luego de hacerme una reverencia acercarse y besarme como solo él lo sabe hacer. Me sentía volar cada vez que lo tenía a mi lado, cada vez que sus carnosos labios rozaban los míos.
-Beck, te debo hacer una pregunta?
-Si, que sucede? Es por el atuendo?-ya que me encontraba en joggings algo muy extraño en mí-recién me despierto-comenté divertida. Ayer había sido una de las mejores noches a su lado, no solo por lo que había sucedido, sino porque nos habíamos amado siendo uno solo; abriendo nuestros corazones hacia el otro.
-No…no es eso-noté que me soltaba y todos los presentes (mucamas, mis padres y mi nana) posaban su vista en nosotros. Joseph se había arrodilladlo-Rebecca Jones, futura reina, me haría el placer de permitirme amarla para siempre, de compartir nuestras vidas…se casaría conmigo?-mis ojos se inundaron de lágrimas, no podía creer que luego de tan solo dos meses se quisiera casar conmigo. Mi madre, quién aún no aceptaba que yo saliera con Joe, se acercó pero Denise y mi padre se acercaron tras ella-que dices?-me preguntó esbozando una sonrisa de esas que tanto me gustan.
-No estarás haciendo todo esto por el trono, no?-le espetó mi madre. Yo miré hacia el techo. Es que solo se empeña a arruinar los momentos perfectamente románticos?
-Quiero que esto quede claro-le dijo secamente-yo no quiero ser rey, quiero que ella ejerza su puesto, tengo plena confianza en ella, pero no quiero gobernar, no hago esto por política, lo hago porque la amo y quiero pasar el resto de mi vida junto a ella.
-Sí-dije, interrumpiendo aquella pelea y dándole un fin. Los ojos de mi madre se dilataron, mientras que los de nana se llenaron de lágrimas, mi padre sonreía y Joe me miraba helado-Sí Joe, me quiero casar contigo-lo abracé sonriendo y me colocó en mi dedo anular el anillo de compromiso; tan hermoso y sencillo como a mi me gustan.
La boda llevó dos meses prepararla, para ese entonces ya era reina. Nadie en mi familia podía creer que me quisiera casar con Joseph, claro, menos mi padre, quién destilaba felicidad. Desde que lo conoce a Joe, siempre dijo que es un gran muchacho y que no puede estar más orgulloso de tenerlo como futuro yerno. Me estaba terminando de preparar, mi vestido blanco sencillo al lado del de mi madre, me quedaba perfecto, ajustado al cuerpo, mientras que mi rojizo cabello se encontraba peinado con unas leves hondas de manera que la pequeña corona quedara bien y no fuera ostentosa. Al escuchar el comienzo de la música, tomé el brazo de mi padre sonriente, esperando a que llegue la hora de caminar por el altar.
A la hora de dar el sí, no lo dude en aceptar, Joseph sería por siempre el hombre a quién iba a amar.
[…]
-Sra. Jonas, ya tenemos los resultados-me dijo el médico sonriente mientras se sentaba tras el escritorio. Mi marido me tomó fuertemente de la mano, entrelazando nuestros dedos.
-Y? Como salió todo?-preguntó ansioso.
-Todo esta perfecto, nada fuera de lo común, sin embargo hay algo que debo preguntarles…
-Sí doctor?-pregunté
-Están preparados para esto? Porque no es lo mismo que gobernar, si me permite decirle…
-sí, lo se, pero realmente queremos esto-le dije sonriente.
-Bueno, tengo que informarles que es una nena-Joe me sonrió, sabía lo que esto significaba. Lucy vendría a este mundo. Mi ángel del futuro estaba ahora creciendo y desenrollándose en mi vientre…mí bebe; perdón, nuestro bebe, me corrigió más tarde mi esposo. Nuestras familias están felices de la noticia, mi madre ya no hace más desplantes, aún le cuesta entender que yo amo a Joe y que él me ama por como soy y no por la política, pero en algún momento lo hará. Denise y su esposo ya están de vuelta en su casa, arreglada a nuevo, ya que la corona se encargó de pagar todo los gastos que la incursión de mi madre provocó. De a poco todo fue mejorando. Brandon y Clarissa, encontraron que tenían en común la maldad, lo cuál más tarde los unió finalmente. Nana volvió al castillo, pero esta vez esta en un puesto más alto. No va a criar más niños, ya tuvo suficiente con Joseph y conmigo. Voy a marcar la diferencia, a Lucy la voy a criar yo, cometeré errores, pero esos errores van a ser de madre primeriza y no de una madre que nunca se preocupó por su hija. Quiero romper aquella fría relación entre madres e hijos.
La vida puede ser, a comienzos no prometedora, pero siempre hay alguien que va a hacer que esta de un giro, que nos va a iluminar el camino a seguir; aunque este esté repleto de espinosos malezales, nos va a proteger y acompañar en las buenas y en las malas. Tal vez de la manera que menos nos imaginamos encontramos a aquella persona que nos amará para la eternidad, en mi caso fue desde aquel hermoso beso que nos dimos a comienzos sin saber que era él; aquel enmascarado, resultando ser Joseph. Todo comenzó desde que me besó.
Viviremos felices para siempre..? No lo sé, para siempre es mucho tiempo. Lo más importante en nuestras vidas está con nosotros y al final logramos tener un futuro mejor de aquel que en un tiempo me habían predicho. El ángel de nuestro amor y la luz de nuestras vidas, Lucy.
The End