La vida nos puede dar ciertas alegrías que el ser humano debe aprender a valorar: un logro, el nacimiento de un nuevo miembro familiar, reuniones con amigos, un momento de placer, todas estas situaciones que presentan una sonrisa en las caras de aquellos que lo experimentan, aquellas personas que son dignas merecedoras de ello.
Nos podemos sentir abrumados, superados, ya sin ganas de seguir luchando; queremos dejarlo todo, cuando solo se requiere un último esfuerzo para lograrlo.
En buenos y en malos momentos debemos recordar que sonreír es lo más importante, es la llave a aquella puerta que contiene aquello que más anhelamos, sonreír significa, entonces, “ponerle buena cara al mal tiempo”.
Frente a todo lo malo debemos recordar que poseemos esa fuerza necesaria para seguir adelante; seguir avanzando: Avanzar, la vida continúa y debemos seguir adelante para no desperdiciar un solo minuto de ella, ya que cada minuto que perdemos no lo recuperamos. Una vida no es algo que viene con reembolso, como un producto que si no nos da resultado lo devolvemos y nos reembolsan el dinero gastado. La vida es algo único, y depende de nosotros como la enfoquemos.
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